‘Es un tributo a la vida’, dice el sobreviviente Álvaro Mangino sobre ‘La sociedad de la nieve’

La película “La sociedad de la nieve” relata la verídica e impactante historia de cómo un grupo de jóvenes uruguayos lograron sobrevivir en contra de todas las posibilidades a un accidente de avión en la Cordillera de los Andes hace ya más de 50 años.

Y para uno de los 16 sobrevivientes, Álvaro Mangino, la película es un bello homenaje al esfuerzo en conjunto de todas las víctimas, incluyendo los que fallecieron, para aferrarse a la vida y al deseo de volver a sus seres queridos.

Desde que se estrenó en Netflix el 4 de enero la popularidad de la cinta ha sido inmediata, y ya es considerada la segunda película más exitosa de habla no inglesa de la plataforma. Mangino, de 70 años, explica que la gran acogida del filme se debe a que es una historia real de gran impacto cuya producción para la pantalla refleja detalladamente las grandes dificultades y decisiones imposibles que él y sus compañeros tuvieron que tomar para sobrevivir en los Andes.

“Realmente esta película ha revolucionado un poquito el mundo, dentro de lo que es nuestra vivencia. Nos ha afectado un poco a todos aquí en Uruguay”, dice Mangino, desde su casa en Montevideo. “Nunca nos imaginamos que íbamos a poder llegar a esto. Nunca me imaginé que iba a participar en un Óscar, por ejemplo”.

Dirigida por el español Juan Antonio Bayona, “La sociedad de la nieve” ganó 12 premios Goya de la academia cinematográfica de España, incluyendo mejor película y mejor director, y el 10 de marzo compite por el Oscar en dos categorías: mejor película internacional, y mejor maquillaje y peinado.

Lo que tiene la película es que “es una historia de vida muy fuerte y que está muy bien hecha y eso es lo que ha provocado que tenga el éxito que ha tenido hasta ahora”, dijo Mangino.

“Yo creo que es un homenaje a la vida, eso es lo que hay que entender de la película. Que lo más importante es ser feliz, y para ser feliz hay que entender cuánto más importante es dar que recibir”.

Álvaro Mangino con Sandra Hermida (izquierda) y Belén Atienza, productoras de “La sociedad de la nieve”, en una foto sin fechar.
Álvaro Mangino con Sandra Hermida (izquierda) y Belén Atienza, productoras de “La sociedad de la nieve”, en una foto sin fechar.

Dos visiones sobre el “El milagro de los Andes”

Esta no es la primera vez que “El milagro de los Andes”, como es conocida esta epopeya de supervivencia, llega a las pantallas de cine.

En 1993 la película “Viven” (“Alive”) protagonizada por el actor Ethan Hawke contó la historia de la tragedia pero con un enfoque más “hollywoodense” y con la audiencia americana en mente. Aunque Mangino evita decir cuál de las dos es mejor y reconoce que “Viven” también tiene un gran mérito, él agrega que “La sociedad de la nieve” se siente más cercana porque está contada en español y tiene un elenco de actores uruguayos y argentinos.

Los actores trabajaron muy de cerca con los sobrevivientes, y ese fue el caso de Juan Caruso, el actor argentino que interpreta a Álvaro Mangino en “La sociedad de la nieve”. Mangino se fracturó la pierna izquierda en el accidente, y pasó la gran mayor parte del tiempo acostado y arrastrándose por el suelo para poder desplazarse.

“El estuvo aquí en mi casa varias veces, y fui contándole cómo fueron mis actividades durante esos 72 días. Yo no podía caminar porque me quebré la pierna, y tuve una vida un poco distinta al resto de los otros miembros del equipo porque tuve que arrastrarme”, dijo Mangino. A Caruso “le mostré cómo hacía para caminar y ahí aprendió, cómo lo tenía que hacer para que fuera real lo que estaba haciendo”.

“Y lo hizo bien, muy bien”.

Camila Giannotti y Juan Caruso, los actores que interpretan a Margarita Arocena y Álvaro Mangino en “La sociedad de la nieve” (2023).
Camila Giannotti y Juan Caruso, los actores que interpretan a Margarita Arocena y Álvaro Mangino en “La sociedad de la nieve” (2023).

Unas condiciones terribles y un esfuerzo en equipo

Uno de los atributos de la cinta de Bayona es su apego a los detalles y a su intención de reproducir las terribles condiciones y el frío extremo que tuvieron que soportar el equipo de rugby y los amigos que viajaban a Chile el 13 de octubre de 1972, y cuyo vuelo terminó abruptamente estrellándose en el lado argentino de la cordillera nevada de los Andes.

De los 40 pasajeros y cinco tripulantes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, 33 personas sobrevivieron al primer impacto. Con el pasar de los días y las semanas fallecieron 16 personas más, y al final 16 lograron sobrevivir 72 días en la montaña.

El rescate finalmente llegó cuando dos de los jóvenes, Fernando “Nando” Parrado y Roberto Canessa, caminaron por 10 días hasta que consiguieron ayuda y lograron que comenzara el rescate del resto de sus compañeros el 22 de diciembre de 1972. Esta gesta inevitablemente los ha convertido en los sobrevivientes más conocidos de esta historia.

Sin embargo, uno de los méritos de “Sociedad de la Nieve”, dijo Mangino, es que también resalta el trabajo en grupo y el papel que tuvieron las víctimas que no regresaron de la montaña para que los 16 hombres pudieran volver a los brazos de sus seres amados.

“En esta película no hay nadie mediático, en esta película estamos todos juntos con un objetivo en común, que era volver a nuestra familia, que era lo que tanto añorábamos todos”, dijo.

Foto de archivo del 23 de diciembre de 1972 de Álvaro Mangino, entonces de 19 años, y su novia Margarita Arocena, de 17, en un hospital de Santiago de Chile, un día después de ser rescatado de la cordillera andina. Mangino y 15 hombres uruguayos sobrevivieron 72 días en la cordillera andina después que su avión se estrelló.
Foto de archivo del 23 de diciembre de 1972 de Álvaro Mangino, entonces de 19 años, y su novia Margarita Arocena, de 17, en un hospital de Santiago de Chile, un día después de ser rescatado de la cordillera andina. Mangino y 15 hombres uruguayos sobrevivieron 72 días en la cordillera andina después que su avión se estrelló.

A pesar de la tragedia, el amor mantuvo viva la esperanza

Poco antes de abordar el fatídico vuelo en 1972, Álvaro Mangino, entonces de 19 años, y su novia, Margarina Arocena, de 17, intercambiaron sus cadenas de oro con crucifijos. No recuerdan exactamente por qué decidieron hacerlo, pero este pequeño gesto se convirtió en un vínculo que los mantuvo conectados y llenos de esperanza durante esos terribles y largos 72 días.

“Yo todos los días le hablaba a través de esa cadenita. Le decía que que estaba bien, que se quedara tranquila, que bueno, que estaba sufriendo un poco por el dolor, pero que estaba vivo. Que se quedara tranquila, que iba a volver”, dijo Mangino.

Tan pronto hubo noticias de que Parrado y Canessa habían regresado, Arocena y los padres de Mangino viajaron a Chile a verlos. Sabían que 14 personas más habían sobrevivido, pero no estaba confirmado que Mangino estaba en la lista. Arocena siempre pensó que su novio tenía que estar entre los sobrevivientes.

“Mi padre que era piloto, a los dos días del accidente me agarró y me dijo ‘Margarita por tales y tales razones, no puede estar vivo Álvaro. A ver, sácatelo de la cabeza’. Me dice, ‘no puede estar vivo’ ”, recordó Arocena. “Yo lo miré y le dije, ‘papá, es una cosa que yo siento adentro, pero yo lo siento vivo’”.

Se casaron a los dos años después del “Milagro de los Andes”, y hoy día están a punto de celebrar 50 años de matrimonio, con cuatro hijos y seis nietos.

Álvaro Mangino y Margarita Arocena, con una parte de su familia en esta foto sin fechar.
Álvaro Mangino y Margarita Arocena, con una parte de su familia en esta foto sin fechar.

La familia es algo muy importante para Mangino y el resto de los sobrevivientes, y durante décadas estos lazos se han fortalecido y expandido. Como suelen decir Mangino y sus compañeros, “de la montaña regresamos 16 y hoy día somos una familia de 140”. El 22 de diciembre se ha convertido en una fecha sagrada donde los sobrevivientes y su gran familia siempre se reúnen.

“La sociedad de la nieve” también permitió que familiares que nunca quisieron hablar sobre la tragedia empezaran a preguntar sobre lo que pasó en los Andes. La hermana de Margarita Arocena está casada con el hermano de Marcelo Pérez del Castillo, el capitán del equipo de rugby que aunque sobrevivió al primer impacto contra la montaña, falleció posteriormente.

Juan Manuel Pérez del Castillo nunca le preguntó a Mangino sobre su hermano, hasta que vio “La sociedad de la nieve”.

“Nunca se imaginó que hubiéramos vivido lo que vivimos y el rol que tuvo su hermano. Como que le vino una aceptación de lo que había sucedido y lo empezó a mirar desde otro punto de vista y de otra manera”, dijo.

La película abrió la puerta para que participaran en un programa de una productora televisiva y contaran la experiencia desde el lado de los sobrevivientes y de las familias de las víctimas.

“Estuvimos durante más de 40 minutos hablando y contándonos cosas que no habíamos hablado durante 50 años”, dijo Mangino.

Álvaro Mangino y su esposa, Margarita Arocena, en una sala de hospital en donde Mangino fue tratado por una neumonía a mediados de febrero de 2024, en Montevideo. Los dos recrean la famoso foto de ellos en un hospital en Santiago de Chile en 1972 cuando Mangino fue rescatado de los Andes.
Álvaro Mangino y su esposa, Margarita Arocena, en una sala de hospital en donde Mangino fue tratado por una neumonía a mediados de febrero de 2024, en Montevideo. Los dos recrean la famoso foto de ellos en un hospital en Santiago de Chile en 1972 cuando Mangino fue rescatado de los Andes.

Una tragedia inimaginable y una supervivencia en contra de todas las posibilidades

La trágica pero esperanzadora historia de supervivencia relatada en “La sociedad de la nieve” tiene muchos momentos difíciles. Para Álvaro Mangino, uno de ellos fue cuando el avión chocó contra la cordillera andina.

Mangino no recuerda el ruido que causó el impacto del ala de la aeronave contra la montaña, pero sí recuerda unos segundos después el momento en que se deslizaba por la ladera de la montaña nevada en una parte del fuselaje del avión que milagrosamente no se destruyó en el choque.

Y luego, el mundo se detiene.

“Creo que fue uno de los peores días de nuestras vidas”, dijo. “Cuando para, uno empieza a darse cuenta que empieza otra realidad de vida, algo que es impensable, algo que es una sorpresa, que uno nunca, nunca piensa que puedan pasar esas cosas”.

Están a 3,600 metros de altura en el medio de los Andes, sin ropa de invierno, sin nada que los pueda realmente proteger. Además, Mangino tiene la pierna izquierda quebrada y no se puede mover. La primera noche fue particularmente brutal.

“Esa noche fue la noche más aguda de nuestra vida, pasamos mucho frío, no teníamos donde protegernos y pensamos que nos íbamos a morir. Y finalmente amanece y tenemos un día siguiente en el cual ahí empieza tal vez la primera parte de esta historia. Esa primera parte de esta historia que es la esperanza, la esperanza que te vengan a buscar y eso es lo que estábamos esperando”.

Esa esperanza sufre un duro golpe cuando 10 días después se enteran por radio que las actividades de búsqueda fueron suspendidas. Entonces, se dan cuenta que para poder sobrevivir tienen que tomar una decisión inimaginable.

“Tuvimos que tomar algunas determinaciones y romper ciertos tabúes y vencer cosas que pueden parecer imposibles de realizar frente a cualquier razón y cualquier lógica, como es alimentarnos del cuerpo de nuestros amigos muertos”, dijo Mangino. “Algo que era impensable para nosotros”.

Esa decisión fue muy difícil para algunos, pero otros, incluyendo Mangino, entendieron que era lo único que podían hacer para poder sobrevivir y regresar a casa. Además, los que estaban vivos acordaron dar permiso de que podían comer sus cuerpos para sobrevivir en caso de que murieran. Y no se arrepiente de esa decisión.

“La solución era la única que teníamos. No para todos fue igual”, añadió. “No todos aceptamos un tipo de resolución como esta que es tan difícil entenderla y razonarla y decir ‘esto es lo que tengo que hacer’. Y bueno y así fue como empezamos el emprendimiento para llegar al destino”.

Todo ese esfuerzo y sacrificio que Mangino y el resto de los sobrevivientes tuvieron que hacer ante obstáculos inimaginables se vio recompensado cuando Nando Parrado y Roberto Canessa finalmente lograron conseguir ayuda tras caminar por 10 días. El 22 de diciembre de 1972 llegan los helicópteros y comienza el rescate de los otros 14 compañeros. Habían pasado 72 días desde el accidente, y esa fecha quedará para siempre grabada en la memoria como el momento que comenzaba otro capítulo de sus vidas, como los sobrevivientes del “Milagro de los Andes”.

“Como decimos siempre, esa fue la sinfonía más linda que escuché en mi vida, porque esas aspas fueron realmente el resultado de un gran proyecto que habíamos planificado con los pocos recursos que teníamos y con mucha voluntad y mucha actitud” dijo Mangino. “La actitud que tuvieron Nando y Roberto para caminar todos esos kilómetros y encontrar al arriero, y saber que finalmente nos iban a buscar”.

Álvaro Mangino y Margarita Arocena, en una foto sin fechar.
Álvaro Mangino y Margarita Arocena, en una foto sin fechar.