Taraji P. Henson está cansada de pelear

Taraji P. Henson en Beverly Hills, California, el 8 de diciembre de 2023. (Erik Carter/The New York Times)
Taraji P. Henson en Beverly Hills, California, el 8 de diciembre de 2023. (Erik Carter/The New York Times)

Antes de que las cosas empezaran a hacer clic para Taraji P. Henson, buscó asesoramiento profesional en el altísimo.

“Tuve una charla con Dios hace mucho tiempo, cuando las cosas no iban bien”, comentó. Invocando a las mujeres que había visto de niña, como Carol Burnett, Lucille Ball, Bette Davis y Diahann Carroll, le dijo: “Quiero longevidad y un trabajo que importe”.

Henson lo ha conseguido: a sus 53 años, es una actriz nominada al premio Oscar con una larga carrera que incluye películas como “Figuras ocultas”, “Hustle & Flow” y “El curioso caso de Benjamin Button”. También interpretó durante seis temporadas a Cookie, la matriarca de la industria musical, en la serie de Fox “Empire”, un jugoso papel que le valió un Globo de Oro y un Critics Choice Award.

Sin embargo, es sincera sobre las frustraciones a las que todavía se enfrenta en una industria que infravalora a las actrices negras. “El hecho de que lo haya conseguido es una bendición, porque han pasado muchas cosas”, dice, y señala que el año pasado tuvo que apartarse del trabajo cuando las cosas se pusieron demasiado difíciles. Un viaje de un mes a Bali, en Indonesia, la ayudó a volver a enfocarse, al igual que atender a su exitosa marca de belleza, TPH.

“Ahora tengo una marca, así que tengo otras cosas con las que pagar las facturas”, explicó. “Porque tal y como me pagan en Hollywood, seguro que no me jubilaré con esos lamentables cheques”.

A mediados de diciembre, me reuní con Henson en el restaurante de un hotel de Beverly Hills para hablar de “El color púrpura”, una nueva versión para la gran pantalla de la novela de Alice Walker, inspirada en el musical teatral y dirigida por Blitz Bazawule. En la película, Henson interpreta a la fabulosa y privilegiada cantante de blues Shug Avery, cuya confianza en sí misma inspira a la maltratada Celie (Fantasia Barrino-Taylor) a encontrar su propia voz e incluso, durante un potente momento entre las dos mujeres, a conocer el amor.

Taraji P. Henson en Beverly Hills, California, el 8 de diciembre de 2023. (Erik Carter/The New York Times)
Taraji P. Henson en Beverly Hills, California, el 8 de diciembre de 2023. (Erik Carter/The New York Times)

A Henson le habían ofrecido el mismo papel cuando “El color púrpura” estaba en Broadway, pero lo rechazó por miedo a lo exigente que sería la producción: “Ocho funciones a la semana, y Shug canta gospel, blues y jazz, eso es mucho”. El material le seguía pareciendo desalentador cuando firmó para la nueva película, pero le entusiasmó superar ese miedo para hacer suyo el personaje, inspirándose en lo más cercano.

“Cuando me vean interpretando a estas mujeres sureñas, sepan que soy mi abuela”, aseguró Henson. “Mi abuela sigue siendo una dama con sus perlas y su ropa, y sigue siendo muy consciente de su aspecto cuando sale: va a la peluquería y se arregla el pelo y las uñas. Y crió a nueve hijos con los ingresos de un aparcero”.

Henson está orgullosa del trabajo que hizo en la película, pero tuvo que luchar para que la contrataran y le pagaran lo que valía, y su espíritu sigue minado por toda esa negociación. Señaló que al menos tuvo a una de las productoras de “El color púrpura”, Oprah Winfrey, de su lado, pero son batallas que ha tenido que librar sola con demasiada frecuencia.

“Me duele cuando no soy correspondida, pero sé que este mundo es frío y a nadie le importa de verdad, y tienes que salir y luchar por lo que quieres”, dijo. “¿Qué más tengo que hacer para demostrar mi valía? Ahora que estoy cantando y bailando para ti, y me he subido a la mesa 88 veces con mis rodillas nudosas y he tenido que ponerme hielo en las rodillas entre toma y toma, ¿qué más tengo que hacer?”.

A continuación fragmentos editados de nuestra conversación.

P: ¿Cómo llegó a ti esta nueva versión de “El color púrpura”?

R: Mi mánager me llamó durante la pandemia y me dijo: “Te contrataron para interpretar a Shug Avery. Están haciendo una nueva versión de ‘El color púrpura’”. Y yo pensé: “Dios, ¿por qué?”. No fue hasta que hablé con Blitz y me contó su visión radical que sentí que había dos razones por las que debía hacerlo. Una, porque era un director negro, y esta vez nos adueñamos de la narrativa. No nos revolcamos en el fango de nuestro trauma; encontramos la alegría, vamos a la iglesia, bailamos, cantamos, somos vibrantes. Sabía que sería diferente.

Blitz vio algo en mí. Fui madre en mi penúltimo año de universidad, y todo el mundo intentaba convencerme de que fuera a Nueva York a dedicarme al teatro musical y a la música, pero la industria musical me parecía un poco oscura e incierta. Cuando te conviertes en madre, empiezas a pensar de otra manera: no puedo ir de gira; tengo un hijo. ¿Quién iba a protegerme en esta industria desalentadora? Así que pensé: “No creo que vaya a vivir de la música”, y nunca miré atrás.

P: Cuando Blitz te propuso regresar a tus raíces musicales, ¿dijiste que sí fácilmente?

R: Fue un sí fácil para él. A menudo en la industria, puedes ser la elección del director pero no la del estudio, así que tuve que hacer una audición. Tuve que controlar mi ego porque pensaba: “¿Por qué hago una audición?”. Quiero decir, entiendo lo de cantar, porque no hay nada ahí fuera que me muestre cantando así. Pero tuve que cantar, bailar, y me dieron sus críticas. Yo solo pensé: “Auch”.

P: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste una audición?

R: Ni siquiera lo sé, porque a estas alturas soy ganadora de un Globo de Oro [por “Empire”] y estuve nominada al Oscar [por “Benjamin Button”]. Así que entré allí con el ego afectado porque pensé: “Nunca volverán a dudar de mí”. Encontré un vestido muy Shug, me recogí el pelo y me puse una flor, me puse un chal de piel sintética, entré y tiré la puerta abajo, literalmente. Él me dijo: “¿Necesitas ensayar?” Le dije: “No, empecemos”.

Blitz dice que “en veinte minutos” me quedé con el papel. Pero realmente me estoy cansando de luchar. Estoy cansada de probarme a mí misma que soy capaz. Parece que cada vez que supero un límite, cuando llega el momento de renegociar para otro trabajo, vuelvo al inicio como si no hubiera hecho nada. Casi tuve que abandonar “El color púrpura”.

P: ¿Mientras estabas negociando?

R: Sí. No me han subido el sueldo desde [la película de 2018] “Proud Mary”, y sigo sin tenerlo. No les importa. Siempre están buscando un acuerdo e intentando pagarte lo mínimo. Recuerdo que en “Empire” me peleaba por los remolques [que las estrellas utilizan como base de operaciones durante el rodaje].

P: ¿Incluso después de la primera temporada?

R: Esa es otra historia. Me estaba peleando por los remolques, y luego voy a “Chicago P.D.”, y ellos tienen de los buenos.

P: Tú eras la estrella más grande de Fox en ese momento.

R: ¿Sabes a qué me refiero cuando digo que “estoy cansada de pelear”?

P: En tu libro de memorias, dijiste: “He aprendido a amarme de maneras de las que simplemente no era capaz cuando era más joven”. ¿Cómo han cambiado las cosas?

R: Envejeces, y te das cuenta de que la vida no se trata solo de esforzarse, y eso es lo que casi hizo que renunciara: te esfuerzas y piensas: ¿para qué? Nadie me paga lo que valgo, ¿entonces qué estoy haciendo?

P: ¿En qué consistía para ti ese esfuerzo?

R: Trabajar, trabajar y trabajar. Si no tenía nada más preparado para seguir trabajando, gritaba: “¿Dónde está mi próximo trabajo?”. Así que una vez que llegó la pandemia, y te das cuenta de que no tienes ningún control, pensé, sí, cuando el mundo se abra de nuevo, no creo que quiera trabajar así nunca más. Quiero disfrutarlo.

P: Si no dejas espacio para disfrutar de los frutos de tu trabajo, entonces es solo trabajo.

R: Y después de un tiempo en esta industria, simplemente te cansas de tener las mismas conversaciones Así que entonces piensas: muy bien, ¿cuál es mi estrategia de salida? No quiero estar trabajando cuando tenga 70, a menos que sea algo increíble. Pero no me veo haciendo eso.

P: Has dicho que quieres poder pasar el relevo a las actrices que vienen detrás. ¿Qué crees que puedes facilitarles?

R: Ojalá lleguemos a un punto en el que la gente cobre lo que vale. ¿Al menos podemos empezar por ahí? Por eso lucho tanto. Cuando era más joven, me llenaba la boca hablando de eso porque pensaba que estaba cambiando las cosas. Luego, diez años después, sigo teniendo la misma conversación. A estas alturas es una broma. Veo estos estudios, y pienso: “Estás jugando justo en mi cara; lo veo”. Ellos dicen: “Necesitas un nuevo equipo. Despide a tu equipo”. Bueno, yo hice eso. Nada ha cambiado. Entonces, ¿qué es?

P: ¿Qué crees que sea?

R: Cuando las mujeres negras hablan, nadie escucha. Y no me lo estoy inventando.

P: Pero una de las lecciones de “El color púrpura” es que incluso cuando las cosas se ponen en tu contra, la hermandad puede ayudarte a seguir adelante. He visto cómo tus compañeras Fantasia y Danielle Brooks hablan de ti y te animan. Están de tu lado.

R: No se lo dije, pero consiguieron muchas de las cosas de ese plató porque luché.

P: ¿Por qué cosas luchaste?

R: Nos dieron autos de alquiler, y yo decía: “No puedo conducir hasta el plató en Atlanta”. Tiene que ver con la cobertura del seguro; es peligroso. Ahora roban a la gente. ¿Qué aspecto tengo yo, yendo sola al trabajo en un auto de alquiler? Así que dije: “¿Me pueden dar chofer o alguien de seguridad que me lleve?”. No estoy pidiendo la Luna. Me dijeron: “Bueno, si te damos eso a ti, tenemos que dárselo a todos”. Bueno, ¡pues dénselo a todos! Son cosas así, cosas por las que no debería tener que luchar. Estuve en el plató de “Empire” luchando por remolques que no estuvieran infestados de bichos.

Te desgasta el alma porque luchas tanto por hacerte de un nombre y que te respeten en esta ciudad sin resultado. Con las películas negras, simplemente no quieren llevarnos al extranjero, y no lo entiendo. El negro se traduce en todo el mundo, ¿por qué no el cine? Tengo seguidores en China, de todos los lugares. ¿No van a sacar provecho de eso? ¿No quieren todos ganar dinero aquí? No soy la persona que argumenta siempre con el tema de la raza, pero ¿de qué otra forma podemos explicarlo, entonces? Díganme. Preferiría que no fuera la raza; por favor, denme otra explicación.

P: ¿Cómo mantienes tu vulnerabilidad como actriz cuando te enfrentas a cosas que podrían endurecerte?

R: Cuando sentí que mi luz se apagaba, fue cuando corrí a Bali. Era como si no fuera yo misma. Suelo ver el lado positivo de las cosas, soy una optimista consumada. Así he sido toda mi vida; eso es lo que me ha traído hasta aquí. Claro que he estado en algunas situaciones [complicadas], pero nunca he dejado que la vida me volviera hastiada o amargada, y empecé a sentirme así. Fue entonces cuando pensé: “Sí, voy a cuidarme porque estoy dejando que esto me consuma”.

Siempre quiero ser un ejemplo de cómo envejecer en este negocio y mostrar gracia a los que vienen, así que tuve que trabajar en mí misma porque me estaba cansando de la lucha. Pensé que tal vez renunciaría, pero entonces escucho a personas como Danielle y Fantasia que me dicen: “Si tú renuncias, ¿qué pasará con nosotras?”. Sé que lo aprecian. Saben lo duro que lucho, y me dicen: “Tú me enseñaste mucho”. No quiero que tengan esta conversación. Estoy cansada de que las mujeres negras tengan esta conversación, y me alegraré cuando sea una conversación diferente la que tengamos.

Así que supongo que no puedo renunciar todavía. Relaté todo eso solo para decir que no puedo renunciar.

c.2024 The New York Times Company