“Tocó el agua y no lo vimos más”: la emocionante liberación del tortugo Jorge tras 40 años de cautiverio
MAR DEL PLATA.- Y un día llegó para el tortugo Jorge la oportunidad del regreso a casa, que no es ni más ni menos que su reencuentro con el mar tras los más de 40 años de cautiverio, un período que lo tuvo entre Mendoza y esta ciudad luego de haber sido rescatado por pescadores en costas de Bahía Blanca.
Con una larga permanencia en un pequeño estanque del acuario de Mendoza y otros últimos tres años en un espacio mucho más amplio en el Aquarium Mar del Plata, este ejemplar de tortuga cabezona, que los científicos identifican como Caretta Caretta, tardó apenas un par de segundos en sumergirse y desaparecer de la superficie del océano Atlántico, frente a las costas marplatenses y la sorpresa del equipo científico y profesional que participó del operativo.
Hasta allí se lo trasladó esta mañana en el guardacostas Buenos Aires, de la Prefectura Naval Argentina, con un despliegue que enfrentó un bravo oleaje y se coronó con la liberación en aguas abiertas de Jorge, objetivo con el que se lo había traído hasta estas costas.
La reinserción de este animal en su hábitat natural se da casi en coincidencia con el reciente cierre definitivo del Aquarium Mar del Plata, un histórico oceanario que a la par de sus espectáculos disponía de una fundación con personal especializado para el rescate, recuperación y rehabilitación de animales marinos.
“Se ve que venía sintiendo la cercanía del mar desde antes porque tocó el agua y no lo vimos más”, afirma Alejandro Saubidet, director científico de Aquarium Mar del Plata y al frente del equipo que se embarcó para cumplir con la única liberación de animales que había en el complejo. Todos los restantes, que nacieron y se habían criado en cautiverio, continuarán su vida en otros espacios similares a los que serán trasladados. La mayoría de ellos en el exterior.
En las costas de Bahía Blanca
La historia del tortugo Jorge nace cuando aparece en costas bahienses y un grupo de pescadores se preocupa por su suerte. Así aparece el interés del acuario de Mendoza, que entonces dispuso un despliegue especial para transportarlo a lo largo de más de 1100 kilómetros. Con su porte y particularidades no tardó en convertirse en una de las estrellas del complejo y de los favoritos de los visitantes.
En 2022 llegó a Aquarium Mar del Plata, esta vez en avión, monitoreado de cerca por dos veterinarios. El cambio no solo lo puso a un paso del mar. También le generó condiciones de vida mucho más acordes, ya que dejó un piletón muy ajustado por otro que aquí era casi diez vez superior en comodidades: tres metros de profundidad y casi 150.000 litros de agua.
Previo al traslado, según advierte Saubidet a LA NACIÓN, se avanzó con un proceso de adaptación ya que Jorge vivía allá en agua dulce y aquí debía reencontrarse con salinidad del agua de mar. Eso demandó todo un proceso, monitoreado con ionogramas y funcionamiento de su aparato excretor. Todo salió de maravillas.
Aprendizaje
A Mar del Plata llegó con el firme objetivo de afrontar el tramo de preparación para la reinserción en el medio marino. Para eso, hubo que ponerlo en el desafío de hacerse de su alimento, siempre dentro de ese foso de tres metros de profundidad. Allí convivía con rayas y para comer debía ir en busca de alimento vivo, en su mayoría bivalvos, que es lo que ahora deberá procurarse fundamentalmente en el lecho marino. “Aprendió rápido a cazar y proveerse por sí solo”, explicó el especialista.
El viaje previo a su liberación, que llevó casi dos horas, lo pasó en un pequeño contenedor. Con ese mismo equipamiento se lo descendió, con apoyo de sogas y arneses, hasta la superficie marina, donde dos técnicos aguardaban para favorecer su salida. Casi no tuvieron que hacer demasiado.
El tortugo se zambulló y siguió aguas abajo, en busca del mundo con el que había perdido contacto hace más de cuatro décadas. Lleva incorporado un chip que permitirá un seguimiento satelital de sus movimientos, de interés para los científicos que buscarán determinar su comportamiento y sus rutas.
Otras experiencias
Para Aquarium Mar del Plata no es la primera vez que se vive esta experiencia de reinserción con rastreo. Ya lo habían hecho en 2007 con pingüinos, marcados en el contexto de un estudio de la Universidad de Nueva York, y también con otra tortuga marina.
El seguimiento de Jorge será por señales que proveerá el sistema satelital cada vez que tome contacto con la superficie, cuando sale a respirar. Se espera que se puedan sumar datos importantes para medir su comportamiento en estos tiempos.
Las aguas con las que tomó contacto están hoy por los 18°C de temperatura. Es un hecho que este animal, un reptil muy tentado por las aguas cálidas, migrará con rumbo norte y buscará corrientes más cálidas, como las del sur de Brasil.
Saubidet no advierte mayores riesgos en cuanto a la adaptación del animal al hábitat marino. Marca como muy valioso que ya había vivido 20 años en ese ambiente, hasta que fue rescatado y derivado a cautiverio. También resalta que se trata de un reptil de perfil solitario, por lo cual no necesita tanto de sus compañeros para vivir y sobrevivir. “Es solitario, no nació en cautiverio y eso lo ayudará a vivir por sus medios”, afirma y cita el caso de experiencias similares en España, donde fueron liberadas dos tortugas marinas que pasaron 20 años en cautiverio y el monitoreo satelital confirma que se han adaptado bien a su nuevo espacio.