Víctima por partida doble: le matan a tiros al hijo menor y luego la echan del apartamento

Robin Gore estaba durmiendo en la cama cuando su hijo murió a causa de varios disparos. Cuando llegó hasta donde estaba él, la policía ya había acordonado la zona de su complejo de apartamentos en donde yacía su cuerpo en el suelo, en la oscuridad.

Taborez White, su hijo menor, tenía 19 años.

“No me dejaron acercarme a él”, dijo Gore. “Dijeron que le habían disparado a quemarropa”.

La última vez que lo vio, aquella misma noche del pasado julio, le dijo que se quedara en casa.

“Le dije ‘No salgas, no tienes por qué estar con estos chicos’ ”, dijo Gore. “Él respondió ‘Mamá, no sabes de lo que estás hablando, estaré bien’ “.

“Pero mi hijo se relacionaba con la gente equivocada”.

La policía le dijo a Gore que el caso de Taborez es una investigación abierta. No tienen pistas.

“La policía no me llama, yo le llamo”, dijo. “Lo único que sé es que no fueron drogas”.

Dos días después de que mataran a su hijo, Gore, de 64 años, recibió la notificación de que se rescindiría su contrato de alquiler: tenía que mudarse del complejo de apartamentos de Miami Gardens en donde había vivido durante 20 años.

“Trabajo 12 horas al día. ¿Qué problemas puedo causar?”, dijo Gore, conductora de autobús escolar. “Allí crié a tres hijos”.

La noticia de que tendría que buscar un nuevo lugar en donde vivir agravó su dolor.

“Robin había sufrido una pérdida traumática y, en lugar de mostrar compasión, recibió la notificación de no renovación de su contrato de alquiler por la forma en la que su hijo había sido asesinado, que no fue culpa de la víctima ni de su madre”, dijo Denise Brown, presidenta ejecutiva de RJT Foundation. “Esto ocurre con demasiada frecuencia. Las familias en duelo vuelven a ser traumatizadas por la sociedad”.

Robin Gore en el estacionamiento de su nuevo apartamento en Miami Gardens. Se vio obligada a mudarse del apartamento donde había vivido durante 20 años después de que su hijo muriera por disparos el verano pasado.
Robin Gore en el estacionamiento de su nuevo apartamento en Miami Gardens. Se vio obligada a mudarse del apartamento donde había vivido durante 20 años después de que su hijo muriera por disparos el verano pasado.

Brown nominó a Gore para el Wish Book navideño de Miami Herald, que cuenta las historias de personas necesitadas del sur de la Florida.

Brown y otras dos madres fundaron RJT Foundation en 2012 después de que sus tres hijos fueran asesinados. Bautizaron la organización en memoria de los tres jóvenes, que eran amigos: Roman Edwin Bradley, JaQuevin De’ Nahjee Myles y Trevin D’Shawn Reddick.

RJT, también conocida como Restore Joy and Trust, ofrece sesiones de apoyo al duelo, talleres de recuperación, paquetes de ayuda y becas. El programa Reading Warrior mejora las habilidades lectoras de los niños con instrucción, clases de arte y excursiones y el programa Etiquette Glows enseña a las niñas de 10 a 16 años a tener confianza y seguridad en sí mismas.

“Ayudamos a las familias afectadas por una violencia sin sentido”, dijo Brown.

Gore dijo que Brown intervino para ayudarla cuando más lo necesitaba y “siempre llama para saber cómo estoy y hablar conmigo”.

Gore y su hija de 21 años Jaquandra White se mudaron a un efficiency en Miami Gardens. Jaquandra trabaja en Winn-Dixie. La mayor de Gore, Shatara Lee, de 31 años, vive en Atlanta. Taborez había abandonado Norland High School, pero acababa de obtener su GED y estaba interesado en una carrera en animación por computadora.

“Era muy inteligente”, dijo Gore. “Podía sentarse a hacer un examen sin estudiar y sacar una nota sobresaliente”.

Gore adoptó a sus tres hijos cuando su madre biológica no pudo seguir cuidando de ellos por su adicción a las drogas.

“Son los nietos de mi hermano”, dijo. “Me necesitaban”.

Gore ha sido madre de muchos durante sus 36 años como conductora de autobús para las escuelas públicas del Condado Miami-Dade. Actualmente conduce la ruta 2223, que incluye Andover Middle School y Carol City High. Durante 36 años se ha levantado a las 4 a.m.

“Conseguí el trabajo porque me daría tiempo para estar con mis hijos durante las vacaciones”, dijo. “Tengo muchos niños que me recuerdan, que se me acercan para decirme ‘Hola, señora Gore, estuve en su autobús’”.

A menudo lleva a alumnos con necesidades especiales o que están aprendiendo a hablar inglés.

“No son tan maleducados como los niños normales”, dijo. “Con los años, el comportamiento de los niños ha empeorado: son irrespetuosos y dicen muchas palabrotas. Nunca ves a los padres y, cuando tienes que amonestar a un niño, los padres ponen excusas y dicen que su hijo nunca haría eso”.

“Intento mostrarles a todos un poco de cariño”.

Estas fiestas, Gore y su hija necesitan muebles para su pequeño apartamento: un mueble para la televisión, dos cómodas y dos mesas auxiliares; también les vendría bien un juego de ollas y sartenes y Gore se sentiría aliviada si pudiera arreglar los frenos de su auto.

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