Superorganismo: la peligrosa carabela portuguesa invadió las aguas de una playa de Uruguay, ¿podría llegar a la Argentina?

En la costa de La Paloma, en Uruguay, alertaron por la aparición de la carabela portuguesa
En la costa de La Paloma, en Uruguay, alertaron por la aparición de la carabela portuguesa - Créditos: @Keila Mitsui Honda

En los últimos días, las playas del Municipio de La Paloma, en Uruguay, han sido testigo de la llegada masiva de carabelas portuguesas, conocidas también como fragatas portuguesas. Estas criaturas, cuya apariencia es tan fascinante como engañosa, han encendido las alarmas por los riesgos que representan para los bañistas y el ecosistema marino. Aunque parezcan medusas, no lo son.

Estas carabelas han llegado a las costas uruguayas por las modificaciones en las corrientes de agua y el viento que genera el cambio climático. Estas condiciones podrían, a su vez, según explican los especialistas, hacer que lleguen a la Argentina.

Las carabelas portuguesas por lo general no son letales para los humanos
Las carabelas portuguesas por lo general no son letales para los humanos - Créditos: @Ramon grosso dolarea

La carabela portuguesa es un organismo colonial único, cuyo funcionamiento y peligrosidad han llamado la atención de científicos y especialistas. Nicolás Battini, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Instituto de Biología de Organismos Marinos del Conicet, explica que las carabelas pertenecen al grupo de los sifonóforos, dentro de los cnidarios, que incluye también a las medusas y las anémonas. “Lo que nosotros vemos como un individuo es, en realidad, una colonia formada por múltiples organismos llamados zooides. Cada uno de estos cumple una función específica y no puede sobrevivir por separado. Es una organización altamente especializada”, señala.

Una estructura diseñada para sobrevivir

El aspecto más visible de la carabela es el pneumatóforo, una estructura llena de gas que le permite flotar y desplazarse impulsada por el viento. Pero su verdadero poder se encuentra bajo el agua, en sus tentáculos repletos de nematocistos, células urticantes que liberan veneno. Según Battini, estos son una característica común de los cnidarios, pero en las carabelas portuguesas tienen una importancia particular por los efectos que pueden producir tanto en sus presas como en los seres humanos.

En caso de ser picados, los expertos recomiendan no lavar la zona con agua dulce porque puede generar la descarga de los nematocistos
En caso de ser picados, los expertos recomiendan no lavar la zona con agua dulce porque puede generar la descarga de los nematocistos - Créditos: @FC Designer

“Los zooides de las carabelas se dividen en tres tipos principales. Los gastrozoides se encargan de la alimentación; otros zooides están diseñados para la locomoción; y los dactilozoides, que son los que más nos interesan a nosotros, se ocupan de capturar presas mediante los nematocistos. Estos últimos son fundamentales en su estrategia de supervivencia y, al mismo tiempo, representan el mayor peligro para los humanos”, expone Battini.

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Las carabelas portuguesas se alimentan principalmente de peces pequeños y calamares, que atrapan con sus tentáculos cargados de veneno. Este tiene propiedades neurotóxicas, cardiotóxicas y necróticas, lo que lo convierte en una herramienta letal para sus presas y un riesgo para los bañistas.

¿Qué ocurre al contacto con los humanos?

El veneno de las carabelas puede causar lesiones dolorosas en la piel, generalmente en forma de placas lineales que se extienden entre los 10 y los 20 centímetros. Estas lesiones suelen aparecer en áreas como brazos y piernas, y el dolor puede ser intenso y prolongado. Battini detalla que, además de los efectos cutáneos, en casos graves pueden presentarse síntomas sistémicos, como sudoración, vómitos, taquicardia, hipertensión y, en situaciones extremas, paro cardiorrespiratorio. “Aunque no es lo más frecuente, se han reportado casos de mortalidad tanto en el Mediterráneo como en América por esta especie”, advierte.

Ante una picadura, Battini recomienda lavar la zona afectada con agua salada y evitar el uso de agua dulce, ya que esta puede provocar la descarga de más nematocistos, agravando la lesión. También se debe retirar cuidadosamente cualquier tentáculo adherido a la piel. En algunos casos, el vinagre al 5% puede ayudar a inactivar los nematocistos, pero siempre debe manejarse con precaución.

Depredadores y adaptaciones únicas

A pesar de su toxicidad, las carabelas portuguesas tienen depredadores naturales. En sus etapas juveniles, pueden ser atrapadas por crustáceos, pero su mayor enemigo es el dragón azul (Glaucus atlanticus), un nudibranquio que comparte su hábitat en la superficie del agua. “Lo más sorprendente del dragón azul es su capacidad para capturar los nematocistos de las carabelas y utilizarlos como defensa frente a sus propios depredadores”, explica Battini. Sin embargo, esta característica puede representar un riesgo adicional debido a que la manipulación de un dragón azul que se ha alimentado de carabelas también puede causar efectos urticantes en los humanos.

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Tradicionalmente, las carabelas portuguesas habitan regiones tropicales y subtropicales de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Sin embargo, en los últimos años, su presencia se ha registrado en el Mediterráneo, la costa atlántica de Europa y, recientemente, en Uruguay. Este cambio en su distribución podría estar relacionado con factores como el cambio climático, las alteraciones en las corrientes oceánicas y la disminución de sus depredadores naturales, como las tortugas bobas.

“Las carabelas se adaptan a condiciones muy específicas en la superficie del agua, en el límite entre el aire y el agua, un hábitat único donde no hay muchos competidores”, señala Battini. Esta capacidad de adaptación, sumada a la ausencia de depredadores en ciertas regiones, ha permitido su expansión a nuevas áreas.