¿Trump podría ir a la cárcel? Si lo hace, el Servicio Secreto irá con él
Si Trump fuera encarcelado, un destacamento de agentes trabajaría 24 horas al día dentro de las instalaciones para garantizar su seguridad, señalaron varios funcionarios.
El Servicio Secreto de EE. UU. se encarga de proteger al presidente, tanto si está en el Despacho Oval como si visita una zona de guerra en el extranjero.
¿Pero proteger a un expresidente en prisión?
Es un panorama sin precedentes. Ese sería el desafío si Donald Trump —a quien la agencia está obligada por ley a proteger las 24 horas del día— es declarado culpable en su juicio penal en Manhattan y sentenciado a cumplir condena.
Incluso antes de las declaraciones de apertura del juicio, el Servicio Secreto estaba en cierta medida planeando la extraordinaria posibilidad de que hubiera un expresidente entre rejas. Los fiscales habían pedido al juez del caso que recordara a Trump que los ataques a testigos y miembros del jurado podrían llevarlo a la cárcel incluso antes de que se emitiera el veredicto.
(Es mucho más probable que el juez, quien celebró una audiencia el martes por la mañana para determinar si Trump debe ser declarado en desacato por violar una orden de silencio, emita una advertencia o imponga una multa antes de tomar la medida extrema de encarcelar al expresidente de 77 años. No quedó totalmente claro cuándo emitiría su fallo).
La semana pasada, a raíz de la petición de la fiscalía, funcionarios de organismos federales, estatales y municipales mantuvieron una reunión improvisada sobre cómo manejar la situación, según dos personas con conocimiento del asunto.
Esa conversación entre bastidores —en la que participaron funcionarios del Servicio Secreto y otros organismos encargados de hacer cumplir la ley pertinentes— se centró solo en cómo trasladar y proteger a Trump si el juez ordenaba encarcelarlo brevemente por desacato en una celda del tribunal, dijeron las personas.
El desafío mucho más importante —cómo encarcelar con seguridad a un expresidente si el jurado lo declara culpable y el juez lo condena a prisión en lugar de confinamiento en casa o libertad condicional— aún no se ha abordado directamente, de acuerdo con cerca de una decena de funcionarios y exfuncionarios de la ciudad, estatales y federales entrevistados para este artículo.
Ello se debe, al menos en parte, a que si Trump es finalmente condenado, es casi seguro que se suscite una prolongada y reñida serie de apelaciones, posiblemente hasta llegar a la Corte Suprema de EE. UU. Lo más probable es que esto retrase cualquier sentencia durante meses, si no más, dijeron varias de las personas, quienes señalaron que una sentencia de prisión era poco probable.
Pero el reto sigue siendo enorme. Y no solo para el Servicio Secreto y los funcionarios de prisiones, que se enfrentarían a la pesadilla logística de encarcelar de forma segura a Trump, quien también es el presunto candidato republicano a la presidencia.
“Obviamente, es un territorio desconocido”, dijo Martin F. Horn, quien ha trabajado en los niveles más altos de las agencias penitenciarias estatales de Nueva York y Pensilvania y se desempeñó como comisionado de los departamentos de correcionales y libertad condicional de la ciudad de Nueva York. “Ciertamente, ningún sistema penitenciario estatal ha tenido que enfrentarse a esto antes, y tampoco alguna prisión federal”.
Steven Cheung, el director de comunicaciones de la campaña de Trump, dijo que el caso contra el expresidente era “tan espurio y tan débil” que otros fiscales se habían negado a presentarlo, y lo calificó de “una caza de brujas partidista sin precedentes”.
“Que el sueño febril demócrata de encarcelar al candidato del Partido Republicano haya alcanzado este nivel exhibe sus raíces estalinistas y muestra su absoluto desprecio por la democracia estadounidense”, dijo.
Proteger a Trump en un entorno carcelario implicaría mantenerlo separado de otros reclusos, así como controlar su comida y otros artículos personales, según las autoridades. Si fuera encarcelado, un destacamento de agentes trabajaría 24 horas al día, siete días a la semana, rotando dentro y fuera de las instalaciones, dijeron varios funcionarios. Aunque, obviamente, las armas de fuego están estrictamente prohibidas en las prisiones, los agentes irían armados.
Exfuncionarios de prisiones dijeron que había varias cárceles del estado de Nueva York y de la ciudad que han sido cerradas o parcialmente cerradas, dejando alas o amplias secciones de sus instalaciones vacías y disponibles. Uno de esos edificios podría servir para encarcelar al expresidente y alojar a su equipo de protección del Servicio Secreto.
Anthony Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto en Washington, declinó en un comunicado hablar de “operaciones de protección” concretas. Pero dijo que la ley federal obliga a los agentes del Servicio Secreto a proteger a los expresidentes, y añadió que para ello utilizan tecnología, inteligencia y tácticas de última generación.
Thomas J. Mailey, vocero de la agencia penitenciaria del estado de Nueva York, dijo que su departamento no podía especular sobre cómo trataría a quien aún no ha sido sentenciado, pero que tiene un sistema “para evaluar y atender las necesidades médicas, de salud mental y de seguridad de los individuos”. Frank Dwyer, vocero de la agencia de cárceles de Nueva York, dijo solo que “el departamento encontraría un alojamiento apropiado” para el expresidente.
El juicio en Manhattan, uno de los cuatro casos penales pendientes contra Trump y posiblemente el único que irá a un jurado antes de las elecciones, se centra en las acusaciones de que falsificó registros para encubrir un escándalo sexual relacionado con una estrella del porno. El expresidente está acusado de 34 delitos de falsificación de documentos comerciales. Si es declarado culpable, el juez del caso, Juan Merchan, podría imponerle penas que van desde la libertad condicional a cuatro años de prisión, aunque para un infractor primerizo de la edad de Trump, esa pena sería extrema.
Si Trump es condenado, pero es elegido presidente de nuevo, no podría indultarse a sí mismo porque la acusación fue presentada por el estado de Nueva York.
En circunstancias normales, cualquier condena de un año o menos, coloquialmente conocida como “city time”, se cumpliría en la tristemente célebre Rikers Island de Nueva York, sede de las siete cárceles del Departamento Correccional. (Allí es donde el ex director financiero de Trump, Allen H. Weisselberg, de 76 años, cumple actualmente su segunda condena de cinco meses por delitos relacionados con su trabajo para su antiguo jefe).
Cualquier sentencia de más de un año, conocida como “tiempo estatal”, generalmente se cumpliría en una de las 44 prisiones administradas por el Departamento de Correcciones y Supervisión Comunitaria del Estado de Nueva York.
El expresidente también podría ser condenado a una pena de libertad condicional, lo que plantearía la extraña posibilidad de que el ex comandante jefe se presentara periódicamente ante un funcionario del Departamento de Libertad Condicional de la ciudad.
Tendría que seguir las instrucciones del funcionario de libertad condicional y responder a preguntas sobre su trabajo y su vida personal hasta que finalizara el período de libertad condicional. También se le prohibiría relacionarse con gente de mala reputación y, si cometiera algún delito más, podría ser encarcelado inmediatamente.
Maggie Haberman colaboró con la reportería.
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Maggie Haberman colaboró con la reportería.
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