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Algunos trabajadores sanitarios están recibiendo la vacuna, pero otros no ¿quién decide eso?

El personal del Hospital Universitario de Temple recibe la vacuna contra el coronavirus en Filadelfia, el 16 de diciembre de 2020. (Hannah Yoon/The New York Times)
El personal del Hospital Universitario de Temple recibe la vacuna contra el coronavirus en Filadelfia, el 16 de diciembre de 2020. (Hannah Yoon/The New York Times)

El médico Biron Baker dirige una clínica de medicina familiar en Bismarck, Dakota del Norte. Todos los días hay pacientes que llegan a consulta, y quién sabe cuántos podrían estar enfermos del coronavirus. Baker los atiende como puede, y él y su reducido personal hacen lo que pueden para no enfermarse.

Pero pese a que las cifras diarias de muertes por coronavirus baten los récords anteriores y esta semana se empieza a aplicar la vacuna a trabajadores sanitarios en la primera línea de batalla, hasta ahora Baker y su personal no están entre las personas escogidas para vacunarse, y no saben cuándo será su turno.

“No hemos sabido una sola palabra de nuestro estado”, sostuvo, y añadió que varias veces había intentado contactar a las autoridades estatales para obtener información, pero no tuvo éxito. “Ningún correo electrónico, ningún fax, ninguna declaración, nada en absoluto”, dijo.

La vacuna quizá sea el único motivo de esperanza en el país, mientras el coronavirus sigue con su embestida y se desarrolla una crisis de desempleo mucho peor que en otras recesiones, según los nuevos datos. De cualquier manera, en la rebatiña por vacunar a millones de trabajadores sanitarios, han empezado a surgir decisiones difíciles sobre a quién le toca primero y quién debe esperar. Hasta ahora, la campaña de vacunación se ha concentrado en los hospitales. En los últimos días, los trabajadores que tratan a pacientes de COVID-19 en unidades de cuidados intensivos y salas de urgencia han sido los símbolos del declive del virus.

Pero hay aproximadamente 21 millones de trabajadores sanitarios en Estados Unidos (es una de las industrias más grandes del país), y vacunar a todos en la primera oleada sería imposible. Esa situación ha hecho que varias categorías de otros trabajadores que también corren el riesgo de infectarse en su empleo se pregunten cuál será el lugar que ocuparán en la estrategia de vacunación.

“Hay muchas interrogantes y cuchicheo nervioso”, dijo Arthur Caplan, profesor de bioética en la Facultad Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York.

Dijo que hay muchas áreas grises: médicos de cabecera en áreas de alta infección, trabajadores que manejan los cadáveres, los bomberos que responden a las llamadas al 911, dentistas, patólogos que manejan pruebas de coronavirus en laboratorios y empleados en hospicios.

“Ahora mismo, se están preguntando: ‘¿Dónde entro yo en todo esto?’. Eso se ha convertido en un forcejeo considerable tras bambalinas”.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), han establecido categorías, pero son muy amplias, por lo que cada estado, y cada sistema hospitalario, ha ideado su propio plan y prioridades. El resultado ha sido una constelación de reglas y agrupaciones que puede llegar a ser confusa y ha hecho que algunos trabajadores sanitarios como Baker (así como asociaciones profesionales de grupos como patólogos, dentistas y examinadores médicos) se pregunten en qué lugar se encuentran.

“Lo que está pasando es un poco confuso”, dijo Sally Aiken, examinadora médica del condado de Spokane en el estado de Washington y presidenta de la Asociación Nacional de Examinadores Médicos. “No tenemos muy claro si estamos en alguna parte de la Fase 1A o no”, dijo, refiriéndose al nombre de los CDC para el primer grupo de vacunación. Mencionó que las reglas diferían según el estado.

Nazin Jamal, a la izquierda, que trabaja en el piso COVID-19 del Centro Médico Regional Jefferson, recibe la vacuna en Pine Bluff, Arkansas, el 15 de diciembre de 2020. (Andrea Morales/The New York Times)
Nazin Jamal, a la izquierda, que trabaja en el piso COVID-19 del Centro Médico Regional Jefferson, recibe la vacuna en Pine Bluff, Arkansas, el 15 de diciembre de 2020. (Andrea Morales/The New York Times)

Aiken expresó una opinión que muchos miembros del personal sanitario, que fueron entrevistados para este artículo, han formulado. “No tenemos que estar de primeros. Pero también queremos decir con todo respeto: ‘No se olviden de nosotros. Nosotros también corremos riesgo’”.

Una de las categorías más esenciales han sido los bomberos y otros trabajadores de los servicios de emergencia.

Los bomberos, que son quienes responden a las llamadas de 911 y entran en las casas de las personas, con frecuencia son el primer punto de contacto con el sistema de salud. Proporcionan el 85 por ciento de la respuesta a situaciones de emergencia en el país, dijo Harold Schaitberger, presidente general de la Asociación Internacional de Bomberos.

Pero a pesar de que están en una posición de vanguardia, dijo que no está claro cuándo serán vacunados.

“Deberíamos ser absolutamente directos”, afirmó Schaitberger. Los bomberos tuvieron que luchar para tener acceso a equipo de protección personal, comentó, y ahora tienen que volverlo a hacer para poder vacunarse.

Y, a medida que el virus cobra auge en muchos lugares, ese trabajo solo se ha vuelto más peligroso. La semana pasada, seis de los 33 bomberos que atienden en Newport, Kentucky, una ciudad del otro lado del río de Cincinnati, estaban inactivos porque habían contraído el COVID-19 o porque estuvieron en contacto cercano con alguien infectado.

Jake Silvati, presidente del Local No. 45 de Bomberos Profesionales de Newport, dijo que no había escuchado una respuesta clara de la oficina del gobernador Andy Beshear sobre qué lugar ocupan en la fila. Comentó que apoyaba al gobernador, pero dijo sentirse preocupado de que algunas personas responsables de la distribución de la vacuna no se den cuenta del papel tan esencial que desempeñan los bomberos.

“Entre más pronto podamos tener la vacuna, más a la vanguardia podremos estar”, dijo Silvati. “Solo es una herramienta más para mantenernos saludables”.

Los hospitales son la zona cero para el programa de vacunación, pero incluso allí, no todo el mundo puede ser incluido en la primera dotación.

Melanie Swift, una doctora que trabaja en la Clínica Mayo, está ayudando a ese sistema hospitalario a gestionar los esfuerzos de comenzar a vacunar a su numeroso personal, sobre todo en el Medio Oeste.

El sistema hizo una hoja de datos categorizando los riesgos para cada uno de sus 72.000 miembros del personal; primero se vacunarán los trabajadores que tienen contacto con pacientes de COVID-19 de manera más frecuente, intensiva y menos controlada, incluyendo a trabajadores de la sala de urgencias y a trabajadores de cuidado prolongado. Las primeras dosis de la vacuna, que están programadas para llegar esta semana, seguramente cubrirán a la mayoría de esos trabajadores, dijo Swift, y a aproximadamente 6500 personas en su sede matriz en Rochester, Minnesota.

¿Cuáles otros trabajadores han preguntado cuándo se vacunarán?

“Ah, pues todos”, respondió. “Casi todos han comenzado su pregunta con la frase: ‘Claro que no creo que yo deba estar antes del personal de CI de COVID que ha estado inundado de trabajo desde marzo. Pero nuestros pacientes pediátricos no siempre pueden tener la mascarilla; quizá corramos mayor riesgo’”, añadió dando un ejemplo de la pregunta que todo el mundo le hace.

Dijo que le ha estado diciendo a la gente que tarde o temprano todos serán vacunados.

La respuesta a ¿cuándo? es elusiva. William Borden, jefe de calidad y salud poblacional de Asociados de la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington en Washington D. C., dijo que las dosis que había recibido no alcanzarán para todos los trabajadores de los departamentos de máxima prioridad, pero que esperaba recibir más pronto.

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This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company