La tecnología para bebés está en auge y esto es lo que a un padre más le ayudó
La primavera pasada, cuando mi mujer y yo nos preparábamos para dar la bienvenida a nuestro primer hijo, empezamos a hacer una lista de artículos para bebé, un rito de paso para los padres. La diferencia con nuestra lista, o eso creía yo, era que solo contendría lo mejor, porque estaba revisada por mí, un columnista de tecnología con 20 años de experiencia probando productos.
Tras la llegada de nuestro bebé en verano, supe que estaba equivocado.
Resulta que no existe el mejor producto para bebés, porque lo que funcionaba para otros padres a menudo no funcionaba para nosotros. Aunque había elegido una de las mejores carriola, sus ruedas eran inadecuadas para las calles llenas de baches de nuestro barrio. El calientabiberones electrónico que muchos usuarios de Reddit consideraban imprescindible calentaba la leche con demasiada lentitud para nuestra ruidosa recién nacida. El Snoo, el moisés robótico de 1700 dólares con seguidores de culto, no sirvió para arrullar a nuestra pequeña.
Pasadas ya las noches en vela de la fase neonatal, mi mujer y yo acabamos con una bebé bien descansada y contenta. Lo que nos ayudó, en parte, fue adoptar un enfoque diferente con el equipamiento para bebés, analizando nuestros problemas particulares como padres primerizos y buscando formas de resolverlos.
Puede que mis altibajos con los productos para bebés no sean la experiencia de todos los padres. Pero las lecciones que aprendí de mis desventuras, desde las luces nocturnas controladas por Internet hasta las cámaras para niñeras, deberían ser de aplicación universal.
Esto es lo que hay que saber.
La actualización de conocimientos triunfa sobre los artilugios extravagantes, incluido Snoo.
Cuando nuestra hija nació, dormía la siesta sin esfuerzo en un moisés sin adornos que le compré a otro padre a través de Facebook Marketplace. Pero cuando cumplió unos 3 meses empezó a protestar ruidosamente por las siestas. Eso me hizo pensar en el Snoo, el elegante moisés blanco que se balancea automáticamente y emite sonidos para calmar al bebé inquieto.
Entre los padres, el Snoo es un producto polarizante no solo por su precio (1700 dólares, o 160 dólares al mes en alquiler). Varios de mis amigos que tienen el privilegio de poseer uno lo consideran una bendición que los ha salvado cuando estaban al borde de la locura. Otros dijeron que sus hijos lo odiaban. Había leído el libro sobre cómo calmar a los recién nacidos escrito por el creador del Snoo, Harvey Karp, así que quise probarlo.
Afortunadamente, un amigo me prestó un Snoo. Descargué una aplicación complementaria y pagué una suscripción de 20 dólares para acceder a algunas de sus ventajas adicionales, como un movimiento de balanceo que imitaba los baches y sacudidas de ir en el auto.
Al principio, mi bebé no se inmutó cuando la atamos. Pero cuando empezó a llorar y el moisés reaccionó balanceándose y reproduciendo ruido blanco, lloró aún más fuerte. Tras unas semanas de experimentar, volvimos a su moisés tradicional.
Un portavoz de Happiest Baby, la empresa responsable de Snoo, dijo que lo ideal era aclimatar a los bebés al producto justo al nacer, porque este simula los movimientos y sonidos que experimenta un bebé dentro del vientre materno. Sin embargo, la empresa anuncia que Snoo es adecuado para bebés de hasta 6 meses, y mi hija cumplía este criterio.
¿La tecnología que finalmente ayudó? Los libros electrónicos.
Una noche, a altas horas de la madrugada, descargué un libro electrónico de 14 dólares escrito por un pediatra sobre la psicología infantil y el sueño. Empecé a comprender por qué mi bebé de 3 meses se resistía a dormir y cómo anticipar cuándo necesitaría una siesta. Probamos los métodos del libro y, en pocas semanas, mi bebé empezó a hacer la siesta con regularidad y a dormir toda la noche.
El conocimiento es más poderoso —y más barato de acceder— que un moisés de lujo.
La mejor tecnología es la que ayuda a los padres con cerebros descompuestos.
Mi mujer y yo descubrimos que la tecnología para bebés más útil eran las aplicaciones para teléfonos que nos ayudaban a procesar la información en nuestro estado de falta de sueño. La aplicación gratuita Huckleberry, una herramienta para que los padres registren las tomas de biberón, los cambios de pañal y la duración del sueño de sus bebés, fue crucial para que mi mujer y yo pudiéramos comunicarnos las necesidades del bebé cuando nos turnábamos para trabajar. También nos proporcionó datos útiles a nuestro pediatra.
También resultó útil la aplicación gratuita Milestones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que muestra una lista de control de los hitos del desarrollo esperados de un niño a cada edad, como aprender a girar acostado a los 6 meses.
Cuando tenía unos 7 meses, nuestra hija empezó a gatear. Ya no podíamos apartar los ojos de ella, así que pasamos a consumir más literatura para padres a través de un medio diferente: los audiolibros.
La tecnología para bebés de una sola tarea es innecesaria
Muchas de las tecnologías para bebés más populares son artilugios que sirven para una sola cosa.
La Hatch Rest, de 60 dólares, una luz nocturna que reproduce ruido blanco, es un producto que figura en la lista de imprescindibles de muchos padres para ayudar a dormir a los bebés. El Nanit Pro, de 250 dólares, una webcam que puede avisarte de los movimientos y llantos del bebé, es otro. También lo es el calienta biberones electrónico Philips Avent, de 50 dólares, que calienta un biberón de leche refrigerada pulsando un botón en pocos minutos.
Recibí todos esos productos como regalo a través de nuestro registro. Aunque me gustó usarlos, al final me di cuenta de que otros productos que ya tenía podían realizar las mismas tareas.
Esto no quiere decir que alguno de los productos mencionados no funcione bien para otro padre. Pero el problema de la premisa del mejor producto para bebés es que exige que dos bebés sean iguales, lo que rara vez ocurre.
Es mejor conocer a tu bebé antes de empezar una lista, que al revés.
c.2025 The New York Times Company