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Tailandia, el país de las sonrisas, se aferra a las mascarillas tras la covid

Bangkok, 1 abr (EFE).- Tailandia, promocionada de manera turística como "el país de las sonrisas", sigue aferrada a la mascarilla a pesar del fin de todas las restricciones por la covid-19 desde hace seis meses por la presión social y los altos índices de contaminación.

Los propios tailandeses exponen un ramillete de razones sociales, sanitarias y económicas para mantener su uso, que fue obligatorio en exteriores entre abril de 2021 y junio de 2022, mientras que expertos consultados por EFE señalan que aún no hay estudios sobre este tema.

El tapabocas, que los tailandeses ya utilizaban desde septiembre de 2019 a raíz del problema estacional de la contaminación del aire, es todavía una constante en el país, con énfasis especial en Bangkok.

Es común ver a los capitalinos con la mascarilla mientras caminan al aire libre, a pesar de que las autoridades solo recomiendan su uso "en lugares concurridos o mal ventilados" desde que en octubre de 2022 terminara el decreto de emergencia y las restricciones.

El uso es aún más notable entre los usuarios del sistema de tren elevado que vertebra la metrópoli, cuya empresa recuerda de manera periódica mediante anuncios de voz que su uso es "recomendado".

Una estampa olvidada ya en muchos países y que llama la atención de los turistas -en su mayoría sin mascarillas- quienes se preguntan: "¿Qué sucede en Tailandia?".

Cuestión sobre la que todavía no existen estudios, indica a EFE la académica Wonpen Keawpan, de la Universidad de Mahidol, que ha estudiado a lo largo de la pandemia la amplia utilización en Tailandia de la mascarilla, y admite que es un asunto "interesante" sobre el que indagar en el futuro.

LA PRESIÓN SOCIAL

Entre la decena de tailandeses consultados por EFE en la capital, predomina el factor social como razón para mantener el uso de la mascarilla.

"Cuando todo el mundo la lleva y yo no, me siento incómoda. A veces me miran y aunque no dicen nada, no me gusta", apunta Jiratchaya Tuila, una estudiante de 16 años, que usa regularmente la mascarilla ya que está "acostumbrada" y se siente "más segura".

"En lugares públicos, con mucha gente, la llevo porque no quiero que otras personas que llevan mascarillas se sientan incómodas", asegura Jiraporn, de 32 años.

Razones en la que coinciden varios tailandeses, como Siwaporn, de 36 años, que dice que continúa poniéndola "simplemente porque todos los demás la usan", o Booranin, una abogada de 33 años, que opina que la "presión social" es una de las principales razones.

"Se siente extraño subir al tren (elevado) y no tener puesta la mascarilla", remarca Siwaporn, al asegurar que "personalmente, ya no quiere llevarla más".

CONTAMINACION DEL AIRE

Otra razón que sobresale es la preocupación por los altos niveles de contaminación del aire que registra el país estos meses a raíz del periodo de quemas agrícolas -prohibidas por ley pero consentidas por las autoridades-.

En marzo, el Departamento para el Control de Enfermedades indicó que en los cinco primeros días de enero más de 1,32 millones de tailandeses enfermaron a raíz de los altos niveles de contaminación del aire.

"La contaminación es muy alta (...) creo que la mascarilla es una buena protección contra el polvo y la polución", comenta Chanpen, de 57 años, quien no se olvida del tapabocas "siempre que sale de casa".

Palita, una doctora de 32 años, argumenta que la "contaminación" es la principal razón por la cual todavía usa esta medida de protección, que también le coloca a su hijo pequeño: "No quiero que enferme por la contaminación".

El 12 de marzo, la tranquila ciudad norteña de Chiang Mai -con alrededor de 1 millón de habitantes- llegó a liderar la lista de las urbes más contaminadas del mundo, por delante de Lahore, Hanoi y Delhi, según el portal Air Visual.

SALUD Y TRABAJO

A pesar de que la covid-19 parece ser algo del pasado, algunas personas siguen concienciadas en mantener su seguridad contra el virus.

"La uso por salud, así no me resfrío (...) Además, ya me he acostumbrado y no tengo que maquillarme", dice Pravethida, de 23 años y trabajadora en una oficina.

En lo que coincide Chatchaya, de 32 años, quien se siente "más segura (con mascarilla) en caso de que haya alguien (cerca) tosiendo", aunque reconoce que se suele quitar el tapabocas "en lugares abiertos".

Una opción que no tienen algunos tailandeses, como Soontorn, un guarda de seguridad de 54 años, a quien su empresa le impone seguir usando la mascarilla, aunque en su vida diaria "no la usa".

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, Tailandia registró 4,7 millones de casos confirmados y más de 33.900 muertes entre el 3 de enero de 2020 y el 16 de marzo, y tiene un alto porcentaje de la población completamente vacunada.

por Noel Caballero

(c) Agencia EFE