Temperley vivió como a un viaje de egresados su épica de eliminar a River de la Copa Argentina

El festejo del plantel de Temperley en el vestuario del estadio Malvinas Argentinas, en Mendoza; había pasado por Salta la semana pasada y regresó a Buenos Aires tras eliminar a River de la Copa Argentina.
El festejo del plantel de Temperley en el vestuario del estadio Malvinas Argentinas, en Mendoza; había pasado por Salta la semana pasada y regresó a Buenos Aires tras eliminar a River de la Copa Argentina. - Créditos: @X

Para muchos, la Copa Argentina iguala a los clubes ricos con los humildes, sin importar la categoría. Acaso, cada serie mano a mano es un mundo en nuestro fútbol. Como sea, Temperley se aferró a aquel eslogan al eliminar a River en la noche del martes en Mendoza, en una definición por penales impensada hasta faltando dos minutos, cuando Fernando Martínez ejecutó su increíble tijera para el empate.

Después, el arquero Juan Francisco Rago atajó dos disparos, selló el pasaje del Gasolero a los octavos de final y puso los cimientos a un festejo que comenzó saltando de frente a sus hinchas en el campo de juego, siguió con baile en el vestuario del Malvinas Argentinas y se prolongó por las rutas del país, a bordo del ómnibus musicalizado como nunca en el que el plantel regresó a Buenos Aires este miércoles por la mañana.

En rigor, para el plantel del Celeste fue mucho más que ello. Había realizado un traslado de 1263 kilómetros hasta esa provincia desde Salta –donde había jugado el viernes ante Gimnasia y Tiro– que le demandó unas 18 horas, tras cubrir una distancia algo mayor desde su casa hasta el norte la semana anterior. A eso se sumó más de medio día para volver a Buenos Aires luego de la clasificación, en el mismo colectivo, en una suerte de viaje de egresados. Más de 50 horas en total, calculan.

En el micro de regreso, durmiendo con el cheque simbólico por haber avanzado a los octavos de final de la Copa Argentina.
En el micro de regreso, durmiendo con el cheque simbólico por haber avanzado a los octavos de final de la Copa Argentina. - Créditos: @Captura de pantalla

Ese hábito tan común en el ascenso, y muy especialmente en un torneo tan federal como el de la B Nacional, estuvo esta vez acompañada por un placer invaluable, entre juegos de cartas y cajas de vinos que compraron en Mendoza. Los futbolistas de Temperley iban compartiendo en las redes sociales fotos y videos de su regreso, mientras River, el plantel del club millonario, resolvía todo en un veloz vuelo chárter.

Lo de “millonario” no es sólo un apodo; es literal. Sobre todo, en esta comparación. Transfermarkt, el sitio alemán que es una referencia mundial en la cotización del mercado del fútbol, indica que el valor de los jugadores de River suma 106 millones de dólares, mientras que su verdugo apenas alcanza los 3 millones. Un abismo. Martínez, un lateral derecho que ingresó en el segundo tiempo y no es usualmente titular, está cotizado en 27.000 dólares. Rago, en 100.000.

Festeja Juan Francisco Rago, que llegó a Temperley en enero pasado tras un frustrado intento de jugar en el exterior; el arquero está valuado en apenas 100.000 dólares.
Festeja Juan Francisco Rago, que llegó a Temperley en enero pasado tras un frustrado intento de jugar en el exterior; el arquero está valuado en apenas 100.000 dólares. - Créditos: @X

Son dos ejemplos esos protagonistas de la epopeya. En la definición por penales, Franco Armani (1.300.000 dólares y campeón del mundo en el seleccionado argentino en Qatar 2022) no pudo con Pedro Souto (325.000), Francisco Ilarregui, Luis López y Juan Pablo Segovia (108.000) y Jorge Scolari (27.000). La colosal brecha económica entre ambas instituciones es aun más impactante en lo individual: Claudio “Diablito” Echeverri, reemplazado en la segunda etapa en Mendoza, se irá a Manchester City a cambio de 26 millones más otros 10 por objetivos. Franco Mastantuono, de 16 años y otra joya de la cantera, tiene una cláusula de rescisión de 48 millones. Son estrellas.

Temperley va por tierra. Martínez tiene 23 años y se formó en Gimnasia La Plata, al que llegó a los 10. Estuvo entrenándose en el plantel profesional cuando Diego Maradona era DT y debutó al año siguiente de la muerte del crack, en abril de 2021, cuando la pareja de entrenadores conformada por Mariano Messera y Leandro Martini armó un equipo de emergencia a raíz de un brote de Covid. No había público en las tribunas. Más tarde, Martínez quedó libre y pasó por Central Córdoba, de Santiago del Estero, y Potencia, de la segunda categoría uruguaya, hasta llegar al Gasolero en 2023.

Rago, de 35 y arquero como su padre, Francisco, estuvo cerca de ser su compañero en el ciclo de Maradona en el Lobo. Jugó en equipos de siete provincias y en tres categorías del ascenso. Diego quiso incorporarlo a Gimnasia en junio de 2020, cuando era capitán y figura en Atlanta. Lo tentaba el primer desafío en la A, pero había prometido que iba a seguir en el club bohemio. De 1,85 metros y hábil con los pies, en el conjunto de Villa Crespo estuvo seis años, y es una leyenda: en 2019 estuvo 994 minutos sin recibir goles, récord para el club. “Se termina un ciclo increíble para este líder que se ha metido de lleno en nuestra historia y nuestros corazones. Atlanta siempre será tu casa”, fue el mensaje del club cuando el arquero completó el contrato y emigró en 2022 a Agropecuario.

Nació en Mar del Plata, tiene familiares en Bolívar y su madre fue la primera novia de Marcelo Tinelli. Por entonces, le pedía al conductor que llevara a Juan Francisco a San Lorenzo. Era chico. A Temperley llegó casi de casualidad, en enero pasado. Deseaba dar un salto internacional, rechazó ofertas locales, hizo las valijas y se fue a Paraguay. Nada sucedió como él pensaba. En Sportivo Armeliano no estaban dispuestos a cumplir con lo conversado. Y ahora, en la noche del martes, estaba al borde del llanto. “Les había dicho a mis compañeros que había soñado que íbamos a los penales y atajaba dos. Lo prometí”, aseguró. “Cuidado con lo que sueñas, porque puede cumplirse”, diría alguien.

También vive el suyo en la Copa Argentina Temperley, el histórico del conurbano bonaerense que atravesó una etapa crítica en los años noventas, tuvo la primera mujer en ser elegida presidente de un club de fútbol –Edith Pecorelli, que hipotecó su casa para ayudar a levantar la quiebra en 1995–, tiene un estadio centenario en Turdera y hoy ocupa apenas el 9º puesto en la zona B de la B Nacional. Pero eliminó a River.