Los ucranianos aceptan las bombas de racimo, pero ¿están ayudando?

Un soldado de la cuadragésima quinta Brigada de Artillería Separada de Ucrania dispara un obús de 155 milímetros, el tipo de arma utilizada para lanzar bombas de racimo, en la provincia de Donetsk en Ucrania, el 12 de marzo de 2023. (Tyler Hicks/The New York Times)
Un soldado de la cuadragésima quinta Brigada de Artillería Separada de Ucrania dispara un obús de 155 milímetros, el tipo de arma utilizada para lanzar bombas de racimo, en la provincia de Donetsk en Ucrania, el 12 de marzo de 2023. (Tyler Hicks/The New York Times)

ROMA — Las imágenes de la retirada de las tropas rusas de un pueblo bajo fuego en Ucrania dejan pocas dudas del impacto de las bombas de racimo. Los soldados huían de una constelación de al menos una decena de explosiones a su alrededor. Un vehículo blindado avanzaba a toda velocidad por una carretera antes de que lo alcanzara una cascada de erupciones simultáneas que salpicaron el terreno circundante.

Las imágenes de la retirada rusa del pueblo austral de Urozhaine, captadas por un dron en agosto y las cuales verificó The New York Times, enfatizan el poder de estas armas. Sin embargo, su uso también apunta a una sombría solución a medias en el conflicto de 18 meses. Al adoptar las bombas de racimo para mantener el avance de la contraofensiva de este verano, Ucrania y Estados Unidos se han expuesto a inquietudes en torno a los derechos humanos por su amenaza a largo plazo para los civiles que sin darse cuenta activan las bombas que no han explotado.

Ahora, dos meses después de que Estados Unidos realizó el envío inicial de las municiones a Ucrania para garantizar que sus tropas no se quedaran sin existencias, tres funcionarios estadounidenses afirmaron que el gobierno del presidente Joe Biden planea enviar más y pronto.

Un funcionario mencionó que las armas eran cruciales para ayudar a Ucrania a mantener el impulso que sus tropas acaban de ganar en el frente sur contra las fuerzas rusas. Los tres funcionarios hablaron bajo la condición de permanecer en el anonimato para describir conversaciones internas.

La decisión que tomó Biden este verano de enviar las municiones a Ucrania, tras las súplicas del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, provocó una condena generalizada e incluso algunos aliados cercanos de Estados Unidos criticaron la maniobra.

Tanto Rusia como Ucrania utilizaron las minibombas durante la guerra mucho antes de que llegara el cargamento estadounidense a mediados de julio, pero con una distinción crucial. Rusia las ha utilizado contra un país que ha invadido, donde sus fuerzas no han dudado en sembrar una destrucción indiscriminada, mientras que Ucrania las ha usado en su propio territorio, con lo cual el costo ha caído sobre su propio pueblo.

Bombas de racimo rusas usadas en Nicolaiev, Ucrania, 18 de septiembre de 2022. (Jim Huylebroek/The New York Times)
Bombas de racimo rusas usadas en Nicolaiev, Ucrania, 18 de septiembre de 2022. (Jim Huylebroek/The New York Times)

Más de cien países han prohibido las bombas de racimo debido a sus efectos devastadores, a veces años después, en niños y otros civiles que por error desacomodan y detonan las municiones que no han estallado.

Algunos soldados ucranianos señalaron que las bombas de racimo que suministró Estados Unidos han sido una incorporación poderosa a la gran cantidad de armas que Occidente ha enviado para la contraofensiva y un sustituto necesario para las reservas menguantes de sus proyectiles de artillería de 155 milímetros.

“Son supereficientes”, opinó un marino ucraniano que participó en el exitoso combate por Urozhaine y quien se identificó tan solo como Serhiy. “Cuando nuestros chicos ven cómo las usamos contra el enemigo, se les dispara el ánimo”.

No obstante, otros soldados ucranianos son más moderados y afirman que las bombas de racimo se utilizan principalmente en situaciones en las que la infantería enemiga está expuesta y que en gran parte son ineficaces contra las posiciones atrincheradas rusas—línea tras línea de trincheras y búnkeres— que son el principal obstáculo de la contraofensiva.

Según los expertos, debido a que las reservas de otras municiones que donan los Estados de la OTAN se están agotando de manera alarmante y que los fabricantes de armas de Estados Unidos y Europa son incapaces de mantener el ritmo, las bombas de racimo pueden ser uno de los pocos medios disponibles para reabastecer el suministro de Ucrania.

Se espera que la voraz demanda de municiones de Ucrania aumente a medida que algunas unidades dependan cada vez más de la artillería pesada a fin de preparar el terreno para los avances de la infantería, en vez de la guerra de armas combinadas al estilo de la OTAN que a las unidades ucranianas les ha costado dominar.

Las autoridades estadounidenses estimaron que hace poco las fuerzas ucranianas disparaban hasta 8000 proyectiles de artillería al día, incluidas cientos de bombas de racimo.

En conjunto, eso podría provocar que las bombas de racimo se conviertan en lo que George Barros, del Instituto para el Estudio de la Guerra, un laboratorio de ideas con sede en Washington, predijo como un posible “elemento permanente dentro del arsenal ucraniano”.

Esto es especialmente preocupante para quienes se oponen al envío de bombas de racimo a Ucrania, independientemente de quién las utilice o cómo lo haga.

“Hemos visto que Ucrania tiene muchas ganas de demostrar que las bombas de racimo tienen una utilidad militar”, afirmó Mary Wareham, directora de defensa de la división de armas de Human Rights Watch. “Pero a final de cuentas estas armas están prohibidas debido al daño que infligen a los civiles tanto cuando se usan como décadas después”.

No obstante, los líderes ucranianos contrargumentan que sin ellas no pueden igualar la potencia de fuego rusa.

“Quiero ver esto desde una perspectiva de justicia”, mencionó Zelenski en julio en la cumbre anual de la OTAN en Vilna, Lituania. “Rusia utiliza bombas de racimo en nuestro territorio todo el tiempo y están luchando solo en nuestra tierra. Están matando a nuestra gente”.

El problema estratégico es que, en la contraofensiva, Ucrania está luchando contra defensores atrincherados, donde las bombas de racimo “tienen sus límites”, comentó Can Kasapoğlu, director de investigación de defensa en el Centro de Estudios Económicos y de Política Exterior, un centro independiente de investigación con sede en Estambul. Pueden tener éxito cuando se utilizan con otros tipos de artillería, pero, por sí solas, “no son una varita mágica”, opinó Kasapoğlu.

Por ahora, las fuerzas ucranianas aseguran que la llegada de las bombas de racimo estadounidenses no solo ha elevado la moral, sino que también ha ayudado a dejar expuestas las posiciones defensivas rusas en el sur, a mantener la presión sobre las tropas rusas en el este y detener los ataques rusos al noreste.

Y algunos expertos señalaron batallas específicas en las que las bombas de racimo han ayudado. Uno de esos lugares es la pequeña ciudad de Kúpiansk, en la provincia de Járkov, donde Ucrania las ha utilizado más en defensa que en ataque.

Ucrania ha tenido dificultades durante meses para mantener el control de Kúpiansk ante el avance ruso. Perderla ahora sería un duro golpe, opinó Kasapoğlu, quien también es investigador sénior en el Instituto Hudson en Washington y ha monitoreado las noticias “in situ” desde Kúpiansk en redes sociales y otras fuentes públicas.

Dos semanas después de la decisión de Biden de enviar bombas de racimo a Ucrania, las armas llegaron a Kúpiansk. Según Kasapoğlu, a inicios de agosto, las armas ya tenían como blancos a fuerzas y vehículos blindados de Rusia que intentaban apoderarse de territorio.

Los combates en Kúpiansk siguen siendo encarnizados. Sin embargo, hasta ahora, al menos, Ucrania está resistiendo y, según Kasapoğlu, “las bombas de racimo de hecho sí han desempeñado un papel importante”.

c.2023 The New York Times Company