Yahoo Noticias Todo lo que Juan Carlos I olvida mientras saca pecho en el funeral de Isabel II
"No he matado a nadie". "Soy el rey vivo más antiguo".
Los lamentos, y argumentos, que el rey emérito ha verbalizado ante la incómoda situación que ha propiciado su presencia en Londres durante los homenajes póstumos a la reina Isabel II de Inglaterra no han tardado en ver la luz. Si los preparativos organizados por Zarzuela para evitar que Juan Carlos tuviera un papel protagonista han molestado al antiguo monarca, éste no iba a cortarse un pelo a la hora de tomarse la revancha. Y lo ha conseguido. Las filtraciones, convenientemente aireadas, han contribuido a tensionar el viaje de Felipe VI hasta el punto de igualar las incomodidades.
De forma que él ha tenido que ver cómo formaba, junto a Meghan Markle y el príncipe Andrés, el trío de los apestados. Mientras que su hijo no ha podido evitar que la prensa haya dado cuenta de la incómoda situación.
Los detalles importan. Este pie de foto de @el_pais hoy en portada. “Imágenes captadas de la señal de televisión “ pic.twitter.com/uW3f78m8vZ
— Andrés Rodríguez (@ArodSpainMedia) September 19, 2022
No sabemos si será suficiente para el emérito o si prefería hacer más sangre. Lo que sí queda claro es que, entre sus argumentos para reclamar su derecho a capitanear la delegación de la Casa Real a Buckingham, el rey no tuvo tanto interés por equilibrar la balanza. Porque sí, puede que sea el rey vivo más antiguo. Y, efectivamente, era familiar lejano de Isabel II. Pero alguien debería recordarle la cantidad de pecados que ha dejado tras de sí y que, gracias a su empecinamiento por reclamar el sitio perdido, no paran de volver una y otra vez a la palestra.
Empezando por la muerte de su hermano. "Un desgraciado accidente familiar", como se encargó de definir el franquismo en 1956, por un disparo sospechoso del que los poderes de la época no quisieron dar más detalles. Una bala atravesó la cabeza del hijo favorito de Alfonso XIII después de que a Juan Carlos, cadete en la Academia Militar de Zaragoza, se le disparara un arma que le habían regalado. Hubo tanto interés por enterrar lo ocurrido que no hubo ni investigación ni juicio -ni por la vía civil ni por la militar- por un homicidio imprudente que puede acarrear hasta cuatro años de prisión según el Código Penal. Lo que significa que la inviolabilidad del emérito empezó antes, incluso, de ser nombrado Rey de España. Con la diferencia de que hace ya tiempo que se terminó el pacto de silencio que le protegía.
Siguiendo por la larga lista de delitos fiscales que se le imputaron aunque, finalmente, todos fueron archivados pese a la veracidad de los indicios. Hablamos de blanqueo de capitales, fraude fiscal, aperturas de trust en paraísos fiscales con fondos de origen supuestamente delictivo, recepción de regalos jamás declarados a Hacienda, cobro de comisiones ilegales, etc... Por mucho menos su yerno Iñaki Urdangarín fue condenado inicialmente a casi seis años de prisión.
Continuando por el uso caprichoso de fondos reservados para mantener silenciadas a algunas de sus conquistas extramatrimoniales.
Y acabando con las causas abiertas del antiguo monarca en suelo británico, donde Juan Carlos está siendo investigado por hostigamiento, difamación y vigilancia ilegal contra Corinna Larsen, su amiga especial por la que, según coinciden en señalar muchas fuentes, estuvo dispuesto a divorciarse de la reina Sofía.
Normal que Carlos III invitara al emérito al funeral por su madre. Mientras Juan Carlos I esté en Londres, la familia real británica no será la única que tenga que disimular episodios poco decorosos de sus miembros.
En vídeo | El rey emérito Juan Carlos y el rey de España Felipe VI coinciden en Buckingham
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