Superclásico: Franco Armani, el multicampeón y capitán de River que tiene saldo positivo contra Boca
“Ojalá Dios quiera que yo pueda continuar en River”. Franco Armani no quiere ni pensar en la posibilidad de que el domingo sea su último superclásico en el Monumental. No lo imagina, no lo busca, no lo desea. Más allá de que su contrato finaliza en diciembre próximo, el arquero millonario apuesta a una continuidad de un exitoso ciclo que se inició en enero de 2018 y lo transformó en multicampeón, ídolo y actual capitán. Pero, mientras tanto, se aferra a un sueño del presente: con tan solo dos goles recibidos y cinco vallas invictas en los primeros siete partidos oficiales del año, quiere volver a festejar frente a Boca para seguir escribiendo historia.
Detrás de los 18 superclásicos que disputó Milton Casco (siete triunfos, seis empates y cinco derrotas), en la lista de los jugadores más experimentados aparece Armani, con un récord que comparte con Ramiro Funes Mori (ganó cuatro y empató cuatro): son los dos jugadores del plantel con el historial más favorable ante el Xeneize (+4). El arquero de 37 años disputó 15 superclásicos oficiales y tiene un saldo de siete victorias, cinco empates y tres caídas en los que recibió tan solo 10 goles y firmó siete vallas invictas.
Pero no todo queda ahí. Al sumar los cruces con los otros tres equipos denominados grandes del fútbol argentino, el arquero de Casilda, Santa Fe, tiene 42 partidos en su espalda con 25 ganados, 11 empatados y tan solo seis perdidos en los que solo tuvo 24 goles en contra y no recibió tantos en 23 de esos 42 juegos. Así, frente a Independiente tiene seis éxitos, un empate y una caída; contra Racing suma ocho victorias y tres igualdades; y ante San Lorenzo acumula cuatro festejos, dos empates y dos derrotas. Un portero de época que hoy supera, con su récord positivo, a dos emblemas de la institución como Mostaza Merlo y Ubaldo Fillol, quienes terminaron su carrera en el club con un saldo positivo de +18 entre todos los clásicos.
“Es una linda semana, es de las más lindas que se pueden vivir en el fútbol, la previa de un superclásico. Lo vivo con tranquilidad pero también con muchas ganas de que llegue rápido el partido. Trabajando y diagramando lo mejor para el equipo. Lo importante es tratar de que se vea plasmado lo que trabajamos en la semana”, declaró Armani en una conferencia de prensa que organizó la Liga Profesional este viernes. “Sabemos que también hay varios que jugarán por primera vez este partido y les dijimos que disfruten del día a día porque no se da siempre. Ellos van a tener la oportunidad de jugar el primero de sus vidas, que es algo único, y también les pedimos que se entrenen a full. Los vamos llevando de a poco y hay que hacer hincapié en que disfruten. Aconsejarlos, darles confianza y que estén tranquilos”, agregó el capitán sobre Claudio Echeverri, Franco Mastantuono y Agustín Ruberto.
Si algo puede hacer Armani es hablar desde la experiencia y transmitir consejos, vivencias e historias ante Boca. Su vínculo con el hincha de River empezó con el pie derecho: fue salvador y figura en la Supercopa Argentina que se disputó el 14 de marzo de 2018 en Mendoza. En aquel 2-0, Armani jugó su primer clásico y tuvo cuatro atajadas determinantes para conquistar su primera corona en la institución. En aquel histórico año, también se lució en la Bombonera tanto en el 2-0 de la Superliga como en el 2-2 de la ida de la final de la Copa Libertadores con aquella recordada atajada agónica a Darío Benedetto para sostener el empate. Finalmente, gritó campeón con el 3-1 en Madrid.
Luego, en 2019 también volvió a ser determinante. Después de un agrio 0-0 en la Superliga en el Monumental, fue decisivo en el cruce de semifinales de la Copa Libertadores: tras el 2-0 en la ida en Núñez, el Millonario cayó 1-0 en la Bombonera, pero se clasificó por la diferencia de gol y se sostuvo por las atajadas del Pulpo. Más adelante, en 2021 disputó otros cuatro clásicos en los que solo pudo ganar uno: fueron dos empates consecutivos por el torneo local en la Bombonera (2-2 y 1-1); una dolorosa caída por penales en La Plata en la que no pudo detener ningún disparo (4-1) tras igualar 0-0 en los octavos de final de la Copa de la Liga; y un desahogo absoluto como local en el regreso del público tras la pandemia en el 2-1 de los goles de Julián Álvarez en el que fue en parte responsable del agónico descuento de Carlos Zambrano por una mala reacción tras un cabezazo.
Finalmente, los últimos dos años fueron totalmente opuestos. En 2022 quedó bajo la lupa una desafortunada jugada con Leandro González Pirez en el Monumental en la que Sebastián Villa aprovechó una desconcentración conjunta para el ajustado 1-0 de Boca en marzo por la Copa de la Liga. Y más tarde, en septiembre, también fue derrota 1-0 como visitante en una tarde noche en la que se empezaba a erigir como figura: tras sacarle un terrible bombazo a Pol Fernández, de ese córner llegó el tanto de Benedetto de cabeza. Pero en 2023 llegó la redención: tanto en mayo en la Liga Profesional (1-0) como en octubre en la Copa de la Liga (2-0), Armani fue crucial para los triunfos millonarios con la valla invicta en casa y fuera de casa. En el primer compromiso desactivó un peligroso tiro libre de Sebastián Villa en la única situación de peligro de Boca, mientras que en el segundo clásico le ahogó un mano a mano a Benedetto en el comienzo del juego.
“Ojalá Dios quiera poder continuar, ¿quién no quiere continuar en River? Me gustaría continuar, me siento bien como para seguir. Me siento bien físicamente y mentalmente como para dar lo mejor. Esto es día a día, es un lindo año”, destacó el arquero, que sabe que el domingo vivirá otra jornada especial. “Olé, olé, olé, olé… Pulpo, Pulpo”, entonarán las 85 mil almas que llenarán el Monumental. El cántico baja automáticamente desde las cuatro tribunas cuando el arquero sale a hacer los ejercicios precompetitivos, se acerca a las cabeceras o se luce con alguna atajada mágica. Y este fin de semana tendrá un condimento especial: el hincha, tal como el propio Armani, desea que no sea el último superclásico en casa del ídolo.