¿Vampiros en La Habana? Repartirán gas con olor a ajo en la capital cubana

En La Habana abundan tanto los mosquitos como las escenas surrealistas, y en 1985 el fallecido dibujante Juan Padrón decidió imaginar la vida de los vampiros bajo el sol abrasador, la música y el desparpajo de la capital cubana.

Ahora, como si lo hubiera recomendado el mítico cazador Van Helsing ante una amenaza vampiresca, las casas habaneras emanarán un olor a ajo cada vez que los residentes enciendan los fogones, aunque no precisamente para ahuyentar a las criaturas hematófagas como relatan las leyendas.

Tampoco para que la gente se deleite con sus memorias del aroma a ajo, quizás ya olvidadas en muchos hogares por la prolongada ausencia del condimento. Más bien, se trata de un “nuevo producto” del Estado cubano, que la población simplemente estará obligada a tolerar hasta adaptarse y asumirlo como parte de su rutina diaria.

Gas con “olor a ajo”

La Empresa de Gas Manufacturado informó a la población que comenzaría a utilizar un nuevo producto a manera de dorizante para la percepción y detección de fugas del combustible.

Su diferencia “más notable” sería “un olor no habitual, similar al del ajo”, explica la nota de la entidad estatal replicada por los medios de prensa oficialista como Cubadebate.

El producto con el peculiar aroma llegó a modo de reemplazo ante “la no disponibilidad del empleado hasta la actualidad”. Su uso comenzará “en la red Playa – Marianao este 19 de junio y el olor se sentirá paulatinamente en la medida de la incorporación a la red; posteriormente se hará extensivo a toda la red Habana, manteniendo los monitoreos y muestreos necesarios para el control”.

“El nuevo producto adquirido fue estudiado y analizado por especialistas que aseguran la calidad del mismo, también avalado por su amplia utilización como Odorizante en Europa y China. No ofrece peligros a la salud y constituye una medida de seguridad para la detección de fugas y en consecuencia evitar accidentes”, afirma la entidad, que pide también disculpas por las molestias que pueda ocasionar el cambio.

Gas sin alimentos ni electricidad

A todas estas, Cuba atraviesa una severa escasez de alimentos y de electricidad que mantiene a las familias con preocupaciones constantes. En abril, una madre lamentaba en declaraciones a la agencia AFP su situación debido a la crisis.

“Lo primero que yo digo cuando me levanto de la cama es qué le voy a dar de comida a mi hijo y cuando me acuesto qué puedo darle para merendar, para su desayuno”, comentaba a AFP la joven madre cubana de 31 años y cuatro meses de embarazo, residente en Nuevo Vedado, un céntrico barrio de La Habana.

Muchos comparan la crisis actual con la vivida por los cubanos en la década de los 90, que el fallecido Fidel Castro nombró “Periodo Especial”.

“Creo que son crisis muy similares. Tampoco puedo decir que es peor porque creo que la economía ahora está más diversificada: hay más opciones que no estaban abiertas en el periodo especial, cuando no había remesas, no había turismo y la economía estaba completamente estatizada”, matizaba en marzo el economista cubano Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana de Cali, entrevistado por BBC.

“Los pensionados y los asalariados del Estado que dependen de un ingreso fijo en pesos cubanos que no se ha ajustado a la inflación... no hay datos oficiales, pero yo creo que ahí las cifras de pobreza son alarmantes”, apuntaba el experto en sus declaraciones a BBC.

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