En el vecindario de JD Vance abundan las teorías conspirativas sobre los inmigrantes y el voto
LEAVITTSBURG, Ohio — Paul C. Pauley se considera republicano común y corriente, que además cree en una de las teorías conspirativas más perniciosas de la extrema derecha sobre el cruce ilegal de fronteras: que los demócratas están introduciendo ilegalmente a inmigrantes en el país para que voten por su partido.
“No creo que vayan a conseguir ese voto este año”, dijo Pauley, que vende árboles de hoja perenne en una granja familiar cerca de Warren, Ohio. “¿Pero dentro de cuatro años? ¿Dentro de ocho años?”.
El expresidente Donald Trump y su compañero de fórmula, el senador de Ohio JD Vance, están impulsando la idea de movilizar a los partidarios basándose en el miedo a lo que llaman una “invasión” extranjera. Pero los demógrafos y expertos en estudios de población dicen que no hay pruebas para esa afirmación. La idea de que los demócratas de Washington eludan las normas, las autoridades y las infraestructuras fronterizas para permitir la entrada de inmigrantes en el país, ayudarlos a establecerse y luego votar, legalmente o no, resulta incluso fantasiosa.
Los funcionarios electorales, judiciales y policiales que han supervisado los informes de fraude electoral no han encontrado pruebas de fraude generalizado y han dicho que el número de no ciudadanos que han votado de manera indebida es minúsculo. Es un delito que quienes no son ciudadanos intenten votar en las elecciones federales.
Más de una decena de ciudades y pueblos, la mayoría en zonas de mayoría demócrata, permiten a los extranjeros votar en las elecciones locales sin importar su estatus migratorio, lo que, según los dirigentes estatales y locales, está justificado porque los inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país pagan impuestos comparables a los de los ciudadanos y fortalecen sus economías. Muchos inmigrantes esperan años para naturalizarse y no se registran para votar ni votan una vez que tienen la ciudadanía.
Eso no ha impedido que Trump y Vance insistan en esta afirmación en sus apariciones en los medios de comunicación y actos de campaña, alimentando una teoría de la conspiración que es fundamental para la mentira de Trump de que le robaron las últimas elecciones. La utilizan para arremeter contra las políticas fronterizas del gobierno de Biden y tachar a la vicepresidenta Kamala Harris, candidata presidencial demócrata, de “zarina fronteriza” fracasada, tergiversando el papel que desempeñó.
Vance ha hecho de la reivindicación de la conspiración un elemento básico de su discurso y en entrevistas ha llegado a sugerir que los demócratas creen que pueden “reemplazar” a los estadounidenses nacidos en el país, un lenguaje que ha sido utilizado por los autores de varios tiroteos masivos. En recientes mítines en Arizona y Nevada, dijo que Harris daría a todos los inmigrantes en el país ilegalmente el derecho a votar y “destruiría” el poder de decidir de los estadounidenses en su propio país. “Cuando ella dejó entrar a millones de extranjeros ilegales, hizo que nuestras comunidades fueran menos seguras, pero les dio a los demócratas muchos votantes”, señaló el miércoles en Byron Center, Míchigan.
Cuando se le pidió que aportara pruebas de la afirmación de Trump de que los demócratas están trayendo inmigrantes para votar, Karoline Leavitt, secretaria nacional de prensa de la campaña, citó los esfuerzos a nivel local que permiten el voto de los no ciudadanos y añadió: “Los demócratas ni siquiera están tratando de ocultar sus complots para interferir en las elecciones”.
La campaña de Vance declinó hacer comentarios. Ha rechazado las críticas a sus comentarios, diciendo que no tiene nada en contra de los inmigrantes. “Obviamente, estoy casado con una hija de inmigrantes”, dijo el mes pasado en un programa de radio, refiriéndose a su esposa, Usha Vance, cuyos padres son de India.
Un viaje por carretera a través del vecindario de Vance en un tramo del norte de Ohio ofrece una visión de cómo sus afirmaciones sobre el voto inmigrante, amplificadas durante mucho tiempo por los medios de derecha y los aliados de Trump, han calado en una franja de votantes. Incluso cuando los republicanos han tratado de restar importancia a algunas de las voces más extremas que propagan el negacionismo de las elecciones de 2020, la desconfianza en el sistema electoral se ha enconado.
La afirmación de que los demócratas están ayudando a los inmigrantes a entrar ilegalmente en el país con la esperanza de que voten por su partido encontró un amplio apoyo en entrevistas con decenas de votantes en Ohio, uno de los varios estados que han purgado a cientos, si no miles, de personas de las listas de votantes y han aprobado leyes que prohíben votar a los inmigrantes que se encuentran en el país ilegalmente. Desde la región del noreste del estado, antaño próspera productora de acero, hasta las zonas urbanas donde la población latina ha experimentado un auge en los últimos años, la teoría encontró adeptos no solo entre los fervientes partidarios de Trump, sino también entre los independientes de derecha.
Barb Glass, independiente de 55 años, comentó, mientras veía un partido de béisbol de los Mahoning Valley Scrappers con su marido en Niles, que el creciente número de inmigrantes en las ciudades la había hecho sospechar de un complot del gobierno.
“¿Por qué no lo harían?”, aseguró Glass refiriéndose a los demócratas. “Cualquier cosa para favorecer su agenda, que es llegar al cargo y quedarse allí”.
Pauley, en Warren, dijo que no iría tan lejos como Vance al creer que los demócratas querían “reemplazar” a los estadounidenses nacidos en el país. Pero estaba seguro de que el gobierno de Biden no estaba investigando a los inmigrantes admitidos en el país y que las autoridades estaban pasando por alto los cruces ilegales de la frontera.
“Tiene que haber una razón para que dejen entrar a tanta gente”, sugirió.
Trump sacó a relucir el fantasma de los inmigrantes en el país que votan ilegalmente durante su campaña de 2016, cuando las encuestas nacionales lo mostraban en desventaja. Incluso después de ganar, culpó de su pérdida del voto popular a millones de inmigrantes que están en el país ilegalmente, afirmando sin pruebas que habían votado por Hillary Clinton. Una comisión de la Casa Blanca nombrada por él para investigar esta afirmación no encontró pruebas que respaldaran ese dicho.
No obstante, como lo descubrió una investigación del Times en 2020, los miembros de la comisión y los aliados de Trump siguieron promoviendo la idea del fraude electoral en un intento de privar de derechos a los votantes antes de las elecciones de ese año.
Para las elecciones de mitad de mandato de 2022, varios candidatos estaban perpetuando la afirmación. Entre ellos estaba Vance, que avivó su campaña al Senado en Ohio con el respaldo de Trump y un anuncio de televisión que provocó reacciones nacionales por presentar la conspiración.
La mayoría de los votantes republicanos e independientes de derecha de Ohio que dijeron creer en la afirmación sobre los inmigrantes y el voto en las entrevistas comentaron que su preocupación solo había surgido durante el gobierno de Biden. Muchos dijeron que habían oído hablar de esas afirmaciones en medios de comunicación de derecha.
Unos cuantos votantes, en su mayoría mayores de 60 años y blancos de Ohio, expresaron su preocupación por el cambio de fisonomía de sus comunidades y dijeron que creían que los demócratas estaban intentando alterar la demografía del país en su beneficio.
Los cambios demográficos y culturales que se han producido en Ohio en la última década han propiciado la difusión de la teoría de la conspiración.
En el valle de Mahoning, al noreste del estado, donde la producción siderúrgica estuvo en auge, el resentimiento hacia los extranjeros empezó a crecer hace años, cuando los fabricantes cerraron plantas y enviaron puestos de trabajo al extranjero. El sentimiento se vio exacerbado por una crisis nacional de opioides que devastó la zona y fue falsamente achacada a los inmigrantes, lo que ayudó a darle ventaja a Trump en condados indecisos que habían apoyado al expresidente Barack Obama. En otros lugares, alrededor de Toledo y Cleveland, el aumento de la población latina en la última década provocó cambios sobre los cuales Trump y los comentaristas de derecha habían atizado el temor durante años.
Sin embargo, fuera de la cámara de eco de los conservadores y derechistas de Ohio, las afirmaciones sobre los inmigrantes suponen un riesgo para los republicanos. Algunos votantes, en particular los más jóvenes, dijeron que la inmigración no era una de sus principales preocupaciones y que la teoría de la conspiración sonaba falsa. La insinuación de Vance de que los demócratas quieren “reemplazar” a los nativos por inmigrantes irritó a algunos en una región en la que muchos aún tienen antepasados irlandeses, italianos y alemanes.
Desde una grúa en un evento de autos conocido como “carrera de destrucción” en el condado de Medina, Chris Schuler, de 29 años, instalador de tuberías y republicano que piensa votar por Trump debido a sus políticas económicas, dijo que sabía que los estados tienen políticas para evitar el fraude y que los no ciudadanos voten. Pero dijo que podía ver por qué se estaban extendiendo las teorías de conspiración.
“Creo que la forma en que se desarrollaron las últimas elecciones dejó un muy mal sabor de boca en mucha gente y provocó la desconfianza en el sistema de votación”, comentó. “Así que, cuando sacan a relucir acusaciones como esa, es muy fácil conseguir que una masa de gente diga: ‘¿Sabes qué? Un momento, eso podría tener sentido’”.
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