Es Texas a 100 kilómetros de Corea del Norte: la mayor base militar de EE.UU. en el extranjero
Camp Humphreys, Corea del Sur (CNN) -- Las estrellas del rock llegan a ver más mundo que la mayoría de nosotros, pero cuando los miembros de la banda de rock por excelencia de los años 2000, Hoobastank, llegaron en avión a la base militar estadounidense de Camp Humphreys, en Corea del Sur, quedaron sorprendidos por lo familiar que les parecía.
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"Cuando entramos por las puertas, me dije 'oye, esto es, esto se parece a algún lugar de Texas'", dijo el vocalista Doug Robb a CNN antes de que la banda encabezara las celebraciones del 4 de julio para los miembros del servicio" y sus familias.
"Es como si estuviéramos en otra parte del mundo y, de repente, volviéramos a Estados Unidos", dijo Robb sobre la extensa base estadounidense, hogar de 41.000 personas, al sur de la capital, Seúl.
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La calle principal de Humphreys el Día de la Independencia no parecería fuera de lugar en cientos de pequeñas ciudades estadounidenses. Los niños chapoteaban en una fuente de la acera. Camiones ambulantes de comida servían barbacoa, al estilo estadounidense y también al coreano. Las escuelas y los scouts celebraron actos para recaudar fondos. Cónyuges de militares vendían dulces desde sus negocios caseros.
La diferencia aquí es que estas escenas se desarrollaron bajo la protección de las lanzaderas de defensa antimisiles Patriot, a unos 100 kilómetros de Corea del Norte, y a pocos minutos de vuelo del arsenal de lanzaderas de cohetes y cañones de artillería que apuntan hacia el sur y están al mando de Kim Jong Un, uno de los autócratas más aislados del mundo.
La importancia de Camp Humphreys no ha hecho más que crecer a medida que Corea del Norte ha ampliado su amenaza militar en los últimos años, construyendo un programa de misiles nucleares en desafío a las resoluciones de Naciones Unidas que lo prohíben y lanzando un flujo constante de retórica bélica contra Corea del Sur y su aliado estadounidense.
Corea del Norte y Corea del Sur acordaron un armisticio para poner fin a los combates en 1953, pero nunca se firmó un tratado de paz, por lo que técnicamente siguen en guerra. Mientras tanto, Corea del Sur y Estados Unidos tienen un tratado de defensa mutua desde hace décadas que significa que ambos deben acudir en ayuda del otro si alguna vez son atacados.
A medida que las tensiones han ido aumentando a lo largo de la zona desmilitarizada en los últimos años, también lo ha hecho el campamento Humphreys.
El comandante de la guarnición, el coronel Ryan Workman, califica la base de "centro de gravedad de la alianza militar" entre Corea del Sur y Estados Unidos.
Pero como la mayor base estadounidense en Corea del Sur, su presencia también envía un mensaje de disuasión a todo el noreste de Asia.
En su intervención ante la Comisión de Servicios Armados del Senado en marzo, el comandante de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur, el general del ejército Paul LaCamera, afirmó que China y Rusia, adversarios de Estados Unidos, deben tener "presentes" las decenas de miles de tropas estadounidenses en la península en cualquier escenario de conflicto.
LaCamera calificó a Corea del Sur como el "eje de la seguridad en el noreste de Asia y un aliado de tratado que debemos defender".
Un restaurante Texas Road House cerca del centro de Camp Humphreys, visto el 4 de julio de 2024. Crédito: Brad Lendon/CNN
Una diana en la península
Algunos dicen que en caso de una nueva guerra en la península coreana, Camp Humphreys sería el mayor objetivo de Corea del Norte.
Humphreys es el cuartel general de las fuerzas estadounidenses en Corea, del Octavo Ejército y de la 2° División de Infantería del Ejército.
También alberga el Comando de Fuerzas Combinadas EE.UU.-Corea del Sur y el Comando de las Naciones Unidas, que se creó para luchar en la Guerra de Corea y sigue vivo como garante internacional de la seguridad surcoreana.
La instalación cuenta con el aeródromo más activo del ejército estadounidense en el Pacífico, zumbando con unidades de helicópteros y aviones de inteligencia.
Un paseo en auto por sus kilómetros de carreteras revela cientos de vehículos militares y equipos logísticos, todos ellos garantizando que las unidades estadounidenses estén listas, como dice el lema de la base, para "luchar esta noche".
"Tenemos una misión real aquí en Corea. Y es realmente defender nuestras dos patrias y mantener la paz y la seguridad en la región", dice el coronel Workman.
Un obús frente al Cuartel General del Mando de la ONU en Camp Humphreys. Crédito: Charlie Miller/CNN
Esa misión, y ese conglomerado de mandos en las 1.450 hectáreas de Humphreys, lo convierten en un objetivo obvio para Corea del Norte, dijo Mark Hertling, general retirado del ejército estadounidense y analista militar de CNN.
"Es un blanco enorme... una gran diana", dijo.
Hertling, excomandante del Ejército de EE.UU. en Europa, dijo que esa amenaza inminente significa que todos --desde los generales hasta los estudiantes de secundaria-- deben estar siempre en estado de alerta. Los militares deben estar listos para desplegarse en cualquier momento, las tropas al combate, las familias a zonas más seguras al sur.
Todos guardan una "bolsa de viaje" con documentos vitales, medicinas y ropa esencial en sus cuarteles, y hacen simulacros sobre los protocolos de evacuación, dice. Si tienen un coche en la base, se les exige que guarden una cantidad mínima de combustible en él para garantizar una retirada rápida.
"Al igual que los soldados practican para ir al frente, los familiares tendrán ensayos sobre qué hacer en caso de que haya una amenaza que parezca importante y que tengan que salir de la península", dijo Hertling.
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Si alguno de esos posibles peligros y simulacros de preparación están en la mente de Tyrese "Re" Cook en una tarde de junio, ella no lo demuestra para nada.
Tiene las manos ocupadas, probablemente no muy diferente de miles de padres de Cincinnati, Ohio, la ciudad natal de la familia Cook.
Su marido, el sargento Terry Cook, trabaja en soporte informático, manteniendo las computadoras listas para la oficina y el campo de batalla.
Tienen cinco hijas: dos pares de gemelas de 6 meses y 5 años, así como una niña de 2 años en el medio.
Re hace malabarismos para preparar las comidas, llevar y traer a las gemelas mayores al colegio, cambiar pañales a las pequeñas y hacer sus propios videos en YouTube para presentar al mundo la vida en Corea del Sur.
Sólo llevan un par de meses en Humphreys, pero ya se siente como en casa, dijo Re mientras se sentaba a charlar unos minutos.
"Siento que ésta es una base llena de oportunidades... es un Estados Unidos miniatura", dijo Cook.
El 4 de julio, Hoobastank tocó su concierto festivo en un escenario al aire libre justo al lado de la calle principal de la base, que parece más un suburbio de Dallas que un pueblo de Corea del Sur.
Un restaurante Texas Road House recibe a los comensales al otro lado de la plaza de una bolera con docenas de pistas, puestos de videojuegos que parecen sacados de una película de ciencia ficción y una fila de sillones de masaje con lista de espera en una bochornosa tarde de vacaciones.
En el economato de la base se pueden adquirir alimentos clásicos estadounidenses, piense en H-E-B, Kroger o Safeway, e incluso los residentes pueden disfrutar de auténticas donas Krispy Kreme, elaborados in situ con la receta original, que sigue siendo un secreto muy bien guardado.
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El glaseado de azúcar cae sobre las donas en la panadería de Camp Humphreys. Crédito: Charles Miller/CNN
La mayoría de los ingredientes para las donas se importan de Estados Unidos, dijo Choi Sung Ha, gerente de la panadería del Intercambio de la Fuerza Aérea del Ejército (AAFES) en el Campamento Humphreys, que también es veterano del Ejército y naturalizado estadounidense.
Dijo que, para las familias estacionadas en la base, dar un mordizco a esas donas pegajosas es como tener un trozo de hogar.
"Ésa es nuestra intención, y de eso estoy orgulloso", dijo Choi.
Las 300 docenas de donas Krispy Kreme que la panadería produce a diario son sólo uno de los productos recién salidos de sus líneas de producción. Sus panaderos también producen pan Wonder, 1.400 barras al día, bollos de brioche para los sándwiches de pollo de Popeye's y bollos con semillas de ajonjolí para las Whoppers de Burger King.
En total, la panadería usa 1.500 kilos de masa al día, según las autoridades.
Aunque parezca increíble, tener acceso a productos de panadería conocidos es una parte subliminal de la preparación militar, según el coronel de las Fuerzas Aéreas Jason Beck, comandante de la región del Pacífico para la AAFES.
Si un soldado en el campo de batalla sabe que su familia en la base está disfrutando de "un sabor de casa", es más probable que esté más concentrado en su misión, dijo Beck.
Y los efectivos que saben que sus familias son felices tienen más probabilidades de permanecer en el ejército y quedarse en Corea del Sur, dijo.
El departamento proporcionado por el Ejército a la familia Cook tiene ecos de hogar, con tres dormitorios, modernos electrodomésticos estadounidenses y un sofá grande y cómodo.
Sus tomas de corriente admiten enchufes de Estados Unidos, lo que significa que los pequeños electrodomésticos traídos de EE.UU. se pueden utilizar fácilmente sin adaptadores.
"Es tan sencillo y pequeño" pero proporciona "un pedazo de confort de hogar", dijo Re.
Otra cónyuge de militar, Dymen McCoy, puso en marcha un negocio casero, LeahCole's Delights, tras llegar a Corea del Sur hace dos años procedente de Carolina del Norte.
Durante el festival del 4 de julio, vendió delicias horneadas desde un puesto en el paseo principal de la base. El negocio iba viento en popa. A media tarde, aún había magdalenas disponibles, pero los brownies habían desaparecido, salvo unas migajas que ofreció como muestra.
"Alcancé mi punto máximo aquí, cuando llegamos a Corea", dijo McCoy, explicando que el negocio encuentra ahora clientes en los numerosos comandos de Humphreys y en los de la cercana base aérea de Osan.
"Simplemente explotamos aquí más de lo que imaginábamos", dijo McCoy, mientras los clientes pasaban por allí, y algunos decían que sus amigos les habían hablado de sus productos "que hay que probar".
Mucho antes de llamarse Camp Humphreys o, más tarde, US Army Garrison Humphreys, el aeródromo K-6 al sur de Seúl, Corea, fue el hogar del Grupo Aéreo 12 de los Infantes de Marina de EE.UU. durante la Guerra de Corea. Crédito: J.R. Boyer vía AG Humphreys/Flickr
100% de compromiso con Corea del Sur
La historia militar de Camp Humphreys se remonta a hace más de 100 años, cuando los ocupantes coloniales japoneses de Corea construyeron en el lugar el aeródromo de Pyeongtaek. Durante la Guerra de Corea, las fuerzas estadounidenses lo repararon y ampliaron para el uso del Ejército, bautizándolo como K-6.
En 1962, K-6 pasó a llamarse Camp Humphreys en honor del suboficial jefe del ejército Benjamin Humphreys, un piloto de helicóptero que murió en un accidente.
La base asumió diversas funciones durante más de cuatro décadas hasta 2007, cuando se roturó el terreno para una ampliación que se conocería como Guarnición Humphreys del Ejército de Estados Unidos.
En virtud de un acuerdo de 2004 con el gobierno surcoreano, EE.UU. trasladó fuerzas de las bases situadas en la capital surcoreana y al norte de ésta, incluido el cuartel general de las Fuerzas de EE.UU. en Corea, en Yongsan, en el centro de Seúl, a Humphreys.
Con ello, la superficie de Humphreys se triplicó, pasando de 1.210 acres a más de 3.600.
En la década de 2000, esa ampliación fue objeto de protestas, ya que algunos surcoreanos denunciaron los desalojos forzosos de los propietarios locales y los efectos sobre el precio de la tierra y los niveles de ruido que traería consigo la ampliación de Humphreys.
Pero el gobierno de Corea del Sur insistió en la necesidad de la base, sobre todo de que Yongsan volviera al control coreano. En una declaración de 2006, el entonces primer ministro Han Myeong-sook lo calificó de "una cuestión para impulsar el orgullo nacional".
Evolución de Camp Humphreys Fuente: Google Earth Gráfico: Rosa de Acosta, CNN
Tras más de 10 años de trabajo, la transformación se hizo oficial el 29 de junio de 2018, cuando se inauguró en Humphreys el nuevo cuartel general reubicado del Comando de la ONU y de las Fuerzas de EE.UU. en Corea.
La ampliación costó US$ 10.800 millones, el 90% de los cuales fue pagado por el gobierno surcoreano, dijo el general Vincent Brooks, entonces comandante de las USFK, en un discurso de ese día.
"Por ese 90%, EE.UU. sigue con ustedes, ¡al 100%!", dijo Brooks a los coreanos presentes.
El entonces ministro de Defensa de Corea del Sur, Song Young-moo, dijo a la multitud que las fuerzas de la ONU y de EE.UU. en Humphreys desempeñarían "un papel crucial de contribuir a la paz del mundo logrando un equilibrio como estabilizador del noreste de Asia y la paz en la península coreana".
Desde 2018, la base ha seguido ampliándose con grúas de construcción que se elevan sobre nuevos bloques de viviendas a medida que el ejército estadounidense aumenta su capacidad.
A finales de mayo, se abrieron dos bloques de viviendas de ocho pisos para el personal alistado sin familia, con espacio para más de 300 residentes en cada torre.
El costo de US$ 67 millones fue financiado por Corea del Sur, según un comunicado del Ejército.
Se espera que once proyectos valorados en más de US$ 1.000 millones estén terminados para septiembre de 2026 según el plan de modernización de Humphreys, dijo Daniel Hancock, adjunto al comandante de la guarnición. Entre ellos se incluyen barracas, instalaciones de mantenimiento de vehículos, una instalación de comunicaciones por satélite, una escuela primaria e instalaciones de apoyo para aeronaves.
Los planes para la próxima década incluyen más hangares de aviación, una nueva pista de aterrizaje y zonas de estacionamiento de aeronaves, un cuartel general consolidado y nuevas instalaciones de mantenimiento, lavandería y comedor, dijo Hancock.
El Campamento Humphreys se está preparando para una población de 45.000 personas al día en los próximos tres a cinco años, casi el doble de las 26.000 personas que se presentan a trabajar cada día en el Pentágono, en Washington.
"Hemos crecido exponencialmente y seguimos creciendo", dice Hancock.
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Parte de ese crecimiento es orgánico.
Ocho de las 68 camas del Hospital Comunitario del Ejército Brian. D. Allgood -el centro médico de la base de Humphreys- están reservadas para partos. Y, por término medio, nace un bebé en el campamento Humphreys casi todos los días del año, según los responsables del hospital.
No muy lejos del hospital, en una lluviosa mañana de julio, los soldados alistados se dirigen por un pasillo del restaurante del club del campo de golf de 18 hoyos del campamento a un salón de baile.
Dentro, una pantalla de televisión enlaza con un funcionario del Departamento de Estado en Guam, el territorio estadounidense real más cercano a Camp Humphreys.
Diez sillas, en dos filas de cinco, se alinean en el centro de la sala. En ellas, 10 hombres y mujeres unidos por viajes improbables al Campamento Humphreys levantan la mano derecha y recitan el juramento de lealtad a la ciudadanía estadounidense bajo la dirección del funcionario de Guam.
Es un momento emocionante: miembros del ejército estadounidense nacidos en Cuba, la India, Corea del Sur, Filipinas, Jamaica, República Dominicana, Vietnam, Nigeria y México, todos convertidos en ciudadanos de la democracia que juraron defender.
Cuando terminó el juramento, no sólo hubo aplausos, sino un rugido de la audiencia.
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Soldados celebran con la sargento Vanessa Ramo después de convertirse en ciudadana estadounidense. Crédito: Charles Miller/CNN
Las sonrisas eran luminosas. Para los 10 hombres y mujeres, era un regalo que nacía con orgullo, un nuevo capítulo como estadounidenses.
"Para mí, esto lleva 12 años gestándose", exclamó la sargento primero Vanessa Ramo, nacida en Filipinas.
"Vine (a Hawai) en avión con mis padres cuando tenía 7 años. Estuvieron trabajando para conseguirme la residencia permanente... No teníamos suficiente dinero para conseguirlo. Así que la mejor manera de conseguirlo fue alistarme en el Ejército".
Una amiga abrazó a Ramo con fuerza, regalándole globos y tres rosas, una roja, una blanca y una azul.
El momento era a la vez un ritual familiar y un microcosmos de la identidad internacional de Humphreys: la base naturalizó a 188 miembros del servicio en 2023, según Hancock, el adjunto del comandante de la guarnición.
"Es un gran honor y un privilegio para la Guarnición Humphreys del Ejército de Estados Unidos apoyar las ceremonias de naturalización", dijo Hancock. "Nuestra nación y nuestro Ejército se construyen con personas de todas las sociedades, y estamos agradecidos de apoyar este largo legado de ayudar a nuestros soldados y a sus familias de todo el mundo a pasar de inmigrantes a ciudadanos".
Entre el público que acompañaba a Ramo se encontraba su jefe de pelotón, el teniente segundo Jacob Han, nacido en Corea del Sur y naturalizado estadounidense en Filadelfia.
"Me hace sentir muy orgulloso porque soy coreanoestadounidense, lo que significa que puedo servir al país en el que nací, pero también al país que me dio muchas oportunidades", dijo Han.
"Me mudé a EE.UU. cuando estaba en primer grado, y siento que tuve muchas oportunidades que no habría tenido si hubiera estado en Corea del Sur. Así que creo que también le debo algo al país".
Ramo dijo que ser estadounidense en Corea, destinada en Humphreys, amplifica ahora su despliegue en la península.
"Me lleva a donde quería estar en la vida", dijo. "Tengo muchas cosas que quiero lograr, y quiero que los soldados que piensan que no pueden conseguir la ciudadanía sepan que sí pueden. Y que pueden marcar la diferencia en la vida de todos".
La sargento primero del ejército estadounidense Vanessa Ramo se naturaliza como ciudadana estadounidense en Camp Humphreys, el 23 de julio de 2024. Crédito: Mike Valerio/CNN
El sorprendente hallazgo del sargento Cook
El papel clave que desempeña la migración en el ejército estadounidense, y en el Campamento Humphreys, se pone de manifiesto una tarde de junio durante una ceremonia de cambio de mando de la Compañía del Cuartel General de la 2° División de Infantería.
La capitana Emily Sevilla, filipina, cede el mando de la unidad, compuesta por entre 80 y 100 miembros, al capitán Earlson Suico, también nacido en Filipinas.
Son productos de lo que Suico, en declaraciones en la ceremonia, considera una familia.
"Hoy adopté oficialmente a una buena cantidad de miembros de la familia extendida en la formación", dijo.
Los dos capitanes son también la encarnación del "sueño americano".
De pie en las filas mientras se realiza el cambio de mando está el sargento Cook, él mismo realizando el "sueño americano" a través del ejército estadounidense, con su esposa, Re, y sus cinco hijas.
El sargento del ejército estadounidense Terry Cook y su esposa, Tyrese, caminan con sus cinco hijas hacia su nuevo hogar en Corea, el campamento Humphreys. Crédito: Charlie Miller/CNN
Cook era camionero en Cincinnati antes de alistarse en el Ejército, obtener un título universitario, aprender informática y comenzar el viaje que les trajo a él y a su familia a Humphreys.
Antes, el sargento participó en otra ceremonia. Él y otros estaban recibiendo sus cinturones amarillos en Taekwondo, el arte marcial coreano, con cinco principios clave: cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable.
Cook dice que todas esas cualidades se aplican a un soldado.
El taekwondo "sólo enseña disciplina, fortaleza mental y a mostrar tu agilidad y cosas así", dijo tras la ceremonia de cinturón amarillo. Será cinturón negro, el nivel superior en este arte, tras superar varias etapas más.
Llegar ahí es "realmente perfecto para la disciplina, que va de la mano con el ejército estadounidense", dijo Cook.
Y el taekwondo le ayuda a entender a sus aliados militares surcoreanos, dijo.
Cook está en una división combinada, lo más cerca que pueden estar los aliados, sus unidades entrelazadas unas con otras.
"Están en nuestras filas, así que nos involucramos de lleno con ellos, dentro de la cultura, dentro de nuestro trabajo y de lo que hacemos en nuestro lugar de trabajo cada día", dijo.
Y esa relación, la experiencia coreana, la experiencia de los Humphrey, le da algo que a los de fuera les puede parecer sorprendente de un hombre que trajo a su familia al otro lado del mundo a este trozo de Estados Unidos a sólo 100 kilómetros de Corea del Norte.
"En los dos meses que llevo aquí, lo que más destaca es la paz", dijo Cook. "La paz que se tiene aquí, aquí en Camp Humphreys, (es) simplemente diferente a la de cualquier otro lugar del mundo. Simplemente hay una calma aquí, y una paz aquí, en la que es realmente fácil dejarse absorber".
-- Rhee Sooyoung, Kim Jiyeon y Francois Saikaly de CNN contribuyeron a este reportaje. Elementos de video digital de Henry Zeris.
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