Si Trump es culpable y va a la cárcel, cambiaría la historia de la presidencia

Los dos primeros encausamientos penales de Donald Trump pudieran llevarlo a prisión. El tercero pudiera cambiar la propia presidencia.

Al acusar a Trump de conspirar para anular las elecciones de 2020, el fiscal especial Jack Smith alega que el ex presidente actuó penalmente mientras aún estaba en el cargo, un argumento novedoso y distinto de los otros encausamientos que enfrenta Trump y que pudieran sentar un precedente legal histórico sobre el poder presidencial.

Trump fue encausado el martes por acusaciones de una amplia conspiración para anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, enfrentando cargos de conspiración para defraudar a Estados Unidos, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción e intento de obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración contra los derechos.

“El acusado perdió las elecciones presidenciales de 2020. A pesar de haber perdido, el acusado estaba decidido a permanecer en el poder”, dice el encausamiento. “Las declaraciones conscientemente falsas del acusado eran parte integral de sus planes criminales”.

Expertos afirman que el caso pudiera poner a prueba una teoría jurídica estadounidense fundamental: que nadie está por encima de la ley. Una condena penal establecería el récord de que, una vez abandonado el cargo, los presidentes pueden ser considerados penalmente responsables de sus actos en la Casa Blanca.

“Este encausamiento es un paso más porque se trata de un tipo de delito diferente”, dijo Andrew Rudalevige, profesor de gobierno en el Bowdoin College y autor de “The New Imperial Presidency: Renewing Presidential Power after Watergate”.

“Nunca hemos probado del todo que ninguna persona esté por encima de la ley, hasta este punto”, dijo Rudalevige. “Es un caso más difícil de presentar y probar, pero también uno que va más fundamentalmente a la preocupación básica sobre si el ex presidente Trump se apega a los principios democráticos”.

Otros ex presidentes evitaron cargos

El Departamento de Justicia ha dicho desde hace tiempo que los presidentes en ejercicio están protegidos contra el enjuiciamiento penal mientras están en el cargo, argumentando que un juicio socavaría su capacidad para realizar el trabajo del poder ejecutivo.

Pero otros ex presidentes, como Richard Nixon y Bill Clinton, enfrentaron amenazas activas de encausamiento penal por sus actividades en la Casa Blanca después de dejar el cargo. Ambos evitaron los cargos en acuerdos que evitaron al país el trauma de un juicio, dijo Rudalevige.

El equipo legal de Trump ha argumentado que estaba actuando en consonancia con los deberes de su cargo al cuestionar la integridad de las elecciones de 2020, y que Trump no puede ser procesado por el simple desempeño de esas funciones presidenciales.

Pero expertos dicen que los precedentes legales sugieren que Trump es vulnerable.

Un jurado de instrucción nombró a Nixon co-conspirador no encausado por sus actividades como presidente relacionadas con el escándalo Watergate, exponiéndolo a cargos después de dejar el cargo. La decisión de Gerald Ford de indultarle se basó en el supuesto de que Nixon enfrentaba un riesgo penal tras dejar el cargo. Y en 1997, durante el gobierno de Clinton, la Corte Suprema dictaminó que un presidente en ejercicio no tiene inmunidad frente a demandas civiles por actividades no relacionadas con las funciones de la presidencia.

En marzo, el Departamento de Justicia instó a un tribunal de apelaciones federal a rechazar la alegación de Trump de que es inmune a los cargos relacionados con el 6 de enero, ya que el ex presidente enfrenta demandas civiles de personas perjudicadas en los disturbios.

“La incitación a la violencia privada inminente”, argumentó el Departamento de Justicia, cae fuera del ámbito de las funciones oficiales de un presidente.

“Lo que se le imputaba hasta ahora es grave, pero estos nuevos cargos son de otro orden de magnitud”, dijo Peter Kastor, catedrático del Departamento de Historia de la Universidad Washington en St. Louis. “Es la primera vez que se presentan cargos contra un presidente por negarse a abandonar el cargo”.

Es un desafío de procurar justicia diferente al que Smith enfrenta en su primer caso contra Trump, que se centra en el manejo de Trump de documentos clasificados después de dejar la Casa Blanca.

Cuando Trump recibió su primer encausamiento penal en Nueva York la primavera pasada, los fiscales locales también centraron su caso en sus actividades antes de convertirse en presidente, acusándolo de falsificar registros comerciales para encubrir una supuesta relación extramatrimonial en los días previos y posteriores a las elecciones de 2016.

Trump ha argumentado que tiene inmunidad

Trump ha argumentado personalmente que tiene “inmunidad total” en asuntos relacionados con las elecciones de 2020. En una campaña de un mes para anular la votación, Trump presionó a legisladores locales para cambiar los recuentos de votos estatales e intentó reemplazar a los representantes oficiales ante el Colegio Electoral.

El 6 de enero de 2021, una turba violenta irrumpió en el Capitolio estadounidense mientras el Congreso certificaba los resultados de las elecciones, después de que Trump hubiera animado a sus partidarios a reunirse en Washington y marchar hacia el Capitolio. Pasaron horas antes de que dijera a los alborotadores que se fueran a casa.

Juristas conservadores están divididos sobre si un presidente está ampliamente protegido de ser procesado por sus actividades mientras está en el cargo después de dejar la Casa Blanca. Pero algunos de los ex abogados del propio Trump, que lo representaron durante su primer impugnación, dicen que los cargos más recientes de Smith son graves.

“El hecho de que Trump fuera el presidente en ejercicio y que fuera impugnado y absuelto de los cargos relacionados con el 6 de enero no impide un encausamiento, si hay evidencia de delitos reales, no el tipo de no delitos inventados que fueron la base de los cargos de Nueva York”, dijo Alan Dershowitz, un ex profesor de la Facultad de Derecho de Harvard que defendió a Trump en su primer impugnación en el Senado.

Algunos de los cargos que enfrenta Trump son tan graves que una condena lo inhabilitaría para volver a ocupar un cargo, otro desafío legal no probado, dijo Robert Ray, también miembro del equipo de defensa de Trump durante su primera impugnación.

“El hecho de que ocurriera mientras estaba en el cargo sería significativo si todavía estuviera en el cargo, ya que también constituiría un delito que ameritaría la impugnación. Pero, por supuesto, ya no está en el cargo”, dijo Ray.

“Así que no creo que tenga mucha importancia, aparte de que los cargos son graves, han sido presentados por el gobierno federal y –si se le declarara culpable, se le condenara y se le dictara sentencia firme una vez agotados todos los recursos– le inhabilitarían para ocupar cargos federales”.

Ray fue el fiscal especial que investigó al ex presidente Bill Clinton cuando dejó el cargo, y estuvo a punto de presentar cargos penales contra él por perjurio al hacer declaraciones falsas sobre su aventura con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky. Un acuerdo de última hora, que incluía la plena admisión de culpabilidad por parte de Clinton, libró al ex presidente de un encausamiento.

Se espera que Trump argumente ante el tribunal que actuó basándose en la creencia genuina de que las elecciones fueron fraudulentas –a pesar de todas la evidencia en contra– y que, por tanto, actuó dentro de sus legítimos poderes como presidente. Un destacado asistente de Trump declinó hacer comentarios sobre la floreciente estrategia legal del equipo de defensa.

“No importa lo equivocado que él estuviera, era plausible que concluyera que su juramento de defender la Constitución le permitía e incluso le exigía luchar contra lo que creía que eran resultados electorales fraudulentos”, dijo David Rivkin, un abogado constitucionalista conservador que trabajó bajo los ex presidentes Ronald Reagan y George H. W. Bush.

“Podría decirse que las acciones de Trump estaban dentro del ‘parámetro exterior’ de sus responsabilidades presidenciales”, dijo Rivkin. “Hay, por supuesto, personas que afirman que Trump realmente no creía que el fraude manchara las elecciones presidenciales de 2020, y solo estaba inventando esto para avanzar en su fortuna política. Sin embargo, es prácticamente imposible establecer lo que alguien cree o no cree”.

En respuesta al encausamiento, Trump dijo que Smith estaba involucrado en “mala conducta de procuración de justicia”, y calificó los cargos de “falsos”. Pero Smith dijo que Trump sabía muy bien lo que estaba haciendo.

“El acusado difundió mentiras de que había habido fraude determinante en las elecciones y que en realidad había ganado”, dice el encausamiento. “Estas afirmaciones eran falsas, y el acusado sabía que eran falsas”.

Kastor, de la Universidad de Washington, dijo que un juicio y una condena sentarían un nuevo precedente legal sobre el poder presidencial, pero que la aceptación del país de ese nuevo estándar pudiera tomar una generación.

“Los estadounidenses estarán divididos al respecto. Ya lo están. Y van a pasar décadas hasta que esto se resuelva, de una forma u otra”.