La Unión Europea busca crear un espacio de cooperación, sin membresía, para otras democracias de la región
PARIS – Dos ceremonias, dos ambientes totalmente diferentes. En la Plaza Roja de Moscú, rodeado únicamente por sus generales e incapaz de reivindicar la victoria en Ucrania, Vladimir Putin celebró hoy el triunfo ruso contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial con un discurso mucho menos triunfalista de lo que preveían los expertos. Al paso de los tanques y los “¡hurras!” de 11.000 soldados —la misma cantidad de hombres que perdió en el terreno desde el 23 de febrero—, el autócrata del Kremlin presentó su invasión como una operación “puramente defensiva”. En Estrasburgo, los europeos celebraron por su parte el Día de la unidad europea con un discurso en favor de la paz, pronunciado por Emmanuel Macron, el presidente pro tempore del bloque.
“Me dirijo a nuestras fuerzas armadas. Hoy como ayer, ustedes luchan por la seguridad de nuestros hijos en el Donbass, por la seguridad de nuestra patria y por su futuro. Es nuestro deber conservar la memoria de aquellos que aplastaron el nazismo. Nos dejaron la vigilancia como herencia y la obligación de hacer todo lo posible para que una guerra mundial no vuelva a producirse”, dijo Putin, mucho menos belicoso que en otras ocasiones.
En un desfile militar que dejó perplejos a muchos expertos, el presidente ruso con un tartán de lana sobre las rodillas para abrigarse del frío, apareció en la Plaza Roja más aislado que nunca. Por primera vez ningún jefe de Estado occidental estaba presente, pero también estuvieron ausentes los dirigentes de las repúblicas exsoviéticas aliadas del Kremlin, incluido su gran vasallo bielorruso, Alexander Lukashenko. Tampoco estuvo en la tribuna su jefe de Estado Mayor, el general Valéry Gerassimov, confirmando así las versiones de que habría sido gravemente herido la semana pasada en el Donbass aunque, para otros, podría ser el signo de una destitución ante la ausencia de resultados militares.
Combativo, Putin se esforzó en trazar el paralelo entre las proezas de los soldados soviéticos durante la Gran Guerra Patriótica de 1941-45 y el conflicto en Ucrania, cuyo nombre no pronunció una sola vez: “Para que no quede espacio en este mundo para los verdugos y los nazis”, dijo, antes de dar la orden de iniciar la parada militar, tradicional demostración de fuerza, siempre grandiosa, aunque sensiblemente inferior a años precedentes —35% menos, según la revista Forbes— debido a las fuerzas rusas enviadas a Ucrania y a las considerables pérdidas en hombres y en material. Tampoco hubo desfile aéreo, anulado, según el Kremlin, por razones meteorológicas, una excusa que no convenció a los especialistas.
“El año pasado el tiempo era aún peor que hoy, donde el sol brilló gran parte de la jornada”, dijo el general Dominique Trinquand.
En todo caso, la anunciada maniobra de ocho Mig-29 SMT que debían formar en el cielo una “Z”, símbolo de la operación militar y del nuevo nacionalismo agresivo ruso, no se produjo.
La letra Z, cosida en las solapas de algunos invitados y de ciertos uniformes, también fue ampliamente utilizada durante el otro tradicional desfile del llamado Regimiento Inmortal, en la tarde. Ese acontecimiento, que se repite desde 2015, reúne a decenas de miles de simples ciudadanos que marchan con los retratos de sus ancestros, veteranos de la Segunda Guerra Mundial o, este año, de la operación en Ucrania. Sumándose a ellos, Vladimir Putin llevó la foto de su padre.
Todo el país está trabajado por ese discurso propagandístico que transforma a Rusia en un país agredido y a Ucrania y sus apoyos occidentales como los herederos del nazismo. La semana pasada, el jefe del Partido Comunista, Guennadi Ziuganov, estimó que “Ucrania y los occidentales ya fueron más lejos que Hitler”. En la televisión de Estado, la politóloga Elena Ponomareva denunció la existencia de “un antisemitismo contra los rusos”.
“Nazismo no es solo antisemitismo: todo lo que es antirruso es nazi”, afirmó.
La misma expresión de patriotismo llegó a las calles de la ciudad mártir de Mariupol, en manos de los rusos, con el despliegue de una inmensa banderola con los colores de San Jorge, símbolo de la victoria del ejército ruso contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial.
Patriotismo contra patriotismo, en una admirable mise-en scène, el presidente ucraniano Volodymyr Zelesnky, calificado de “nazi” por el Kremlin, caminando solo por las calles desiertas de Kiev, envió un mensaje a Putin: “Sobrevivimos a muchas guerras. Todas tuvieron el mismo fin. Nuestra tierra fue aplastada por las balas y los obuses. Pero nunca, ningún enemigo logró echar raíces aquí. Hoy, que conmemoramos la victoria contra el nazismo, luchamos por otra victoria. Será difícil, pero venceremos”, dijo.
El 9 de mayo también es el Día de Europa. Y, como cada año, los 27 países el bloque celebraron hoy la Declaración Schuman de 1950, considerada como el texto fundador de la unidad europea. Mientras el belga Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, visitaba la ciudad estratégica de Odessa (ver aparte), Emmanuel Macron, presidente pro tempore de la Unión Europea pronunció un discurso ante el Parlamento de Estrasburgo, donde insistió en la importancia de perseguir la paz.
“¿Cuál es nuestro objetivo ante la decisión unilateral de Rusia de invadir Ucrania y agredir su pueblo? Hacer cesar esa guerra lo antes posible. Hacer todo lo necesario para que Ucrania pueda resistir y Rusia no consiga ganar. Preservar la paz en el resto del continente europeo y evitar toda escalada”, dijo.
Para sortear los escollos y demoras de una adhesión plena de Ucrania a la UE, el presidente francés propuso la creación de una “comunidad política europea”, un espacio de cooperación sin adhesión. Por otra parte, y aludiendo directamente a la dificultad que suele paralizar el bloque sobre cuestiones de fondo, Macron se declaró a favor de una revisión de los estatutos de la UE, que impone la unanimidad como método de decisión, provocando repetidas parálisis. Ejemplo: el embargo al petróleo ruso, bloqueado por Hungría.
#StandWithUkraine pic.twitter.com/Cx1Nu3DnEH
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) May 9, 2022
Gran amigo de Putin, al frente de un país enclavado, dependiente de la energía fósil rusa, el primer ministro húngaro Viktor Orban rechaza con vehemencia ese embargo.
“La presidenta del la CE, Ursula von der Leyen, violó voluntariamente o no la unidad europea. Yo dije sí a los cinco paquetes previos de sanciones contra Rusia. Pero indicamos con claridad desde el comienzo que el embargo al petróleo era una línea roja que no podemos atravesar”, dijo.
“La unanimidad se ha vuelto imposible”, aseguró hoy por su parte Von der Leyen, antes de partir hacia Budapest a reunirse con Orban.