Uno sufría por el color de su piel, el otro tiene un pasado neonazi, ahora ambos chocan por el oro de la UFC

Si este sábado en Australia Sean Strickland derrota a Israel Adesanya el domingo estaremos hablando de una sorpresa de magnitud enorme. Nadie, absolutamente nadie, le ofrece un chance sólido de triunfo al “Tarzán’’ en la pelea principal de la UFC 293 con sede en Sidney.

Para empezar, esta no es la pelea que correspondía porque después de que Dricus Du Plessis superó por nocaut a Robert Whittaker, quedaba claro que el sudafricano iba a ser el próximo rival del campeón mediano, para no hablar ya de la controversia sobre quién era el mejor representante de ese continente en las artes marciales mixtas.

Du Plessis, sin embargo, dijo que no llegaba a tiempo -un error que le puede costar muy caro- y luego de un período de negociaciones y dudas, la empresa apostó por Strickland, una de las figuras más pintorescas por usar algún término y cuyo crecimiento en la vida no tiene nada que ver con el del nigeriano.

Brilló como gladiador en la UFC, pero ahora este hijo de Miami desea tocar el cielo en calidad de promotor

Mientras Adesanya sufría el acoso de otros niños en las calles de Lagos, más o menos por la misma época, a medio mundo de distancia en California, Strickland era un niño enfadado, que se autodenominaba un “pedazo de basura blanca’’, criado por un padre alcohólico y drogadicto y un abuelo supremacista blanco.

Adesanya, cuyos padres lo llevaron a Nueva Zelanda de joven, sufría en la calle por el color de su piel y Strickland era, según sus propias palabras, un neonazi al que echaron del colegio varias veces por “delitos de odio’’, de modo que el choque de ambos en el octágono ofrece un contraste pocas veces visto desde el punto de vista humano.

Quizá eso también se traduzca a lo deportivo. Adesanya es un verdadero maestro de las MMA y salvo el accidente momentáneo contra Alex Pereira, su reinado en las 185 libras ha sido largo y dominante. No se advierte cómo Strickland pudiera cambiar esa narrativa.

Aunque detrás de esa personalidad abrasiva se esconde un tremendo gladiador, Strickland no posee las herramientas de Adesanya y en palabras de su propio coach, deberá ensuciar el combate -hacerlo muy cerrado en el clinch- para minimizar el impacto del campeón.

Leyenda de las MMA se sube a la máquina del tiempo para una revancha muy esperada en la Florida

Como si fuera poco, Strickland fue noqueado de manera fulminante por Pereira porque en ocasiones tiende a bajar la guardia y a exhibir de manera prominente su rostro, algo que de suceder nuevamente, no sería perdonado por “The Last Stylebender’’ delante de su público de Oceanía.

No es que Strickland tenga cero chance de imponerse a Adesanya, pero es lo más cercano a cero.