Tiburón rastreado por científicos es devorado por otro depredador más grande cerca de las Bermudas

Cuando una criatura marina es un depredador de siete pies de tamaño con hileras de afilados dientes y un cuerpo poderoso, en el mar no hay muchas cosas a las que le pueda temer.

Así es la vida del tiburón cailón (conocido también como marrajo), una especie que recorre desde el Océano Atlántico hasta el Mar Mediterráneo y el sur del Océano Pacífico.

“Estos tiburones son grandes, activos, de complexión sólida (pueden alcanzar hasta 12 pies y pesar hasta 507 libras), y llegan a vivir 30 e inclusive 65 años”, dijeron biólogos marinos en un estudio publicado el 3 de septiembre en la revista especializada Frontiers in Marine Science.

Por los cuerpos que tienen estos tiburones se podría pensar que la especie tiene éxito en los océanos, pero debido a un ciclo reproductivo sumamente lento, las poblaciones del tiburón cailón están amenazadas y otras críticamente en vías de extinción.

“Las hembras no reproducen hasta que tienen unos 13 años, y solo paren un promedio de cuatro crías cada uno o dos años, después de un período de gestación de entre ocho y nueve meses”, dijeron los expertos.

Equipo de científicos dirigido por Brooke Anderson (segunda desde la derecha) instalan en los tiburones etiquetas de archivo satelital (PSAT) y transmisores satelitales en las aletas. James Sulikowski/Frontiers
Equipo de científicos dirigido por Brooke Anderson (segunda desde la derecha) instalan en los tiburones etiquetas de archivo satelital (PSAT) y transmisores satelitales en las aletas. James Sulikowski/Frontiers

Con la esperanza de conocer más sobre estos animales, un un equipo de científicos dirigido por Brooke Anderson, estudiante graduada de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), estuvo estudiando a tiburones cailón cerca de la costa de Cape Cod entre 2020 y el 2022, según el estudio.

CAPTURAN A HEMBRA PREÑADA

El equipo instaló en los tiburones etiquetas de archivo satelital (PSAT)” y “transmisores satelitales en las aletas” de acuerdo con el estudio. Los transmisores en las aletas, envían una señal de satélite con el lugar donde se encuentra el tiburón cada vez que sale a la superficie. La etiqueta de archivo satelital mide las condiciones ambientales como la temperatura del agua y la profundidad en que se halla el tiburón basándose en la cantidad de luz que el transmisor detecte, y el dispositivo está preparado para que se desprenda y flote en la superficie luego de una cantidad predeterminada de tiempo, dijeron los expertos.

Uno de los cailones capturado en Massachusetts era una hembra de siete pies preñada, según el estudio. Los expertos esperan poder usar los datos de su migración para así identificar dónde las hembras paren y dónde se congregan los recién nacidos.

Al ejemplar se le instaló una etiqueta de archivo satelital y posteriormente se soltó al agua. La información del rastreo se guarda en la etiqueta y no se transmite a los expertos hasta que la etiqueta se desprende del tiburón, según el estudio, de modo que hay que saber esperar.

Uno de los cailones capturados en Massachusetts era una hembra de siete pies preñada, según el estudio. Jon Dodd/Frontiers
Uno de los cailones capturados en Massachusetts era una hembra de siete pies preñada, según el estudio. Jon Dodd/Frontiers

“Sin embargo, la suerte nos ayudó”, dijeron los expertos. “De forma inesperada el transmisor de esta hembra empezó a transmitir desde las Bermudas 158 días después de haber sido soltada al mar. Esto quiere decir que la etiqueta se había desprendido y estaba flotando en la superficie”.

La etiqueta se recuperó y los científicos comenzaron a investigar a través de la información.

Durante cinco meses, el tiburón permaneció en profundidades de entre 500 y 2,000 pies por la noche y a más altas durante el día. La etiqueta solo se activó en una ocasión, lo que quiere decir que únicamente subió a la superficie una vez durante ese período. El tiburón también nadó en aguas de diferentes temperaturas durante el día, mientras cambiaba de profundidades, de una forma consistente, de acuerdo con el estudio.

“De repente, a partir del 24 de marzo de 2021 durante en un período de cuatro días, la temperatura que medía la etiqueta permaneció sin cambios (71.6 grados Fahrenheit), a una profundidad de entre 500 y 2,000 pies. “Solo había una explicación posible: ese día, la desafortunada marraja fue cazada y devorada por un depredador más grande. La etiqueta, posiblemente expulsada cuatro días más tarde, comenzó a transmitir”.

La temperatura constante no significa que el tiburón permaneció en un solo lugar, sino en realidad que la etiqueta se movía a través del sistema digestivo del depredador.

‘MISTERIO CIENTIFICO’

Los científicos calificaron lo ocurrido como “un misterio científico”, en tanto especulan sobre los posibles depredadores.

“Se localizaron dos depredadores endotérmicos lo suficientemente grandes como para poder devorar a tiburones cailones maduros cerca y en la época del año en que tuvo lugar el ataque, entre ellos un gran tiburón blanco y un tiburón mako”, dijo el estudio.

Aunque es lo suficiente grande, el mako por lo general se alimenta de calamares, peces, pequeños tiburones, tortugas, marsopas y aves marinas, dijeron los expertos. De igual modo, suelen bajar a grandes profundidades varias veces en un mismo día cuando están en mar abierto.

Por otra parte, se sabe que el gran tiburón blanco come ballenas, delfines, focas, mantarrayas, y permanece en profundidades consistentes, dijeron los científicos. Los expertos dijeron que lo más posible es que un ataque de un gran tiburón blanco, si bien la información recogida no ha podido dar una respuesta concreta.

“El ataque contra una de nuestras hembras preñadas fue un descubrimiento realmente inesperado. Hemos empezado a descubrir que el proceso es más complejo de los que pensábamos”, dijo Anderson. “Tenemos que seguir estudiando las relaciones entre los depredadores, para de este modo, poder calcular con qué frecuencia los grandes tiburones se atacan y cazan entre sí. Esto nos ayudará a saber qué impactos podrían tener estas interacciones en el ecosistema”.

El tiburón cailón fue atacado en el Mar de los Sargazos, cerca de la costa de Bermuda, un archipiélago en el oeste del Atlántico.

Traducción de Jorge Posada