Taiwán elige alejarse de China, pero no está nada claro que pueda conseguirlo

Tras los conflictos de Ucrania y Gaza, el mundo mira con especial interés hacia Taiwán. La isla, convertida en una democracia hace más de dos décadas, ha celebrado sus elecciones este pasado 13 de enero. En juego, sus relaciones con China.

En 1949 los nacionalistas del Kuomintang se refugiaron en la isla después de ser derrotados en la guerra civil china, funcionando el territorio desde entonces de forma autónoma. En todo este tiempo, las diferencias entre ambos han ido aumentando.

EL PDD vuelve a gobernar en Taiwán, pero su mayoría es más exigua. (Photo by YASUYOSHI CHIBA/AFP via Getty Images)
EL PDD vuelve a gobernar en Taiwán, pero su mayoría es más exigua. (Photo by YASUYOSHI CHIBA/AFP via Getty Images)

Pese a los 74 años transcurridos, desde Pekín se sigue apostando por la reunificación, basada en el principio de "una sola China", también conocido como Consenso del 92, pero desde Taipéi hay dudas sobre su encaje y más teniendo en cuenta la experiencia de Hong Kong, un territorio que ha perdido derechos y libertades a medida que China iba ejerciendo su dominio.

De esta manera, los taiwaneses debían afrontar una decisión trascendental en estos comicios: desafío a China o acercamiento. Y se ha impuesto la primera, aunque con muchos matices.

La victoria de Lai Ching-te, del Partido Progresista Democrático (PDD), supone que la formación, defensora de la autodeterminación, consiga su tercer mandato consecutivo. Esto significa más tensión con China, mensajes cruzados y acercamiento a los países occidentales como Estados Unidos. También, un mayor riesgo de invasión y de escalada en el conflicto.

Las elecciones dejan una victoria inapelable, con más de un 40% de los sufragios, pero al mismo tiempo muestran la enorme división social que hay. Precisamente porque ese porcentaje está lejos de representar a una amplia mayoría de la isla.

Frente al 40% del PDD, aparecen el 33,5% del Kuomintang (KMT) y el 26,5% del Partido Popular de Taiwán (PPT). Un 60% de los votos obtenidos por dos partidos que abogan por encontrar soluciones con China. Ambos apuestan por el diálogo, aunque el KMT lo busca basándose en el Consenso del 92, mientras que el PPT quiere una alternativa que sea menos divisiva.

Sus resultados, además, son el reflejo de lo que quiere una gran mayoría de la sociedad taiwanesa. Aunque se identifican como taiwaneses y no chinos, un 66% quiere reavivar el diálogo con el gigante asiático y no la confrontación permanente del PPD.

Lai Ching-te celebra su victoria en las elecciones de Taiwán. (Photo by Alex Chan Tsz Yuk/SOPA Images/LightRocket via Getty Images)
Lai Ching-te celebra su victoria en las elecciones de Taiwán. (Photo by Alex Chan Tsz Yuk/SOPA Images/LightRocket via Getty Images)

Más debilidad que antes

Las urnas, por tanto, dejan un mensaje claro. Queremos nuestra autonomía, pero no queremos seguir en la política del enfrentamiento permanente. Y no es casualidad que el PDD, pese a su victoria, haya perdido un 31% de sus votos. De los más de 8 millones de votos del 2020, con casi un 60% de los sufragios, a los 5,5 millones actuales.

No ha sido la única mala noticia para la formación porque también ha perdido la mayoría en el Parlamento. La suma de KMT y PPT, que ya han confirmado que pactarán, va a obligar al Gobierno a legislar estando en minoría en la Cámara.

Está claro, por tanto, que los taiwaneses siguen confiando en el PDD para seguir gobernando la isla, pero los números no engañan y no tiene carta blanca para hacer lo que quiera. Está en una posición mucho más débil que en sus anteriores mandatos y deberá negociar con el resto de partidos.

Sin embargo, la resaca de los comicios ya ha mostrado lo que está por venir. La felicitación del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ya ha hecho saltar chispas con China. Pese a que el político manifestó respetar la política de una sola China, lo cierto es que desde Pekín se ha acusado a Washington de haber violado ese principio.

Está claro que estos resultados no van a facilitar que se calmen las cosas. Pese a que los taiwaneses siguen confiando en el PDD, lo cierto es que las urnas invitan a ser prudentes. No es lo mismo tener un amplio respaldo ejecutivo y legislativo, como el que tenía hasta ahora, que la situación actual.

La sociedad demanda ahora diálogo por encima de más enfrentamiento. Y la amenaza de la invasión va a seguir muy presente si la formación sigue estirando la cuerda.

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