Cómo tomar buenas decisiones financieras en entornos de incertidumbre


Cuando los especialistas nos comentan que estamos frente a una nueva crisis, recesión o sencillamente incertidumbres financieras, nos llenamos de miedos y dudas acerca de las decisiones que debemos tomar en nuestro mundo personal. Pocas veces creemos que tenemos alguna posibilidad de control e incluso podemos quedarnos paralizados. Sin embargo, hay una buena noticia desde la neurociencia: tu cerebro puede ayudarte a decidir.

Existe un concepto en neurociencia para momentos como estos, y es lo que se conoce como la teoría del valor esperado de control (EVC, por sus siglas en inglés). A través de esta, comprendemos la forma como el cerebro estima el valor de la información y el costo del control.

De forma más sencilla, esto indica que podemos saber cómo tomamos decisiones y evaluamos los posibles resultados a partir de esas decisiones. La EVC es una teoría que ha ido ganando terreno en la industria financiera, especialmente en el mundo de las inversiones, así que puede ser de ayuda para ti conocer cómo funciona.

EL VALOR ESPERADO DE CONTROL (EVC)

La teoría EVC es un postulado que nos permite analizar el valor de las elecciones que hacemos de acuerdo con el resultado esperado de dichas elecciones. En otras palabras, cuando tomamos una decisión, ya estamos haciendo evaluaciones de los posibles resultados y cuán probable es que cada uno de esos resultados ocurra. Posteriormente, calculamos el valor esperado de cada resultado posible y nos quedamos con aquella opción que tenga el valor esperado más alto.

Además de evaluar las opciones, la teoría EVC toma en cuenta el nivel de influencia que tenemos ante el resultado de cada elección que hacemos. Puedes tomar como ejemplo la existencia de dos opciones para invertir.

La primera tiene un rendimiento esperado alto, pero poco control sobre el resultado (como la inversión en bolsa). La segunda tiene un rendimiento esperado más bajo, pero tienes mucho control sobre el resultado (como crear tu propio negocio).

De acuerdo con la teoría EVC, ante la incertidumbre es mucho mejor la segunda opción porque tienes más control sobre el resultado, aunque el rendimiento sea más bajo.

Ahora la pregunta interesante es: ¿cómo logra el cerebro hacer estos cálculos? Para ello, el cerebro cuenta con dos sistemas. El primero es el sistema de valoración, que asigna valores a diferentes opciones según las recompensas o castigos esperados, y se realiza desde la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC). El segundo es el sistema de control, que determina el nivel de control necesario para lograr cada una de las opciones, y se realiza desde la corteza prefrontal dorsolateral (dlPFC). Ambos sistemas colaboran para calcular el valor esperado de control, y tomar la mejor opción posible.

APLICACIONES DE EVC EN LAS DECISIONES FINANCIERAS

Si bien es cierto que la aplicación de la teoría EVC abarca todas las áreas de decisiones humanas como la adopción de hábitos de salud, las opciones en relaciones de pareja e incluso para elegir la profesión que nos genere más satisfacción integral, en esta oportunidad me voy a enfocar, como especialista en neurofinanzas, en esas áreas donde la posibilidad de multiplicar o perder el dinero es el centro de la decisión.

1. EVALUACIÓN DE OPCIONES DE INVERSIÓN

Tal como mencioné anteriormente, un inversionista puede utilizar la teoría EVC para decidir su mejor opción en cuanto a una inversión activa o pasiva, una inversión en una empresa ajena o propia, una inversión local o global, e incluso una inversión en moneda local o moneda extranjera.

2. OPTIMIZACIÓN DE PORTAFOLIO DE INVERSIÓN

Desde la teoría EVC, los inversionistas pueden ajustar sus portafolios dependiendo de su percepción y tolerancia al riesgo. Por ejemplo: si identifica un nivel alto de incertidumbre, puede asignar más recursos a activos de bajo riesgo, donde se sienta más en control.

3. EVALUACIÓN DE LA CAPACIDAD INVERSORA

Otra forma de aplicar la teoría EVC está relacionada con la evaluación de los resultados de las inversiones, basados en las capacidades del gestor de inversiones ante los rendimientos del mercado. De esta manera, los inversores pueden utilizar el valor esperado de control para evaluar si el desempeño de un gestor se debe a su habilidad o la suerte.

Durante muchos años, los psicólogos habían estado hablando del principio de locus de control interno para explicar aquellas personas con capacidad de mejorar sus vidas a través de sus decisiones. La teoría del valor esperado de control eleva esto a un proceso neuronal claramente identificado, y que influye de manera directa en la calidad de nuestras decisiones.

Saber tomar decisiones financieras informadas y seguras que nos conduzcan a mejores resultados a largo plazo definitivamente nos permite vivir más tranquilos, incluso en medio de la incertidumbre. N

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Joselyn Quintero es especialista en neurofinanzas, autora de varios libros, conferencista y directora de Armonía F. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.

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