Trump amenaza a Pyongyang con "fuego y furia como la que el mundo nunca ha visto" tras reportes inquietantes sobre el arsenal nuclear del régimen norcoreano

¿Ha logrado Corea del Norte construir armas nucleares lo suficientemente pequeñas para ser colocadas en misiles balísticos con capacidad de alcanzar a su vecino del Sur, a Japón o incluso el territorio de Estados Unidos? Esa sería el inquietante diagnóstico al que, de acuerdo a una revelación de The Washington Post, habrían llegado funcionarios de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa estadounidense.

Corea del Norte ha llevado a cabo investigaciones y pruebas para lograr el objetivo de hacerse de un arsenal nuclear desde hace años, cuando probó y logró desarrollar armas atómicas, pero en meses recientes habría acelerado su actividad con pruebas de misiles de creciente alcance y poder al grado de que el régimen de Pyongyang estaría más avanzado de lo que los expertos estadounidenses esperaban en su capacidad de lanzar ataques con cohetes de rango intercontinental.

El líder norcoreano Kim Jon Un (segundo de der. a izq.) inspecciona un misil balístico de su país. (Bloomberg)
El líder norcoreano Kim Jon Un (segundo de der. a izq.) inspecciona un misil balístico de su país. (Bloomberg)

Ahora, el análisis fechado el 28 de julio y citado por el Post, indica que Corea del Norte contaría ya con unas 60 bombas atómicas y la capacidad de miniaturizarlas lo suficiente para colocarlas en un misil, aunque la cantidad de armas nucleares portables en cohetes realmente a su disposición sería mucho menor. Pero aunque no es claro si esas bombas de reducido tamaño han sido ya probadas exitosamente (Pyongyang ha clamado que sí, aunque muchos lo dudan), la ominosa posibilidad de ello está presente, y en ello concuerda también el Ministerio de Defensa de Japón.

En paralelo, Pyongyang ha desarrollado y probado misiles con poder y alcance crecientes, al grado de que –como se informó en CNN hace unas semanas– sus cohetes podrían alcanzar el territorio continental de Estados Unidos tan lejos como Los Ángeles y Chicago.

Ciertamente, eso no significa específicamente que Pyongyang cuente ahora mismo con misiles con cabeza nuclear que puedan alcanzar objetivos en Estados Unidos (al parecer aún no habría logrado resolver el problema de que la cabeza nuclear resista el reingreso del cohete a la atmósfera), pero las evidencias y el análisis de los expertos citado por el Post, sugieren que el régimen norcoreano ha dado ya pasos de peso al respecto y está determinado a continuarlos. Y la retórica de Kim Jong-un, el líder máximo de Corea del Norte, ha sido estruendosa tanto en su objetivo de lograr tener un arsenal nuclear balístico como en su inclinación a atacar a Estados Unidos y sus aliados.

El más reciente caso de esa belicosa actitud se dio luego de que la ONU aprobó nuevas sanciones económicas contra Corea del Norte que le impedirían realizar exportaciones valuadas en cientos de millones de dólares. Ante ello, Pyongyang dijo que su respuesta sería “miles de veces” mayor y “sin clemencia y con la movilización de todo su poder nacional”, como reportó The New York Times hace unos días.

Las palabras incendiarias son frecuentes en el discurso de Pyongyang, y en realidad es difícil discernir que tanto hay en él de retórica intimidatoria y qué tanto de real intención de atacar.

El presidente Donald Trump reaccionó, a su vez, con un mensaje altivo y dijo que si Corea del Norte continúa con sus amenazas se le responderá con “fuego y furia como la que el mundo nunca ha visto”. El tono y el significado de esas palabras resulta rudamente agresivo, pues aunque algunos dirían que hace el eco a Kim, en una carrera por emitir el mensaje más estridente, existen diferencias cuando el mensaje lo emite el líder de un régimen dictatorial que el presidente de una democracia.

Una foto del lanzamiento de prueba de varios misiles de Corea del Norte, país que ha redoblado su investigación y prueba de cohetes balísticos y de armas nucleares capaces de ser colocados en ellos. (AFP)
Una foto del lanzamiento de prueba de varios misiles de Corea del Norte, país que ha redoblado su investigación y prueba de cohetes balísticos y de armas nucleares capaces de ser colocados en ellos. (AFP)

Pero sea como sea, es claro que Kim busca hacerse de un arsenal atómico que apuntale su régimen y le dé un poderoso músculo de cara al exterior y, también, que para Washington sería intolerable que Corea del Norte se hiciera de misiles balísticos nucleares con capacidad de amenazar el territorio estadounidense. Y los líderes de ambos países hablan de frenar al otro con todo el poder de las eras.

Ante ello, aunque su margen de maniobra es limitado, el gobierno estadounidense estaría evaluando todas las opciones posibles, incluida la militar, para encarar el reto de Corea del Norte e impedir que logre hacerse de tal arsenal nuclear. Las nuevas sanciones de la ONU son ciertamente una vía al respecto, y la apertura al diálogo directo entre Pyongyang y Washington sería otra, aunque la imposición de las recientes sanciones habría vuelto a Kim refractario al respecto.

Otras opciones, como convencer a China de que presione de modo firme a Corea del Norte para que desista de su programa balístico y nuclear, no han sido efectivas y aunque recientemente Pekín hizo una alusión pública al respecto haría falta más que lo enunciativo para disuadir a Kim. Y China no parece estar, hasta ahora, suficientemente interesada en ir más allá.

La vía militar, como comenta el Post, seguiría siendo considerada, pero podría resultar desastrosa. En el reporte de ese periódico se cita, por ejemplo, la posibilidad de que Estados Unidos coloque sus propias armas nucleares en Corea del Sur, para de ese modo ajustar poderosamente la balanza armamentista. Eso, con todo, eleva los riesgos de que en la Península se desate un conflicto nuclear, lo que sería devastador, y ciertamente se ha dicho ya con insistencia que incluso una guerra convencional tendría un costo trágico para ambas Coreas. Seúl, la capital del Sur en donde residen millones de personas, sería blanco directo del fuego del Norte si se desataran las hostilidades.

En contraste, el Post añade también que hay expertos que señalan que, aunque muy importante, no se debe estimar en exceso la amenaza nuclear de Corea del Norte y que se debe tener cuidado de no convertir al régimen de Kim, al acorralarlo, en un peligro aún mayor.

Un belicoso Donald Trump dijo que si Corea del Norte continúa con sus amenazas recibirá como respuesta “fuego y furua como el mundo nunca ha visto”. (Reuters)
Un belicoso Donald Trump dijo que si Corea del Norte continúa con sus amenazas recibirá como respuesta “fuego y furua como el mundo nunca ha visto”. (Reuters)

Valorar la actitud de Pyongyang es algo complejo y como se afirma en el citado periódico existe la discusión sobre si Kim es un loco descontrolado o un calculador que aunque juega peligrosamente no es un suicida.

Así, si bien imaginar la posibilidad de que un misil atómico norcoreano impacte territorio estadounidense es sin duda estremecedor, también lo es el saldo que podría tener un ataque preventivo contra Corea del Norte y sus represalias contra el Sur o contra Japón. Ambas violencias deben ser prevenidas. Por ello, aunque suena arduo e incierto y lo ha sido así por años, la vía diplomática sería para muchos analistas la mejor ruta, con todo y la polarización vigente.

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