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Sueño de un año de pesadilla

Columna: De tiempo y circunstancias

SIGUE soñando que no hay contribuciones, // que ya no hay mordelones, // que ya puedes ahorrar…: Salvador “Chava” Flores. Canción: “A qué le tiras cuando sueñas, mexicano”.

Son las últimas semanas de un año singular, 2020, “el año de los gemelos”. Enero anunciaba tormenta, pero nadie previó su rigor. Acaba un año que ha sido tempestuoso en sentido literal y figurado, y estamos en los albores de un 2021 que parece que no le irá a la zaga, pues a las complicaciones sanitarias y económicas habrán de sumarse las políticas.

Hagamos un recuento de los sucesos que nos han traído a donde estamos, y con esto en mente, tratemos de avizorar qué nos depara el año que se avecina. Estamos a dos años de que la administración de AMLO dio inicio. Al tiempo que él hizo campaña, creció una tendencia política en Estados Unidos y Europa denominada populismo. Las decisiones emanadas de esta parecían ir contra el sentido común. Algunas de ellas fueron el encontronazo entre la Unión Europea y el brexit, la elección de Donald Trump en 2016 y el consecuente retiro del Acuerdo de París contra el calentamiento global. Estas se pueden analizar a la luz de la tendencia populista que habrá de marcar la primera parte del siglo XXI y cuyos aspectos impactan directamente a nuestro país.

Michael Kickham sentencia, en su tesis “The Rise of Populism in Europe and America”, que las élites políticas no pudieron encuadrar adecuadamente los argumentos, y proponer legislaciones que atendieran las preocupaciones, tanto de los europeos como de los estadounidenses, en las dos primeras decisiones que se exponen como botón de muestra. De aquí sobrevino la debacle.

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El estudio de Kickham propone dos teorías, que explican cómo los políticos populistas se desplazan de la marginalidad a la arena central. La Teoría de los Fragmentos y el Feedback Loop o Rizo de Retroalimentación. Nos ocuparemos de la primera.

La primera teoría, la de los fragmentos, considera que los partidos políticos, para allegarse el voto, atienden, y prometen resolver, asuntos relevantes dejando de lado otros fundamentales. Nuestro caso fue peculiar. López Obrador hizo una campaña de identificación con el pueblo como nadie la había hecho. Ningún político había recorrido los municipios del país y ni se había quedado a comer en las casas de los pobladores y hasta dormir en ellas. Cuando Andrés Manuel se fue, los habitantes del lugar quedaron convencidos de que él los entendía, que era uno de ellos. Al tiempo les habló en un lenguaje a su nivel y conectó con ellos. A esto hay que sumar su programa de beneficios clientelares de voto. Andrés Manuel ha fabricado una máquina de generar votos fundiéndose con el pueblo, haciéndole creer que lo escucha, lo entiende, y lo premia con dádivas. En cuanto a la corrupción, el beneficio de la duda y su trayectoria le dieron la credibilidad suficiente.

En 2018 llegó al poder el primer presidente populista en México; antes, en la dictadura de partido, simplemente no existían; y lo conquistó con una mayoría absoluta en el Congreso, y relativa en el Senado. Regresando así a la época del carro completo. Durante dos años el presidente ha acrecentado su poder, desarticulando los contrapesos con la complicidad del Congreso. Esto le ha dado un poder casi absoluto.

En el 2020 se instaló en el mundo una crisis sui géneris, derivada de un problema de salud que se tradujo en una crisis económica. Esa fue la causa de la derrota de Donald Trump, y con esta, la salida del populismo del poder en Estados Unidos. En México, la crisis económica ya estaba presente y la sanitaria superó todos los pronósticos, acelerando el desastre económico, y desbordando, con creces, el sistema hospitalario del país.

MANEJAR LAS EMOCIONES

La pandemia le costó la reelección a Trump y, en la situación política que estamos viviendo, es la piedra de toque para lograr el equilibrio o desequilibrio en el poder. Quien mejor maneje los argumentos y las emociones se llevará los votos. Podemos separar nuestra realidad política en dos partes. La primera surge de la necesidad y la ilusión del cambio de un régimen capitalista inoperante. Luis Rubio en su editorial delDomingo transcribe un párrafo del Dr. Cuauhtémoc López Guzmán que retrata magistralmente la situación:

“Gobiernos corruptos, empresarios rentistas y violaciones al Estado de derecho en México son el resultado de un orden institucional depredador instaurado desde la colonia para el saqueo. La existencia hoy de rivales sustitutos del gobernante debería haber terminado con la corrupción, pero todo parece indicar que la sustitución de gobernantes no ha modificado la conducta deshonesta, pues las oportunidades de enriquecimiento y los privilegios siguen inalterados”.

Con el sueño de enmendar este sistema el pueblo se volcó en la votación de 2018 y trajo al poder a AMLO; quien trajo consigo, además de los lastres de gobiernos anteriores, una administración populista, ausente de pragmatismo y llena de rencores, que tiene al país dividido en chairos y fifís, con un desequilibrio absoluto en el poder, y estancado en el crecimiento a causa de una serie de maniobras políticas, que se contraponen con los objetivos económicos de cualquier gobierno que contemple el desarrollo de un país. El sueño del cambio se ha hecho pesadilla en dos años de ocurrencias y extravíos.

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La segunda parte es la realidad que estamos viviendo con una administración que ha demostrado, en los hechos, ser inoperante. El sector salud fue colapsado desde un principio, el económico no atina a definir un rumbo, en el ramo de seguridad los grupos criminales tocan el son al que deben bailar las autoridades, las muertes violentas golpean tanto a mujeres indefensas como a exgobernadores poderosos; las relaciones diplomáticas con el vecino del norte se polarizaron: con Trump se accedió a todo, y con Biden se canceló la cooperación; y la corrupción, en la 4T, está presente tanto en la policía de barrio como en la familia del presidente.

Así las cosas, vivimos la pesadilla de crisis multifacéticas y se nos viene encima el tercer año de un gobierno que no modifica la esencia del sistema de privilegios y corrupción. Aquí surge la pregunta: ¿A que nos enfrentamos de aquí al 6 de junio de 2021?

El escenario será de crisis de grandes proporciones. Comenzando por una sanitaria en la que nos jugaremos la vida. La vacuna no nos llegará en el corto plazo, y la mortandad será terrible, tanto en pobres como en ricos. De esta y del aumento de población en la pobreza —se han perdido más de un millón de empleos en estos dos años, y hoy de cada diez mexicanos, seis están en condición de pobreza de acuerdo con datos de CEPAL— surgirá una fuerte inconformidad social. No hay datos que permitan suponer el cambio de la tendencia en 2021. Los cárteles criminales aumentarán sus cotos de poder y padeceremos una batalla política por el congreso, y los más de 21,000 puestos de elección popular que estarán en juego el domingo 6 de junio del próximo año.

El poder que esto representa es inmenso. Este puede quedar en manos de Morena y, por supuesto, del presidente. Aunque también puede ser que los votantes comprendan que la ruta que llevamos nos lleva de fracaso en fracaso. Fracasos en el control de la pandemia, en la seguridad, en la economía, y decida repartir el poder del Congreso de la Unión entre varios partidos. Con esto habremos dado un gran paso en la madurez de nuestro sistema democrático. La esencia de la democracia es que todos los intereses estén representados con voz y voto en las decisiones trascendentes. Hace siglo y medio que Lord Acton dijo: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. El enemigo a vencer, en el semestre que viene, es el poder absoluto.

VAGÓN DE CABÚS

Ha sido un año de claroscuros, más oscuros que claros. A muchos nos ha tocado perder a un ser querido en aras de la pandemia. Unidos en el dolor, lo afrontamos con la esperanza de mejores tiempos. Son estos, más que nunca, tiempos de estar unidos y en casa, en pequeños grupos, saludando a la familia por los medios virtuales. Es tiempo de Navidad, de esperanza y de afecto. Ojalá que el acceso a la vacuna permita liberarnos del yugo de la epidemia, y que en 2021 podamos volver a reunirnos, disfrutar de la familia, los amigos y de nuestro maravilloso país. Una feliz Navidad y un próspero 2021 les desea su amigo: Salvador Casanova. N

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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.