Cada vez hay más turbulencias en los viajes aéreos: esta es la razón


Por supuesto que no es una experiencia agradable. Sin embargo, el hecho es que las turbulencias son inevitables en los viajes aéreos. Y el cambio climático podría estar empeorando estos incidentes. He aquí la razón.

Las turbulencias son causadas por cortantes de viento, mejor conocidas como cizalladuras. Es decir, variaciones en la velocidad y en la dirección del viento que suelen ocurrir cerca de la atmósfera.

Cuando el avión golpea esas corrientes, la fuerza del viento puede empujar o tirar del avión en cualquier dirección, y eso es lo que ocasiona las turbulencias. Aunque las aerolíneas comerciales suelen operar por arriba de esas corrientes de aire para evitarlas, las cizalladuras pueden presentarse a diversas altitudes.

En un estudio publicado en 2019, en la revista Nature, un equipo científico de la Universidad de Reading, Reino Unido, halló que las cizalladuras verticales de las corrientes a chorro han aumentado en 15 por ciento desde 1979, año en que se hicieron las primeras observaciones.

El Dr. Paul Williams, profesor de ciencias atmosféricas en el Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading, y coautor del estudio, explica a Newsweek: “Hemos reunido una gran cantidad de evidencias científicas que apuntan a que el cambio climático está aumentando la frecuencia de las turbulencias. De ellas, una variedad invisible, denominada ‘turbulencia en claro’, es consecuencia de las cizalladuras, las cuales, debido al cambio climático, son ahora 15 por ciento más intensas que en la década de 1970.

“Anticipamos que las cizalladuras se fortalecerán mucho más en las próximas décadas, tal vez duplicando o triplicando la cantidad de incidentes de turbulencia fuerte o severa”, añade el experto.

TURBULENCIAS TAN VIOLENTAS QUE DAÑAN LAS AERONAVES

En los últimos meses se han dado a conocer varios incidentes de turbulencias severas. A principios de marzo, la cadena noticiosa NBC informó que siete personas tuvieron que ser hospitalizadas luego de que una turbulencia severa golpeara un vuelo de Lufthansa que partió de Austin, Texas, con destino a Frankfurt, Alemania.

Si bien el capitán de la aeronave —que transportaba a 184 personas (tripulación incluida)— tuvo que desviarse de la ruta, finalmente logró aterrizar sin más contratiempos.

En diciembre de 2022, un vuelo de Hawaiian Airlines que salió de Honolulu con destino a Phoenix, Arizona, topó con turbulencias severas que ocasionaron lesiones a 25 personas. Según la aerolínea, en el vuelo había 278 pasajeros, ocho asistentes de vuelo y dos pilotos. No obstante, la turbulencia fue tan violenta que dañó el interior del avión.

Durante los años precedentes también se registraron varios incidentes, lo que apunta a que el problema ha venido agravándose desde hace algún tiempo. En 2021, un vuelo de American Airlines en ruta a Florida tuvo que desviarse a Luisiana cuando una turbulencia ocasionó que diez pasajeros resultaran lesionados.

Y en 2019, un avión de Air Canada que volaba de Toronto a Sídney, Australia, golpeó, repentinamente, una turbulencia en la que se lesionaron 35 personas. El incidente obligó a realizar un aterrizaje de emergencia en Honolulu, Hawái.

EL RIESGO DE LOS “NIÑOS EN LAS PIERNAS”

Hace poco, diversas agrupaciones de asistentes de vuelo renovaron la exigencia de prohibir los vuelos de “niños en las piernas”. Casi todas las aerolíneas permiten que los niños de dos años o menos viajen sentados en las piernas de sus padres. Sin embargo, los incidentes recientes de turbulencia extrema inquietan, cada vez más, a los dirigentes del sindicato estadounidense Association of Flight Attendants-CWA (AFA-CWA), quienes argumentan que, de persistir esta situación, seguramente aumentarán las lesiones a bordo.

Sara Nelson, líder del AFA-CWA, aseguró a The Washington Post que esa práctica ha sido muy preocupante desde hace décadas. “Estamos recibiendo informes de aviones que, al topar con una turbulencia, se desploman hasta 4,000 pies [1,200 metros] en cuestión de un segundo”, agregó Nelson. “Las fuerzas G impiden que ni siquiera la madre o el padre más cautelosos pueden sujetar y proteger a un niño. Es físicamente imposible”.

Hace poco, el periódico británico The Independent informó que un bebé a bordo de un vuelo de Lufthansa salió disparado de los brazos de su madre. Según el relato que un pasajero hizo a los medios, la aeronave entró en “caída libre” y muchas personas salieron “volando por el aire”, al extremo de que algunas incluso chocaron contra el techo.

EL PAPEL DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Pese a que nadie sabe en qué momento empeorará la situación, es indiscutible que el cambio climático está agravándose aceleradamente. En su sitio, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos señala que, desde 1880, la temperatura del planeta ha aumentado un promedio de 0.08 grados centígrados cada década. Si bien ese incremento ha elevado la temperatura en poco más de 0.85 grados centígrados (hasta 2012), la tasa de calentamiento se ha más que duplicado a partir de 1981, a un total de 0.18 grados centígrados por década.

Investigadores de la Universidad de Reading calculan que el cambio climático antropogénico (derivado de la actividad humana) podría ocasionar que las turbulencias se vuelvan hasta tres veces más frecuentes entre las décadas de 2050 y 2080. Aun así, es imposible calcular es si esa tendencia aumentará la cantidad de lesiones ocurridas durante los vuelos comerciales.

Y pese a que se han registrado varios incidentes recientes de turbulencia severa, esto no significa —todavía— que las turbulencias se hayan vuelto la norma y tampoco que estén asociadas con el cambio climático.

“La ciencia nos dice que el cambio climático está ocasionando más turbulencias en la atmósfera. Con todo, un tema muy distinto es la probabilidad de que los vuelos se vuelvan más accidentados y peligrosos, porque esa ecuación incluye muchos otros factores”, explica Williams.

“Cada vez mejoran más los pronósticos de turbulencia en que se basan los pilotos para planificar rutas de vuelo suaves. Y, entre tanto, los pasajeros también empiezan a cumplir mejor la indicación de usar el cinturón de seguridad. Lo que está por verse es si la creciente turbulencia atmosférica resultará en más lesiones”, añade.

TRES FACTORES DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

Por su parte, el Dr. Ethan Coffel, profesor asistente en el Departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Syracuse, dice a Newsweek que el cambio climático está incidiendo en otros aspectos de los viajes aéreos.

“El cambio climático tiene tres efectos principales en la aviación comercial: reduce la capacidad de carga debido al aumento de la temperatura; ocasiona más turbulencias en aire claro en ciertas rutas de vuelo; e incrementa el consumo de combustible en algunas rutas debido a que está cambiando la velocidad del viento en los niveles superiores”, detalla el profesor.

“El cambio climático ha modificado la fuerza de los vientos de gran altitud en las principales rutas (como la del Atlántico Norte), y esa modificación está incrementando la frecuencia de las turbulencias en aire claro (es decir, la turbulencia debida solo al viento, no a las tormentas ni a las montañas)”, agrega.

El hecho de que las turbulencias vayan en aumento no significa que los vuelos estén volviéndose más peligrosos. De hecho, a pesar del reciente incremento de incidentes de turbulencia en los que hay lesionados, estos casos siguen siendo bastante raros.

Si consideramos el total de vuelos comerciales de todo el mundo (según Statista, casi 39 millones en 2019, antes de la pandemia de covid-19), veremos que la cifra de incidentes de lesiones por turbulencias es muy reducida.

LOS VIAJES AÉREOS SON SEGUROS

El Dr. Todd Lane, director de la Escuela de Geografía, Ciencias Terrestres y Atmosféricas en la Universidad de Melbourne, dice a Newsweek: “Los viajes aéreos son inherentemente seguros. Los incidentes de turbulencia son raros y las lesiones, mucho más; mientras que el incremento de las turbulencias lleva una tendencia bastante lenta”.

Lane agrega que, conforme haya más investigaciones en el tema de las turbulencias, los pilotos podrán planificar rutas de vuelo más suaves. “Nuestra comprensión de las turbulencias y nuestras técnicas de predicción mejoran con mucha rapidez, de modo que los pilotos disponen de cada vez más información para detectar y evitar las turbulencias”, prosigue el científico australiano.

“Dadas las enormes mejoras en predicción climática alcanzadas en los últimos años, y las que tendremos en un futuro próximo, creo que nuestra capacidad para predecir y evitar turbulencias será mucho más rápida que los incrementos que el cambio climático pueda ocasionar. Por eso creo que, a pesar de los cambios proyectados en las turbulencias, los viajes aéreos del futuro serán mucho más seguros”, agrega el experto.

Representante de alrededor de 300 aerolíneas de todo el mundo, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) introdujo, en 2019, una solución que ayuda a evitar las turbulencias. Hasta entonces, las empresas de la industria aeronáutica definían sus rutas con base en la información que proporcionaban sus pilotos, así como en informes meteorológicos que, muchas veces, eran poco confiables.

UNA NUEVA APLICACIÓN

Sin embargo, la nueva aplicación, conocida como Turbulence Aware, recoge datos de muchas aerolíneas y consolida la información en una base de datos común. Esta solución ejemplifica las herramientas de que hoy disponen las aerolíneas, las cuales habrían sido inimaginables hace algunos años.

Por lo pronto, no se sabe si los vuelos comerciales contarán con medidas de seguridad adicionales para hacer frente a la creciente incidencia de turbulencias.

En opinión de Williams, el profesor de la universidad británica de Reading, cualquier cambio en las medidas de seguridad aérea dependerá de los responsables de formular las políticas para la industria.

“Por mi parte, como padre, lo único que puedo decir al respecto es que jamás permitiré que mi hijo viaje en mis piernas o sin cinturón de seguridad”, concluye el profesor. “Por ello recomiendo a los pasajeros que hagan lo mismo que los pilotos y conserven puesto el cinturón de seguridad siempre que se encuentren sentados”. N

(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).

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