Los ucranianos hallan "magia" en medio de la guerra al celebrar el Día de la Música

Rostyslav Averchuk

Leópolis (Ucrania), 22 jun (EFE).- Entre Leópolis y Járkov, de oeste a este, los sonidos de la música llenan las calles ucranianas con motivo del Día Internacional de la Música y con la determinación de preservar cierta normalidad en medio de los ataques rusos y recaudar más fondos para el Ejército y los músicos que combaten en el frente.

"Siento que viene de vosotros tanta energía que si un misil ruso cayera aquí en este momento, simplemente rebotaría sin causar daños", dijo un veterano ucraniano al público que se había congregado en una de las muchas calles medievales de Leópolis para escuchar a su grupo favorito, Pyrig i Batig.

Desde docenas de pequeños escenarios repartidos por la ciudad, grupos y artistas -desde figuras bien conocidas a principiantes- ofrecieron su música y una sensación de alivio a miles de vecinos y de desplazados de otras regiones.

"La música puede servir como refugio en medio del dolor de la guerra", dijo a EFE la arquitecta Tetiana Evseeva.

Mientras sus dos nietos correteaban alegremente al ritmo de los populares temas de un dúo local, recordó cómo la música clásica le ayudó a recuperar cierto sentido de estabilidad tras huir de su hogar en la zona bajo ocupación rusa de Kajovka, en la región de Jersón (sur).

Ausencias y apoyo

Predomina la percepción de que el país está luchando en lo que para muchos es una guerra existencial.

"Con mis raíces familiares en Ucrania, no podía mirar para otro lado ante la injusta invasión rusa", dijo a EFE el músico checo Ernest Voltr, del grupo 92ª Brigada Anti-Punk, en un descanso de su actuación.

El nombre de la banda parafrasea el de la 92ª Brigada ucraniana, para la que los músicos han estado recaudando fondos para adquirir drones y otras armas anti-tanque.

El público también puede contribuir a numerosas campañas de micromecenazgo para apoyar al Ejército o a los músicos en sus filas.

Aunque se trata de la edición más grande del festival desde el inicio de la invasión rusa a gran escala, las ausencias también son notables.

"Muchos de nuestros amigos han muerto en combate. Ha sido más triste de lo que solía ser", explicó Marichka Chickova, una de las coorganizadoras.

"Magia" en medio de la guerra

"Es doloroso ver tan claramente el impacto de la guerra", afirmó Alina Janbabaieva, co-fundadora de la edición de Járkov, que se celebra a pesar de que la ciudad del noreste ucraniano es objetivo constante de los misiles y bombas rusos y de que el frente está a sólo 30 kilómetros.

Muchos músicos no pueden dedicarse a su vocación porque tienen que "hacer la guerra", mientras que otros se han marchado o han fallecido, contó.

Por todo ello, que el festival pueda tener lugar es "todavía más valioso e importante", aunque sólo se celebre en 14 puntos de ciudad y no en 60 como antes de la invasión, señaló.

Al contrario que en años anteriores, el festival está esta vez más descentralizado ya que lo han organizado decenas de propietarios de establecimientos, músicos y figuras públicas y de la cultura.

"Es importante para ellos que la tradición continúe", enfatizó Janbabaieva.

Una actuación tuvo lugar en la calle Antón Derbílov, bautizada así por un músico de Járkov que murió en combate, y su grupo "Alcohol Ukelele" tocó en su honor y en ausencia de su líder, también soldado.

Ya que muchas bombas rusas caen antes de que puedan sonar las alarmas antiáereas, muchos conciertos tuvieron lugar en sótanos empleados como refugios y las decisiones sobre el carácter público de los eventos se tomaron con cautela para evitar que estos se convirtieran en posibles blancos.

"En estas circunstancias, la sensación es de magia de todas formas", destacó Janbabaieva.

Según ella, el festival no trata tanto de música como de la forma en la que la gente quiere ver su ciudad y lo que está dispuesta a hacer para "preservar la vida" en Járkov.

"Se trata de unidad y cooperación, de música y del amor que sentimos a pesar de la guerra", explicó.

"Estos eventos demuestran que Rusia no es capaz de quitarnos la libertad y la voz y hacernos renunciar a la alegría de vivir y de hacer música juntos. Ni en Járkov ni en Leópolis", subrayó. EFE

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