Superintendente lamenta que prohíban obra de autor cubano, entonces debe revertir la decisión | Opinión

Rompiendo su silencio sobre la decisión de las Escuelas Públicas del Condado de Miami-Dade de rechazar una obra de teatro galardonada con el Premio Pulitzer de un célebre dramaturgo cubanoamericano, el superintendente José L. Dotres dijo que a Nilo Cruz no lo han censurado por ser gay.

“Nunca tomamos la decisión con base en él como individuo”, me dijo Dotres la semana pasada. “Tomamos la decisión basándonos en el contenido y lo impropio”.

El superintendente también negó que el rechazo — comunicado por escrito a la compañía de teatro que va a montar en enero la obra “Anna in the Tropics” el mismo día que la Junta Escolar negó la observación del Mes de la Herencia LGBTQ — estuviera relacionado con prejuicios contra los homosexuales.

“Puedo poner mi mano en la Biblia con respecto a eso”, me dijo.

La controversia sobre la censura de la obra de Cruz por parte del programa de artes culturales de las escuelas “me duele”, dijo Dotres, de 60 años, veterano educador de Miami-Dade que fue superintendente adjunto de las Escuelas del Condado de Collier antes de regresar a casa para reemplazar a Alberto Carvalho, que se fue para California hace siete meses.

“Vine aquí [de Cuba] cuando tenía 5 años y me criaron aceptando a todos”.

Cruz “es un tesoro en esta comunidad, y no quiero que piense que se trata de él”, dijo Dotres.

“Eso me duele en el alma”, agregó, y señaló que también tenía un gran respeto por la hermana de Nilo, Clara, maestra de español en la escuela primaria Hialeah Gardens cuando Dotres era director.

“Ella ha sido una de las maestras de español más sobresalientes con las que he trabajado”, dijo Dotres sobre la maestra ahora jubilada. “Ella siempre estaba celebrando el éxito de él”.

El superintendente parecía sincero.

Dijo que llamaría a Cruz “para dejar las cosas claras, para que no sienta que no valoramos y estimamos quién es”, lo cual confirmé que Dotres hizo.

Cruz me dijo que Dotres se disculpó “por lo que está pasando”, invitó a Cruz a hablar con los educadores y dijo que tenía un “tremendo respeto” por el artista y sus logros. Con suerte, comenzaron lo que debería ser el primer paso en un diálogo más profundo que conduzca a mas apertura entre el sistema escolar y la comunidad artística a la que también sirve.

“Estoy de acuerdo [con Cruz] en que lo que se necesitaba era diálogo”, me escribió Dotres en un texto.

Pero Dotres debe hacer mucho más que arreglar las cosas con el renombrado artista que se encargará de dirigir el montaje de la obra en su vigésimo aniversario.

Debe revertir la mal concebida decisión de impedir que todos los estudiantes de secundaria asistan a una obra de teatro de clase mundial, escrita y que será dirigida en presentaciones en enero y febrero por un oriundo de Miami.

No hay razón para alejar a los jóvenes de 17 y 18 años de “Anna in the Tropics”, excepto por una regla ridícula del Programa Pasaporte Cultural que dice que todos los grados de una escuela deben asistir, o nadie asistirá en absoluto.

Como dije en una columna anterior, los estudiantes de todas las edades están habitualmente expuestos a más sexo, desnudez, y violencia en los programas de televisión y en los teléfonos celulares y computadoras que en las escenas picantes de la obra de Cruz.

Revisar la censura

Es un comienzo que se le explique al público lo que ocurrió en las reuniones a puerta cerrada de un comité escolar que tiene mucha influencia sobre las obras culturales que consumen los estudiantes.

“Para nuestra desgracia”, dijo Dotres, el correo electrónico informando a Miami New Drama sobre el rechazo se envió en la tarde, después de una acalorada reunión de la Junta Escolar en la que padres beligerantes e incluso el grupo de odio Proud Boys se presentaron para expresar su prejuicio contra los homosexuales.

Pero el guion, dijo Dotres, estaba bajo revisión desde el 18 de agosto cuando lo recibió el comité de siete miembros que evaluaba obras de teatro para el Programa Pasaporte Cultural del distrito escolar, integrado por especialistas en artes del lenguaje y currículo, y algunos en artes escénicas.

“Te prometo… hay un proceso establecido y no tiene absolutamente ninguna relación con las posiciones que toma la Junta Escolar”, dijo.

Entonces, ¿por qué no retomar el tema?

Dotres dijo que no quiere revertir lo que “mi equipo académico” ha decidido que es inapropiado. Cruz dijo que está dispuesto a bajar el tono de algunas escenas para las presentaciones matinales de los estudiantes, como lo hizo en el pasado.

Sí, la obra la ha visto otras generaciones de estudiantes.

Lamentarlo no es suficiente

Dotres debe corregir una censura que ha captado la atención de la comunidad artística nacional y también la de los medios de comunicación nacionales.

Su falta de voluntad para reconsiderar una decisión que está en su derecho de revertir continúa alimentando la desconfianza.

Es difícil creer que la atmósfera hostil creada en Florida por los republicanos que, en la última temporada legislativa, impulsaron un proyecto de ley de “Derechos de los padres”, promulgado por el gobernador Ron DeSantis y que prohíbe las discusiones sobre identidad de género desde kinder hasta el tercer grado, no tenga algo que ver con la censura de la obra de Cruz.

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No obstante, todo el mundo parece deseoso de complacer a los censores políticos.

El comité también vetó otra obra teatral relevante para Miami recientemente presentada por el Miami New Drama y escrita por otra talentosa dramaturga y actriz cubanoamericana, Carmen Peláez: la inteligente comedia “The Cuban Vote”, un retrato humorístico de los chanchullos de la política de Miami.

Cuando la vi recientemente en The Colony Theatre, republicanos, demócratas e independientes en el público se reían a carcajadas de las payasadas de los personajes que interpretaban los papeles de candidatos y sus agentes políticos.

Realmente tampoco había una razón válida para censurar eso, aparte de que los educadores están revisando los guiones a la luz de tiempos espinosos.

A ellos también los están censurando.

En la apasionada reunión de la Junta Escolar de hace dos semanas que, según Dotres, no tuvo ningún papel en la censura de Cruz, los miembros de la junta, actuando en contra del consejo del fiscal del distrito de que la ley “No digas gay” no aplicaba, rechazaron la enseñanza a los estudiantes de 12 grado sobre dos decisiones históricas de la Corte Suprema con respecto al matrimonio homosexual y la discriminación en el lugar de trabajo.

¿A quién estamos engañando aquí?

El principal defensor en el Senado de la ley contra los homosexuales disfrazada de derechos de los padres fue el senador estatal Manny Díaz Jr., un republicano que ahora es comisionado de educación. Él puede hacer de la vida un infierno para las Escuelas Públicas del Condado de Miami-Dade. Díaz está en deuda con DeSantis, quien lo nombró como recompensa por sus años de votar con la coalición de ultraconservadores del norte de la Florida en contra de los mejores intereses de instituciones del sur de la Florida como el Miami Dade College.

¿Y DeSantis no acaba de destituir de su cargo a cuatro miembros de la Junta Escolar de Broward y al fiscal estatal del condado Hillsborough debidamente elegido?

Todas esas medidas enérgicas están creando un efecto escalofriante, exactamente lo que quieren DeSantis y el Partido Republicano de la Florida.

Ya sea intencional o no, la falta de coraje de las Escuelas de Miami-Dade equivale a asentimiento.

La censura es antidemocrática y antiamericana.

Hay formas de corregir este mal causado a nuestros estudiantes, a un artista, y a toda una comunidad.

Un lamento del superintendente no es suficiente.