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Venezuela apuesta por el cambio

Boris Muñoz para Noticias Yahoo!

Las jornadas electorales en Venezuela suelen transcurrir los domingos, que son generalmente días tranquilos, familiares y silenciosos. El día pasa sin novedades importantes hasta las horas de la tarde cuando el nerviosismo y las reacciones abruptas toman la escena. Y éste domingo, con su cielo alto y despejado de diciembre, no fue la excepción. Poco después de las cuatro de la tarde, Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), anunció que retiraba la acreditación de acompañantes internacionales de los expresidentes latinoamericanos Jorge Quiroga (Bolivia), Andrés Pastrana (Colombia) y Luis Alberto Lacalle (Uruguay), por unas declaraciones de Quiroga denunciando el ventajismo gubernamental. Pero antes de que eso pasara, lo que realmente pasaba es que la gente estaba votando. Y resultó que estaba votando arrolladora e históricamente por la oposición. Según el resultado oficial del CNE la unidad opositora conseguió 112 escaños en el Parlamento frente a 51 del chavismo.

Pero esto no era obvio al iniciarse el día. A la diez de la mañana la Plaza Altamira, corazón simbólico de la oposición, seguía vacía. Los vagones del metro en ambas direcciones estaban también inusitadamente despejados, incluso para ser domingo. Se podía distinguir fácilmente entre los viajeros quienes a esa hora habían ejercido ya su voto y quienes no.

El dedo meñique de David Martín, un trabajador de 34 años, estaba manchado de tinta violeta, una señal inequívoca de que ya había votado. Martín se había levantado muy temprano para ir a su centro de votación en La Dolorita, un sector de bajos recursos de Petare, una de las barriadas populares más grandes de América Latina. Había hecho una hora de fila para depositar su voto. “Había más gente que quería votar que en otras oportunidades”. Antes de bajar hizo un gesto con el dedo y dijo: “Abajo y a la izquierda, la de la manito”, en clara contraseña de que había votado por la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática, organización que agrupa a los partidos de la oposición venezolana.

Plaza Altamira, al este de Caracas, Venezuela. FOTO: Verónica Aponte
Plaza Altamira, al este de Caracas, Venezuela. FOTO: Verónica Aponte

En el vagón viajaban jóvenes parejas que iban a ejercer su voto, como Elvis Pérez y Simney Uzcátegui, para quienes lo más importante era que los comicios se convirtieran en una oportunidad para reconciliar a una sociedad dividida y alcanzar la paz. Pérez dijo que se debían respetar los resultados y que había muchas cosas que mejorar en la economía y la política, pero siempre que se garantizaran los avances logrados por Chávez en educación, alimentación y salud. Su esposa no esperó para contrapuntear: Sí, hay que garantizar la educación, pero sin ideologización; la salud, pero con insumos; la alimentación, pero sin colas (filas)”.

Elvis Pérez y Simney Uzcátegui en el metro de Caracas. FOTO: Verónica Aponte
Elvis Pérez y Simney Uzcátegui en el metro de Caracas. FOTO: Verónica Aponte

En la Plaza Bolívar del centro de Caracas, considerada el centro medular de la nación, había hombres que comentaban las incidencias de la jornada electoral. José Figueroa dijo que votó por el oficialismo porque Chávez le había dado una casa a él, y otra a su madre, pero que él no creía en los políticos. Otro chavista que prefirió no dar su nombre, dijo que votaba por el Partido Socialista Unido de Venezuela, porque era leal a lo que la revolución le había dado.

José Figueroa y un señor que no quiso dar su nombre votaron por el PSUV. FOTO: Verónica Aponte
José Figueroa y un señor que no quiso dar su nombre votaron por el PSUV. FOTO: Verónica Aponte

Sin embargo, la adhesión al oficialismo no sería la nota dominante del día. Como en todas las elecciones desde que alcanzó la mayoría de edad, la odontóloga Lilia García de 59 años, fue al Instituto Universitario del Centro a ejercer su derecho al voto. Pero luego de votar, no se fue, sino que se quedó hablando con sus antiguos vecinos de las esquina Monroy a Misericordia, donde transcurrieron sus primeros años. García, no dudó un minuto para decir que había votado para que volviera el pasado. Como si al ver hacia el fondo de la avenida Universidad se transportara a tiempos más felices, dijo que durante las navidades de su infancia solía patinar por esa calle con sus amigos.

La odontóloga Lilia García. FOTO: Verónica Aponte
La odontóloga Lilia García. FOTO: Verónica Aponte

“Quiero que los venezolanos volvamos al país en el que tenías una niñez segura en la que se podía ir a cualquier lugar sin temor a un tiroteo, donde los jóvenes podían ir a una discoteca sin el temor a no volver a su casa por un atraco o un secuestro. Hoy es difícil creer que si estudiabas tenías un futuro: podías trabajar, comprar un carro y llegar a tener una casa. Hoy mi hijo me dice que lo engañé porque siempre le dije que si estudiaba y se esforzaba, él podía lograr lo mismo y en el presente eso es falso”, dijo con tristeza.

Con palabras e imágenes diferentes, otros venezolanos de clase media y media baja expresaban deseos parecidos. La inseguridad es para los venezolanos la epidemia que está atacando con más fuerza la posibilidad una supervivencia decente. “Hay muchas cosas que arreglar”, dijo Miguel Samsano, un profesional de 33 años. “La economía es importante, pero lo principal es la inseguridad porque es lo que está matando más gente”.

Liceo Andrés Bello de Caracas. FOTO: Verónica Aponte
Liceo Andrés Bello de Caracas. FOTO: Verónica Aponte

A mediodía, el Liceo Andrés Bello, el centro de votación más grande de Venezuela con 13 mil 500 electores, se encontraba funcionando con normalidad. Jorge Uzcátegui, un ingeniero eléctrico que trabaja para la Policía Técnica, afirmó sin rodeos que en estas elecciones muchos chavistas como él “van a saltar la talanquera”, expresión usada en Venezuela para expresar el cambio al bando contrario. “Con su locura y todo, con Chávez las cosas andaban, pero ahora el dinero no alcanza. El gobierno cree que somos tontos para creernos el cuento de la guerra económica y que si la oposición llega a la Asamblea Nacional nos va a quitar las casas y las pensiones. Eso es falso.”

A las dos de la tarde el alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz, llegó a votar en el Instituto San Lucas de El Llanito, en el otro extremo de la ciudad. Una multitud lo ovacionó a medida que se abría paso. En entrevista exclusiva para Noticias Yahoo!, Ocariz señaló que el mayor reto para el nuevo cuerpo legislativo venezolano sería recuperar la institucionalidad de los poderes públicos y, en particular, la autonomía frente al poder Ejecutivo.

El alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz. FOTO: Verónica Aponte
El alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz. FOTO: Verónica Aponte

 

Al mismo tiempo, al ejercer su voto, el presidente Nicolás Maduro declaraba que la tarea primordial de la nueva Asamblea Nacional sería recuperar la economía atacando la guerra económica. Henrique Capriles Radonski fue a votar a las tres de la tarde seguido por un enjambre de micrófonos, teléfonos y cámaras y dijo que el resultado electoral sería una derrota para quienes apostaban por soluciones extremas.

El presidente Nicolás Maduro hace la señal de la victoria al llegar a votar acompañado del embajador venezolano en las Naciones Unidas, Rafael Ramírez, durante los comicios para elegir una nueva Asamblea Nacional. Caracas, domingo 06 de diciembre de 2015. Según las encuestas de intención de voto, la oposición aventaja por 30 puntos al oficialismo. (AP foto/Alejandro Cegarra)

Tanto la oposición como el oficialismo llamaron a sus partidarios a darle un último envión al voto. Aunque según la Ley Electoral venezolana, los centros de votación deben cerrar a las seis de la tarde, como es costumbre el CNE extendió la apertura hasta que no hubiesen más votantes en las filas. La respuesta de la autoridad electoral parecía complacer el deseo del actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien bramó contra los expresidentes y dijo que los centros electorales estarían abiertos “hasta la hora que sea”. Como es costumbre también esto dio paso a acalorados intercambios a través de las redes sociales.

El líder de la oposición venezolana, Henrique Capriles (D), habla con correligionarios antes de votar en las elecciones legislativas, en Caracas, el 6 de diciembre de 2015. (AFP | LUIS ROBAYO)
El líder de la oposición venezolana, Henrique Capriles (D), habla con correligionarios antes de votar en las elecciones legislativas, en Caracas, el 6 de diciembre de 2015. (AFP | LUIS ROBAYO)

Mientras tanto, los voceros del gobierno hicieron uso de su amplio control sobre la televisión para transmitir programas críticos contra la oposición.

A las 8 de la noche, muchas mesas a lo largo y ancho de Venezuela seguían abiertas. En algunas, como es el caso del Liceo Andrés Bello, se reportó que los vecinos, actuando como observadores oficiosos del proceso electoral, presionaron a las Fuerzas Armadas Nacionales para que cerraran las mesas. Poco después, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, dijo que se habían reportado 36 irregularidades electorales de las cuáles siete habían sido delitos electorales y había arrojado siete detenidos. A propósito de irregularidades, en la población de Tovar, en el estado Mérida, la población se reportó que un grupo de personas tenían una máquina para falsificar cédulas de identidad.

A esa misma hora, teléfonos, Apps de mensajería y redes sociales ardían con proyecciones de triunfo para la oposición. Como si se tratará de un universo paralelo, por las redes oficialistas también se daba ganador al chavismo por un estrecho margen. No era la primera vez que las proyecciones más favorables a la oposición se daban vuelta de modo casi paradójico. De hecho, ese momento de la noche en que cualquier cosa puede pasar y circulan los rumores más descabellados es conocido en Venezuela como la hora loca.

Pero esta vez no fue así, aunque hubo que esperar hasta pasada la medianoche para tener un pronunciamiento oficial del Consejo Nacional Electoral, al final el árbitro confirmó lo que llevaba meses en el aire, aparecía reflejado tanto en las encuestas y era gritado a voces en las calles. El ganador fue la MUD. El cambio, no solo es una derrota sino que modifica por completo el mapa político. Es difícil que Maduro pueda ahora desconocer esos 99 diputados y el pronunciamiento que encierran esos más de 17 millones de votos. Ponen en entredicho no solo su gobierno sino también al Socialismo del siglo XXI en el contexto nacional y latinoamericano. El futuro de Venezuela es aún incierto y 2016 será uno de sus años más difíciles económicamente, pero el país decidió un cambio de rumbo y apostar por un nuevo porvenir. Sin duda es el fin de un ciclo, el fin de la larga hegemonia del chavismo.