Trump 2024 es una versión reciclada y disminuida del candidato de 2020 que los electores rechazaron | Editorial

No hubo una escalera mecánica de oro, ni una declaración sorprendente, quizá solo una sensación de déjà vu al anunciar Donald Trump que se postula a la presidencia por tercera vez.

Hubo un montón de frases recicladas y promesas de campaña, desde drenar el pantano hasta detener la inmigración ilegal. Eso seguro que anima a sus fieles seguidores. Pero otros republicanos empiezan a preguntarse si las cansonas frases de Trump funcionarán en 2024.

El anuncio de Trump del martes, realizado desde su mansión dorada de la Florida, Mar-a-Lago, mostró una versión disminuida del hombre que ha controlado al Partido Republicano con puño de hierro. Tras los vergonzosos resultados de las elecciones intermedias, parece que el estatus de todopoderoso de Trump se está desvaneciendo.

Sin embargo, sabemos que Trump es experto en superar un estatus de desvalido. En 2016, la mayoría de los medios y del mundo político desestimaron inicialmente su campaña, para luego tragarse sus palabras. Lo que aplica a Trump en noviembre de 2022 pudiera ser poco más que una nota a pie de página en la historia para cuando lleguen las elecciones presidenciales de 2024. Después de todo, Trump es un fenómeno por su capacidad de desafiar las probabilidades.

Pero no deja de ser llamativo que el hombre que creíamos que solo perdería el control del Partido Republicano por decisión propia o al morir parezca tan vulnerable.

Aquí están los cinco factores que trabajan en contra de Trump, al menos por ahora:

1. El espejismo de la ola roja

Los candidatos republicanos pensaron que podían montar el tren de Trump hacia el poder negando los resultados de las elecciones de 2020 y tomando prestada su identidad política tóxica. Muchos se dieron un baño de realidad este mes. Perdieron en estados que serán cruciales en 2024: Pennsylvania, Michigan, Arizona y Nevada. En Georgia, la segunda ronda en el Senado federal tendrá lugar en diciembre.

Una ola roja nacional muy publicitada resultó ser, en el mejor de los casos, una ondulación. Los republicanos que en su día capitularon ante Trump le señalan con el dedo tras estos decepcionantes resultados, con Florida como notable excepción.

2. DeSantis

Dudamos que el gobernador de la Florida, Ron DeSantis, renuncie a la oportunidad de capitalizar su aplastante victoria en la reelección del 8 de noviembre, su popularidad entre los electores latinos y el haber ganado el bastión demócrata del Condado Miami-Dade.

El coro de republicanos que insta a DeSantis a postularse a la presidencia ha crecido. Lo están diciendo públicamente, aparentemente sin preocuparse por la ira de Trump, un gran cambio con respecto al pasado.

El conservador Club for Growth divulgó una encuesta que muestra que, si las primarias del Partido Republicano se celebraran ahora, DeSantis aventajaría a Trump por 11 puntos porcentuales en Iowa y por 15 puntos en Nueva Hampshire, ambos estados con elecciones primarias tempranas.

Basándose en cómo ha atacado a DeSantis, Trump sabe que el joven gobernador es quizás su mayor amenaza. DeSantis, en cambio, mantiene la compostura. Hasta ahora se ha negado a enfrentarse a Trump, lanzando golpes velados a su antiguo aliado, con algún que otro alarde de humildad.

“Al final del día, solo le diría a la gente que vaya a ver el marcador de la noche del martes pasado”, dijo DeSantis en una conferencia de prensa esta semana.

3. El Partido Republicano es menos sumiso

Oponerse a Trump ha significado normalmente un suicidio político para los republicanos: mire lo que le pasó a la congresista Liz Cheney. Ahora, más de ellos se sienten cómodos sumergiendo los dedos de los pies en las aguas de No más Trump.

Su adulador ex vicepresidente, Mike Pence, dijo que estaba abierto a una contienda presidencial incluso si eso significaba competir contra su antiguo jefe. Tal vez esos cánticos de “cuelguen a Pence” durante el ataque al Capitolio impulsado por Trump hayan surtido finalmente efecto. La senadora Cynthia Lummis, republicana de Wyoming y negadora de las elecciones, declaró a DeSantis el nuevo líder del Partido Republicano en una entrevista esta semana con la revista digital Politico.

Al anunciar su candidatura presidencial antes de tiempo, Trump está tratando de construir un cortafuegos entre él y DeSantis y obligar a los republicanos a someterse. ¿Funcionará? Después de las elecciones intermedias, es más probable que los republicanos se resistan a unirse detrás del ex presidente. Pero hemos visto cómo Trump puede usar su base de electores para borrar la oposición dentro de su partido. Queda mucho por ver.

4. La Florida no es el resto del país

Si Estados Unidos fuera la Florida, las elecciones intermedias habrían sido un tsunami rojo. Pero el Estado del Sol ya no es un indicador de las elecciones nacionales. Se está comportando más como un sólido bastión rojo, aunque eso puede cambiar en futuras elecciones.

La marca Trump sigue siendo fuerte en el estado donde reside. Los republicanos ganaron una supermayoría en la Legislatura de la Florida este año y DeSantis derrotó al demócrata Charlie Crist por 20 puntos. El panorama posterior a las intermedias parecía muy diferente en otros estados.

Los electores fuera de la Florida rechazaron la identidad tóxica de la política de Trump. La fatiga de Trump podría —con énfasis en podría— ser algo real después de todo.

5. Sus problemas legales

Continúan las investigaciones, estatales y federales, sobre sus esfuerzos por anular las elecciones de 2020, su manejo de documentos de secreto máximo que llevó a Mar-a-Lago y sus negocios familiares. Si es encausado, sin duda resucitará su viejo grito de “¡Cacería de brujas!” y alegará que las acusaciones tienen como objetivo disuadirle de postularse. Pero sin la maquinaria del Partido Republicano detrás de él, podría encontrarse gritando a un público cada vez más escaso, mientras el Partido Republicano se centra en candidatos sin tanto bagaje.

No se puede descartar a Trump. Es demasiado bueno explotando debilidades para que el Partido Republicano le dé la espalda por completo. Pero si el candidato apagado que vimos hacer su gran anuncio esta semana es una muestra de estado actual, el campo republicano para la nominación presidencial se verá muy diferente esta vez.