La unificación de las víctimas

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El 21 de marzo un grupo de familias de personas desaparecidas convocaron a rueda de prensa en la Glorieta de las Personas Desaparecidas en CDMX para proponer una “Jornada Nacional de Búsqueda Humanitaria”, que se llevó a cabo los días 18, 19 y 20 de abril. Este proceso inició con 50 colectivos y ahora está conformado por más de 250 en todo el país, y ahora se ha establecido como un Proceso de Unificación Nacional de Familias Buscadoras.

Si bien las familias han agradecido a las organizaciones locales, nacionales e internacionales su apoyo y acompañamiento, han marcado su autonomía e independencia incluso de las organizaciones que litigan sus casos y fortalecen su lucha. “Las familias son las protagonistas” del proceso, así lo han dicho.

Este proceso tiene un parteaguas importante: La Megamarcha de la Dignidad Nacional, Madres buscando a sus hijas e hijas, verdad y justicia. Esta marcha se realiza desde 2010, convocada desde entonces por las madres de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUUNDEC), que comenzaron a marchar ese día, resignificando el estereotipo de la maternidad, politizándolo a partir de la vivencia de las víctimas indirectas de la desaparición.

En la marcha se esperan familias de Aguascalientes, Zacatecas, BCN, BCS, Jalisco, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila, Durango, Colima, Querétaro, Sonora, Yucatán, Guanajuato, entre otras tantas entidades federativas. Yo calculo al menos 100 mil personas.

¿Qué es la unificación?

Desde mi punto de vista, este proceso se parece a los procesos del feminismo comunitario. Recordemos que la boliviana Julieta Paredes plantea que la apuesta de dicho movimiento “es repensarnos como mujeres y como comunidad, proyectar un mundo que celebre el cuidado de la vida, lo que implica superar los esquemas de la competencia y la individualidad” (tan en boga en los programas políticos neoliberales, dice Julieta).

Las familias lo dicen en sus propias palabras:

  • “Llevamos años de desgaste, las instituciones han gestionado el dolor de las familias y ninguno de los tres distintos gobiernos que hemos vivido han podido dar respuesta a la pregunta: ¿dónde están nuestros familiares?”.

  • “Debemos superar las diferencias e identidades particulares para volver al origen de la lucha, con o sin el Estado”.

  • “Buscar a nuestras hijas, hijos, esposas, esposos, hermanas y hermanos”.

  • “No somos botín político”.

Estas frases toman un sentido especial en el contexto electoral que tanto ha polarizado y dividido a las familias. En un proceso de violencia política continuado en el tiempo, en el que las familias no sólo enfrentan los efectos de la desaparición, sino también de la impunidad y de la revictimización estatal. Aderezado ahora, con el uso político que TODOS los partidos han hecho de su situación de víctimas.

Por ello, este proceso de unificación se parece a la creación del histórico “Frente Nacional contra la Represión” de finales de los 70 que sumó a diversos movimientos que se oponían a la guerra sucia, o al “Movimiento por la Paz y con Justicia y Dignidad”, de Javier Sicilia, que sumó a cientos de familias a nivel nacional en el impulso de la Ley General de Víctimas en 2013

Nos sumamos a la propuesta por la unificación de las familias. No desde la negación de las diferencias, sino desde la politización (no partidización) de sus luchas.

* Raymundo Sandoval (@ray_sandoval) es defensor de derechos humanos.