Tensión en el oficialismo por la renegociación con el FMI: el “salvataje” K a Massa y las dudas por el gasto en campaña

Handout picture released by the Argentine Senate showing Argentina's outgoing president Mauricio Macri (2-L) and incoming president Alberto Fernandez (L) greeting each other as former president Cristina Fernandez de Kirchner (2-R) flashes the victory sign and the president of the Chamber of Deputies Sergio Massa (R) applauds during the inauguration ceremony at the Congress in Buenos Aires on December 10, 2019. (Photo by Charly DIAZ AZCUE / ARGENTINA'S SENATE / AFP)
La vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner y el ministro de economía Sergio Massa - Créditos: @Abdulmonam Eassa

Las renegociación de las metas que Sergio Massa acordó con el FMI -que le da oxígeno al Gobierno para cumplir el objetivo de acumulación de reservas pero implica mayores exigencias para mantener a raya el gasto fiscal- tiene un impacto directo en el diseño electoral del oficialismo. Por un lado, porque pone a prueba la sociedad política entre el ministro de Economía y el kirchnerismo. El líder del Frente Renovador por ahora salió indemne de las feroces críticas del ecosistema K, un dato llamativo de cara a las definiciones de candidaturas.

Por el otro, porque las nuevas limitaciones al gasto público que impone el Fondo complicarían naturalmente a la campaña electoral del oficialismo, que siempre supone la bajada de fondos frescos a los bolsillos en los meses previos a los comicios. El comunicado de ayer del FMI habla de “controles continuos de gastos”, de “una mejor focalización de los subsidios energéticos” y de “medidas tempranas y decididas para abordar de manera sostenible los costos fiscales de la aprobación imprevista de la moratoria de pensiones”.

En ese sentido, el comunicado que publicó La Cámpora en las últimas horas hace especial hincapié en los condicionamientos que impone el Fondo tras la aprobación de la ley de reforma previsional, que aún debe ser reglamentada y promulgada. “Una ley -la de la moratoria- que beneficia a 800 mil argentinas y argentinos cuya aprobación llevó más de 300 días, es (para el FMI) algo imprevisto que requiere, en castellano básico, aplicar un ajuste”, manifiesta el escrito de la “orga”.

Aunque carga muy fuerte contra Alberto Fernández y Kristalina Georgieva, en ningún momento el texto cuestiona el trabajo que hizo Massa, que es, en definitiva, quien renegoció con el FMI durante los últimos dos meses. “El comunicado no es contra Sergio, sino contra el FMI. Por algo se menciona a Mauricio Macri, a Alberto Fernández y a Georgieva, y no se lo menciona a Sergio. Si nosotros tuviéramos que decir de él algo lo haríamos de frente”, dijo a LA NACION un relevante colaborador del kirchnerismo.

La pirueta discursiva no pasó desapercibida en la Casa Rosada. “Es demencial, porque están criticando un acuerdo que hizo Massa, pero dicen que no lo critican a Massa”, lanzó hoy un alto funcionario cercano a Fernández tras leer el comunicado de La Cámpora.

La especulación que sobrevuela en Balcarce 50 (pero también en otras terminales del oficialismo), es que el kirchnerismo lo salva a Massa porque sigue siendo una potencial carta electoral de Cristina Kirchner. “Para ellos, todo lo malo lo hace Alberto y lo bueno lo hace Massa. La realidad es que todo lo hacen juntos”, masticaba en las últimas horas un estrecho colaborador presidencial.

Es evidente que la vicepresidenta mantiene en sus discursos la protección sobre el ministro de Economía. En Viedma lo llamó “Sergio”, pese a que cuestionó duramente el escenario económico y pidió “revisar” el acuerdo con el FMI. “Revisar, no para no pagar, sino para poder crecer”, dijo. También Máximo Kirchner apostó a ese ejercicio discursivo. “El ministro de Economía y la titular de la Anses, Fernanda Raverta, pelearon palmo a palmo con el FMI para que la moratoria para 800.000 argentinos y argentinas salga adelante y todavía no ha sido promulgada por nuestro gobierno diez días después”, dijo el diputado el sábado.

Andrés “Cuervo” Larroque calificó a Massa como “un jugador que siempre quiere en su equipo”. Y el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi -otra espada K- dijo en las últimas horas: “Massa asumió un día antes de que nos vayamos todos en helicóptero y puso las cosas en orden”.

Las reuniones entre Cristina y Massa son frecuentes y son mesas a las que eventualmente se suman Axel Kicillof, Máximo o Eduardo “Wado” De Pedro.

En la narrativa del kirchnerismo, Massa heredó el mal acuerdo que cerró en 2022 Martín Guzmán y ahora es el salvador de la moratoria previsional, pese a “la lógica del apriete” del FMI. Además, según destacan en el campamento K, a diferencia de su antecesor, el actual ministro de Economía mantiene continuamente informada a la vice y al líder de La Cámpora. “Sergio hizo un trabajo concreto para que la moratoria pudiera salir, el acuerdo que firmó Guzmán ni siquiera permitía una moratoria como la que se votó en el Congreso. Sergio está permanentemente informando y escuchando al kirchnerismo. Hay una relación transparente”, explicó un colaborador cercano a la vicepresidenta.

Plenario de la militancia "Luche y Vuelve" en Avellaneda
Plenario de la militancia "Luche y Vuelve" en Avellaneda

Ajuste, campaña y renegociación

Más allá de las alianzas internas, el nuevo acuerdo con el FMI también impacta al conjunto del oficialismo, por las restricciones en el gasto público en época de campaña. Horas después de que el Fondo emitiera el comunicado con la renegociación de las metas, en el Gobierno dejaron en claro que las negociaciones con el organismo son “dinámicas”. Es decir, que se podrían volver a flexibilizar.

“Este rediseño de las metas nos permite decir que el acuerdo con el FMI no es estático, es dinámico. Cuando hay situaciones externas, como es hoy la sequía, se pueden estabilizar las metas”, dijo hoy a la prensa acreditada el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, cuando ingresó a la Casa Rosada.

Un importante funcionario cercano a Fernández advirtió a LA NACION: “Si no se renegociaba la cuestión de las reservas no era un problema para la campaña, era un problema para el país. Este acuerdo se puede seguir renegociando en los próximos meses porque la coyuntura mundial es cambiante”. Y comenzó a abrir un paraguas por el cimbronazo financiero que se vive en Wall Street: “Esta vez fue la sequía, pero ahora hay que ver cómo impacta la crisis bancaria en los Estados Unidos, que es preocupante”, advirtió.

Con la inflación disparada sin tregua (febrero cerró en 6,6%) el peronismo sabe, sea quien sea el candidato, tiene pocas posibilidades en las urnas si no toma medidas para aliviar los bolsillos en mayo, junio, julio y agosto. Un funcionario nacional hoy reflexionaba: “Es difícil pensar que el peronismo no baje plata a los bolsillos en época electoral. El acuerdo con el FMI limita el gasto público en campaña. Hay que ver si se cumple”.