Trump llama ‘alimañas’ a sus enemigos y evoca a otro tirano: Para Fidel Castro, éramos gusanos | Opinión

Dos días después de su vulgar mitin en Hialeah, un expresidente Donald Trump igualmente exaltado, arremetió contra sus oponentes políticos en Nueva Hampshire el Día de los Veteranos.

Llamó “alimañas” a sus oponentes políticos de la izquierda, una palabra que para millones de estadounidenses recuerda al fascista Adolf Hitler en la Alemania nazi, especialmente para los veteranos de la Segunda Guerra Mundial, los sobrevivientes del Holocausto y las familias judías bajo la creciente amenaza del antisemitismo.

Pero para mí, y para muchos de los 2 millones de exiliados cubanos repartidos por Estados Unidos, cuando Trump dijo que sus enemigos “viven como alimañas dentro de los confines de nuestro país”, evocó a otro personaje siniestro: Fidel Castro.

Recuerdo todo lo que mi familia soportó en Cuba durante los años en los que él consolidaba su régimen, no como una película de recuerdos, sino en escenas de intensa claridad porque eran aterradoras, alienantes y crueles.

Si hay algo que destaca en mi infancia en Cuba, es haber sido etiquetada como ‘gusana’ —en mi vecindario y, lo más aterrador, en la escuela— después de que se supiera que mis padres se iban del país, y de que mi padre fuera enviado a trabajar en los campos agrícolas como castigo.

Después de ser etiquetada por Castro, perdí mis honores escolares y mi bien ganado primer lugar en el cuadro de honor, siendo reemplazada por un muchacho con calificaciones más bajas pero obediente miembro de la Juventud Comunista, un pionero.

Que el alcalde de Hialeah, Esteban Bovo, pida al Concejo Municipal que dé a una calle el nombre de Trump, acusado criminalmente, en la ciudad donde fui a la escuela en el exilio —graduándome de preparatoria con honores apenas siete años después de nuestra llegada a lo que Castro llamaba burlonamente “Paraíso Yanqui”— es una deshonra a nuestra historia.

LEA MÁS: Vulgaridad desenfrenada, mentiras y una calle llamada Trump Way ensombrecen el mejor debate republicano | Opinión

Retórica deshumanizadora

Los tiranos —y los aspirantes a tiranos como Trump, que llevan dentro la disposición de, como amenazó en su campaña, encargarse de que sus críticos sean “aplastados”— parecen preferir referirse a insectos, invertebrados, para humillar y deshumanizar a los oponentes.

Al igual que Trump con las alimañas, Castro usó el término gusanos por primera vez en un encendido discurso de 1961 en referencia a los contrarrevolucionarios.

Habló de que “sacudiendo el árbol podrido, los gusanos se caerán”.

El término se usó más tarde para denigrar a los cubanos que trataban de huir del país durante la breve operación Camarioca de 1965 y en los consiguientes Vuelos de la Libertad que llevaron a 250,000 cubanos, incluida mi familia, a Miami durante 1971.

¿Y quién no recuerda a Castro satanizando a los cubanos que huían en el éxodo del Mariel como “escoria”: calumnia que se extendió a los primeros años de exilio?

El uso de “alimañas” por parte de Trump no fue casualidad.

Reiteró en sus redes sociales palabras que tienen una historia relacionada con el genocidio, mintiendo otra vez sobre robo de elecciones para justificar sus intentos sin precedentes de socavar la democracia estadounidense.

“En honor a nuestros grandes veteranos en el Día de los Veteranos”, escribió, “Les prometemos que erradicaremos a los comunistas, marxistas, racistas y matones de la izquierda radical que viven como alimañas dentro de los confines de nuestro país, mienten, roban y hacen trampas en las elecciones, y harán todo lo posible, ya sea legal o ilegalmente, para destruir a Estados Unidos y el sueño americano”... A pesar del odio y la ira de los lunáticos de la izquierda radical que quieren destruir nuestro país, HAREMOS A ESTADOS UNIDOS GRANDE DE NUEVO”.

El ex presidente Donald Trump abandona el escenario en un mitin de campaña el sábado 11 de noviembre de 2023, en Claremont, Nueva Hampshire.
El ex presidente Donald Trump abandona el escenario en un mitin de campaña el sábado 11 de noviembre de 2023, en Claremont, Nueva Hampshire.

Distorsiona la realidad y atiza el miedo como hizo Castro con el perenne parloteo sobre una “invasión yanqui” para excusar la militarización de todo, incluidos los programas escolares, y avivar las divisiones que llevaron a las familias a distanciarse por razones políticas.

Cuidado con Trump 2.0

Trump 2.0 debería hacer sonar las alarmas en todo Miami-Dade, no ganar adeptos.

Su forma de marcar a los demócratas como comunistas y marxistas es solo una herramienta de campaña para desviar la atención de asuntos de política donde los republicanos pierden apoyo.

La extrema izquierda de este país tiene poco o ningún poder político, desde luego no lo tiene para ganar elecciones nacionales. Es la extrema derecha alimentada por el trumpismo la que está ganando peligrosamente aceptación cuando un partido importante, el Partido Republicano, lo prefiere abrumadoramente en las encuestas por encima de candidatos mucho mejores.

Tal apoyo envalentona a Trump de la misma manera que Castro se vio reforzado cuando más del 90% de la población se unió a él contra el usurpador del poder Fulgencio Batista, solo para iniciar un éxodo de detractores que temían por sus vidas y su futuro, que continúa hasta hoy.

Castro no siguió el manual de Karl Marx para establecer un Estado comunista para todos. Siguió a Hitler y a Francisco Franco en España. Castro usó el comunismo para ganar aliados y permitir lo que Trump quiere que sea Estados Unidos: su feudo personal. Nada que no sea idolatría servirá.

Deshumanizar a un sector de la población cubana como animales indeseables le facilitó a Castro ejecutarlos, como a Hitler exterminar a 6 millones de judíos. Y Castro se deshizo de los opositores con el apoyo del pueblo que coreaba “paredón, paredón”, pidiendo las cabezas de los batistianos a los que odiaban.

Asusta pensar que a Trump no le costó mucho en Hialeah —hogar de históricos y nuevos exiliados cubanos— conseguir que la gente coreara repetidamente a rabiar contra el presidente Biden: “F--- him up!”. Y aplaudieran la amenaza de Trump de reunir a millones de inmigrantes en gigantescos campos de detención y deportarlos.

Castro también usó la inmigración con fines políticos, castigando o premiando a la gente con permiso para irse según beneficiara a su agenda.

Su derrota fue ganancia para Miami, o por lo menos eso nos hemos dicho.

De todas las personas que lo apoyan, los cubanoamericanos deberían ver a Trump como lo que es: un peligro.