Un conejo mutante perdido y ratones y peces muertos en masa: negligencia y crueldad en laboratorio universitario
Durante 2018, los laboratorios de investigación en animales de la Universidad de Michigan se habrían convertido, de acuerdo a denuncias recientes, en sitios plagados de errores y horrores de una crueldad estremecedora.
De acuerdo al portal MLive, entre marzo y septiembre de 2018 en laboratorios de esa institución de educación superior se registraron el escape o desaparición de un conejo mutante (al que se le introdujo ADN de modo artificial), la muerte accidental de 11,548 peces cebra por contaminación de cloro en su tanque, el manejo negligente de nueve ratones a los que se les mantuvo por un tiempo excesivo en una investigación sobre tumores y murieron por ello de cáncer y la muerte de sed de otros 53 ratones a los que se les cortó por error el suministro de agua a sus jaulas.
Fue la propia Universidad de Michigan la que identificó esos punzantes problemas y los reportó a la Oficina para el Bienestar de los Animales de Laboratorio (OLAW por sus siglas en inglés), una entidad dependiente de los Institutos Nacionales de Salud, a través de cuatro cartas en las que se abordaron los cuatro casos mencionados. Todos los laboratorios que reciben fondos federales para sus tareas de investigación están legalmente obligados a reportar incidentes en los que se registraron muertes de animales, indicó MLive.
Pero no fue sino hasta que la organización Stop Animal Explotation Now! (SAEN o Alto a la Explotación Animal Ahora) obtuvo esas misivas que las irregularidades mencionadas fueron conocidas públicamente.
De acuerdo a esos reportes citados por MLive, cada uno con una fecha distinta de 2018, los incidentes de negligencia y crueldad contra animales de laboratorio acontecidos en instalaciones de la Universidad de Michigan fueron:
18 de marzo de 2018. Nueve ratones murieron luego de que, inadvertidamente, se les mantuvo más tiempo del necesario en un estudio sobre cáncer gastrointestinal que implicaba producir el desarrollo de tumores en los animales. Al haber pasado demasiado tiempo en esas condiciones, esos ratones desarrollaron tumores de tal magnitud que los animales debieron ser sacrificados.
7 de mayo de 2018. El 2 de abril previo se descubrió que un conejo mutante, que fue criado con ADN introducido artificialmente, había desaparecido del laboratorio. De la información disponible no queda claro si el animal escapó o fue sustraído, ni tampoco se ha precisado la naturaleza del experimento en el que se utilizó a ese conejo. A la fecha del reporte, más de un mes después de la desaparición del roedor mutante y tras realizar una búsqueda, se desconocía la localización del animal.
13 de junio de 2018. Al realizarse la limpieza de una jaula de roedores, trabajadores desconectaron accidentalmente el suministro de agua, lo que provocó que 53 ratones murieran de deshidratación (lo que sugiere que el desperfecto duró cierto tiempo y solo fue identificado después de que se registraron esas muertes).
4 de septiembre de 2019. Agua que fue usada para llenar un tanque con cloro habría sido inadvertidamente bombeada a un tanque destinado a peces, lo que causó que 11,548 peces cebra murieran intoxicados por esa solución química.
En un comunicado, la Universidad de Michigan reconoció y lamentó esos errores e indicó que en todos los casos aplicó en las áreas respectivas medidas correctivas para prevenir incidentes futuros. Y también señaló que considera que la investigación en animales es “un privilegio que requiere continua diligencia y compromiso con los más altos estándares de bienestar animal en todos los aspectos de nuestra investigación y enseñanza”.
Con todo, en una carta reciente, SAEN pidió a la Universidad de Michigan que se realice una investigación independiente sobre esos incidentes, que considera sugieren “problemas sistémicos” en los laboratorios de experimentación animal de esa institución. Los casos señalados, de acuerdo a SEAN, no solo mostrarían la incidencia de accidentes o situaciones imprevistas sino faltas negligentes de vigilancia que indicarían que no se prestaba la debida atención a los animales y que ameritarían sanciones al personal responsable de ello.
Por su parte, la Universidad de Michigan señaló que tras reportar esos casos a OLAW, esa instancia revisó el asunto y determinó que esa institución académica cumplió con los pasos requeridos en relación al reporte de incidentes “aislados” y su corrección.
Las perspectivas de la Universidad de Michigan y de SEAN ciertamente son antagónicas, pues si bien no se habrían vuelto a reportar, al menos en lo que se conoce, otros incidentes, SEAN considera que más indagaciones son necesarias en esos laboratorios. Y en sí SEAN promueve el fin de la experimentación en animales.
Y, aunque suene a broma pero es algo serio, muchos se preguntarán dónde está el conejo mutante que huyó o fue sustraído, cuál era el propósito de su existencia (al parecer era un espécimen transgénico, como se comentó en Motherboard) y cuál fue su destino y el resultado de la investigación por la que fue creado.