Tratantes de personas refinan técnicas: en pandemia enganchan más con ofertas de trabajo
Olga y Oswaldo —a quienes así identificaremos para proteger su identidad— solo buscaban encontrar un empleo para poder llevar recursos a su casa, sin embargo, sus empleadores, en el caso de Oswaldo, y la pareja sentimental de Olga se aprovecharon de su necesidad y vulnerabilidad por lo que por meses fueron víctimas de trata de personas.
Oswaldo por días planeó escapar de la maquila de ropa donde trabajaba y era explotado laboralmente. Una tarde, a la hora de la comida encontró la oportunidad y huyó por una puerta trasera.
Tres meses antes se enteró de una oferta de trabajo en la que ofrecían un pago de 3 mil pesos semanales, tendría seguro social, prestaciones conforme a la ley y un lugar dónde vivir, pues el trabajo era en Tijuana y él vivía en Puebla. Ante la urgencia de trabajar y llevar dinero a su casa, la oferta le resultó tan atractiva que no dudó en presentarse a la convocatoria en compañía de otras 15 personas, incluidos su hermana de 17 años y su hermano de 24 años. Bastó llegar al lugar donde trabajarían para darse cuenta de la realidad.
El pago era apenas de entre 800 o 900 pesos semanales, mismos a los que les descontaban los alimentos, la renta del lugar donde dormían y el transporte que los trasladó hasta Tijuana.
Su jornada laboral era de lunes a domingo de las 07:00 a las 00:00 horas. Todos los días un camión los recogía para llevarlos a la maquila y al término de la jornada los regresaba al lugar en donde prácticamente estaban prisioneros.
Oswaldo describe el lugar en el que vivió como una construcción de tres pisos en la que decenas de personas —hombres, mujeres, niños y jóvenes— dormían en el piso. Quienes pagaron pudieron comprar una colchoneta para dormir un poco más cómodos. Ni en el taller ni en la casa tenían permitido salir.
Cansado de la explotación que vivía planeó, con sus hermanos, huir del lugar y regresar a su lugar de origen. Ahorraron los pocos pesos que les quedaban y cuando estimaron que era suficiente para volver, huyeron.
Aunque Oswaldo volvió a su casa no hay día que no sienta temor de que algo le pueda pasar a él o a su familia ya que, refiere, la persona que los contrató se quedó con todos sus papeles… “sabe dónde vivimos”, afirma.
De acuerdo con su testimonio, en la maquila donde fue explotado laboralmente había alrededor de 600 trabajadores, la mitad de ellos, subraya, dormían en el mismo lugar donde él y sus hermanos estaban. El menor de los trabajadores que pudo identificar tenía 15 años.
También en el norte del país Olga trabajaba en una plaza comercial. Tenía 17 años.
A principios de 2020, un amigo le preguntó si le gustaría “experimentar algo nuevo” con un hombre mayor, por lo que le presentó a un sujeto de 44 años a quien identificaremos como Juan. Ambos comenzaron una relación.
Un día cualquiera ella tuvo una discusión con su madre —con quien vivía— y al contárselo a su pareja él le propuso que dejara su casa y se fuera a vivir con él, así ya no tendría problemas.
Todo parecía marchar “bien”, sin embargo, los efectos de la pandemia de COVID comenzaron a hacerse presentes y a mediados del 2020 Olga perdió su empleo.
Para hacer frente a los gastos que tenían en casa Juan le preguntó si quería ser escort. Aunque ella no sabía qué era eso aceptó pues él la presionaba para tener dinero que aportar a la casa. Juan le tomó una serie de fotografías y las publicó en una página de contenido sexual.
A través de Whatsapp, él coordinaba las citas en distintos hoteles a los que llevaba a Olga y esperaba a su salida. Juan solicitaba el pago de mil pesos por cada encuentro sexual que tuviera la joven y aunque ella era quien en un primer momento recibía el dinero, este tenía que entregarlo íntegro al hombre que le decía que con esos recursos pagaba la comida y otros gastos de la casa.
Esta situación continuó hasta finales de 2020, cuando Olga descubrió que Juan sostenía una relación con una menor de 16 años y que con ella, y la familia de él, es con quienes se gastaba el dinero que le entregaba. En febrero de 2021 dejó de vivir con él y denunció los hechos por lo cual se abrió una carpeta de investigación.
Refinan técnicas
La trata de personas no es una situación que suceda solo en determinadas partes de México, sino que se trata de problema global en el que el país es un eslabón de la cadena. Basta subrayar que un intercambio de información entre autoridades mexicanas y estadounidenses reveló que el 80% de las víctimas de trata de personas que son identificadas en Estados Unidos pasaron por México o nacieron en México, según informó el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
En los últimos tres años, la línea nacional (800 5533 000) que tiene el Consejo Ciudadano para recibir y atender casos de trata se ha fortalecido y ha permitido contar con datos que permiten tener un registro detallado de dónde se están presentando los casos y quiénes son las víctimas de trata.
De acuerdo con el Informe de Trata de Personas en México del primer semestre del 2021, entre enero y junio se presentó un cambio sustancial en las formas de enganche que previamente se tenían registradas. El enamoramiento —que hasta antes de la pandemia ocupaba el primer sitio— quedó por debajo de las ofertas engañosas de empleo, y el aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad de las víctimas apareció por primera vez en los reportes.
“Está claro que los organismos delictivos, independientemente de su grado de peligrosidad, convirtieron la imposibilidad de operar de la misma manera durante la pandemia en una oportunidad de depredación ofreciendo falsas promesas de empleo que se caracterizan por elementos como: un salario claramente desproporcionado con respecto a los que están vigentes en el mercado, no requisitos formales de preparación ni de trayectoria ni de habilidades específicas, el traslado a otra ciudad, pero sobre todo el traslado a otro ambiente en donde se explota la expectativa y la esperanza para que se manipule a la persona tanto en la voluntad como en el cuerpo”, explicó Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia capitalina.
Hay que subrayar que la tipificación de la trata de personas establece 11 modalidades, pero no todas son reportadas. Mientras que en el 2020 la explotación sexual representó el 61% de los casos, este año cayó casi 15 puntos porcentuales, mientras que los de carácter laboral subieron 19 puntos.
“Hay que reconocerse como vulnerable cuando uno cree que una oferta laboral que no tiene sentido, que no tiene realismo puede ocurrir solamente porque tenemos la esperanza, hay que estar listo cuando un cree que una oferta amorosa, sexual, de algún tipo nos va a sacar —sobre todo si somos menores de edad— de esa situación de precarización que vivimos”, subrayó el funcionario.
Según el informe, los reportes de trata que recibió el Consejo Ciudadano en el primer semestre de 2021 registran una disminución del 13% con respecto al mismo periodo de 2020 al pasar de mil 018 a 887.
Prostitución u otras formas de explotación sexual, explotación laboral, trabajo o servicios forzados y mendicidad forzosa son los tipos de explotación mayormente reportados.
Aunque es un proceso difícil, en el primer semestre de 2021 los reportes recibidos por el Consejo Ciudadano permitieron abrir 284 carpetas de investigación por este delito, el 7% del total que fueron presentadas a nivel nacional.
“La idea es que todos los reportes se convirtieran en carpetas de investigación, lo cual no es fácil (…) buscamos generar un espacio para que todo mundo sepa como testigo o como víctima que puede denunciar o acudir a un Consejo Ciudadano -que es parte de un eslabón de una cadena de auxilio- para que alguien pueda salvar su vida de la esclavitud porque la trata de personas es una forma de esclavitud”, agregó el funcionario.
En entrevista con Animal Político, Guerrero Chiprés explicó que llegar a la denuncia y la apertura de carpeta de investigación es un camino complejo por dos principales hechos: lo difícil que resulta para las víctimas el aceptar que lo son, y por otra parte, la complejidad del tipo penal de la trata de personas pues se llega a calificar como secuestro, privación ilegal de la libertad o prostitución, por ejemplo.
“La vergüenza de haber sido víctima inhibe la apertura de la carpeta (de investigación), no es fácil que una mujer que tenía 14 años, que la engañaron con el enamoramiento y ahora tiene 22 (años) y probablemente tiene 1 o 2 hijos del tratante… no es fácil que esa persona vaya y abra una carpeta”, señaló Guerrero Chiprés.
Sobre la edad de las víctimas de trata el 41.1% son menores de edad, el 28.4% son personas de entre 18 y 30 años, el 9.5% personas de entre 31 y 50 años y el 6.3% son adultos mayores.
También aumenta explotación sexual
En el marco del Día Mundial contra la Trata de Personas —que se conmemora el 30 de julio— la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez A.C. informó que durante la pandemia registraron el incremento en un 30% de la trata de personas con fines sexuales en el país, esto entre marzo de 2020 a la fecha.
A través de un comunicado la Brigada Callejera informó que ha documentado que la mayoría de las víctimas de este delito son provenientes de los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Tlaxcala y Tabasco. En su gran mayoría son enganchadas con promesas laborales.
“La organización ha identificado a la Ciudad de México y Tapachula (Chiapas) como los destinos donde más víctimas de trata sexual existe. En la entidad fronteriza las mujeres centroamericanas son el blanco del delito. En lo que va del 2021 Brigada Callejera ha acompañado a 30 personas para abrir carpetas de investigación por el delito de trata en Tapachula, la mayoría de víctimas son originarias de Honduras. En la Ciudad de México, en el mismo periodo, se han abierto 15 carpetas”, informaron.
Entre los casos documentados y a los que han dado seguimiento se encuentra el de una joven de 23 años originaria de Catemaco, Veracruz quien era explotada sexualmente en la zona de La Merced.
Dado que la joven no sabía ni leer ni escribir, la persona que la explotaba le escribía con un plumón en el brazo la leyenda “270 cobro”.
La víctima, que tenía discapacidad psicosocial, fue traída a la Ciudad de México con la promesa de casarse con su quien se convirtió en su tratante, pero desde Puebla la obligó a dar servicios sexuales. Pasados los meses la joven intentó atentar contra su vida pero los captores lo impidieron. En Veracruz sus padres la buscaban y ya sumaba seis meses que la habían reportado como desaparecida.
En este caso en particular Brigada Callejera denunció “negligencia (…) debido a que las autoridades de la Fiscalía Central de Investigación para la Atención del Delito de Trata de Personas señalaron no poder avanzar en el caso debido a que la víctima padecía de sus facultades mentales. La joven regresó a su hogar sin que a la fecha se encarcele a los responsables de la esclavitud sexual que vivió”.
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