Vacunatorio Vip. El Posadas, un hospital ligado al peronismo
Hace décadas que en el interior de ese complejo de pabellones de El Palomar que es el Hospital Posadas se libran batallas por poder que terminan por lesionar el esfuerzo cotidiano del personal de ese centro de alta complejidad del oeste del conurbano bonaerense.
“Es un bastión peronista”, definió hoy a LA NACIÓN un referente gremial de la sanidad sobre un hospital que tiene una estructura y un presupuesto tan grandes como complejos. Anteayer, volvió a quedar en el centro de la escena cuando se conoció que allí funcionaba un vacunatorio vip.
Una imagen hace exactamente cinco años de una silla de ruedas incrustada en un resonador del hospital generó tanta conmoción como confusión. El gobierno de Cambiemos, que había asumido hacía pocos meses, investigaba 1500 designaciones durante 2015 en el Posadas, incluidos militantes de la agrupación Nuevo Encuentro.
El desembarco de la agrupación de Martín Sabbatella en el último año del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner había sido una decisión política luego de que el uso de una partida de fórmula infantil contaminada provocara un brote en la sala de recuperación nutricional de recién nacidos, en el que murió por lo menos una beba. La excusa política fue la mala administración de fondos enviados al hospital.
A pocos días de que la entonces presidenta abandonara la Casa Rosada se organizó un acto para la inauguración de la construcción vidriada, más moderna que el edificio original, con consultorios. Ese 25 de noviembre de de 2015, finalmente se concretó el acto postergado por la resistencia gremial interna a causa de la precarización laboral del personal, entre otros reclamos. En ese acto, se gastó más de medio millón de pesos en catering, un recital y 60 ómnibus para el traslado de asistentes desde y hacia distintos puntos del conurbano.
Tras conocerse las imágenes de la silla de ruedas “en la boca del único resonador magnético en el centro de atención pública para la zona oeste del conurbano”, como se comunicó a mediados de febrero de 2016, las autoridades del Posadas denunciaron que, en una semana, también habían dejado de funcionar los ascensores a la vez y se había producido una descarga eléctrica que dañó todas las heladeras del vacunatorio.
“Alguien debió hacer alguna maniobra muy torpe para ponerla a menos de un metro de la entrada del equipo”, dijo, entonces, el director ejecutivo, Alberto Díaz Legaspe, que presentó una denuncia penal por daños contra los bienes que nunca terminó de definir si se había tratado de un sabotaje o el error de un residente, como también relataban en los días posteriores profesionales del hospital.
En los cuatro años de la gestión a cargo de Cambiemos se mantuvieron las jornadas de movilización convocadas por las agrupaciones gremiales internas. La comisión normalizadora designada por el entonces Ministerio de Salud de la Nación anunció que se habían identificado 2035 ingresos solo en 2015 y, la mitad, había ocurrido en los últimos 45 días de la gestión anterior.
En ese momento, el delegado de ATE Morón, dijo a LA NACIÓN ante el conflicto que escalaba por la llegada de telegramas de despido: “Nunca negamos los ingresos para diferentes sectores. Los otros sindicatos también ingresaron gente. Nadie está ajeno a eso”, A la vez que aclaró que se trataba de “hijos de trabajadores del hospital”.
En marzo del año pasado, los gremios anunciaron el comienzo de esas reincorporaciones en acuerdo con el Ministerio de Salud a cargo, entonces, de Ginés González García. Recién empezaban a confirmarse los primeros casos de Covid-19 en el país.
Hoy, a propósito de este nuevo escándalo de la vacunación vip, el director ejecutivo del hospital, Alberto Maceira, expresó: “Lo que está mal se corrige con lo que está bien, sin titubeos ni especulaciones. Este episodio no puede ensuciar ni manchar todo un proceso de vacunación y de esfuerzo colectivo entre el personal de la salud y la población entera”
En sus pabellones trabajan unas 5300 personas; una de cada cuatro tuvo Covid-19.