Adrián Gutiérrez-Elbers se frota los ojos y levanta la vista del suelo, su cara se ilumina cuando el tema de conversación gira en torno a una de sus aficiones favoritas.

“Vi una barracuda”, dice el joven de 16 años, relatando alegremente una reciente excursión de buceo con su padre. Las criaturas submarinas le fascinan, y espera ser biólogo marino algún día. Sentado en la librería Barnes & Noble de Pembroke Pines, habló de lo que podría ver si viajara al fondo del océano.

“Probablemente un pez fantasma”, dijo, refiriéndose a criaturas parecidas a anguilas con piel transparente que rara vez se han observado vivas. “Tengo que investigar un poco sobre eso”.

Para Gutiérrez-Elbers, estudiante de primer año de la secundaria Charles W. Flanagan, la investigación consiste sobre todo en ver videos en internet. Para él resulta más fácil porque leer es todo un reto. Tiene dislexia, lo que hace que la lectura, la escuela e incluso la investigación que le encantaría hacer en su tiempo libre sean más estresantes. Le resulta difícil describir su frustración porque pertenece al espectro autista, con retraso en el habla y el lenguaje.

“Pero hace lo que puede”, dice su padre, Danilo Gutiérrez, mirando a su hijo con una sonrisa. Anima constantemente a su hijo y aboga por su inclusión en el atletismo y otras actividades escolares.

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Un profesor de inglés que le apoya en la escuela le anima a hablar de películas, una forma de contar historias que puede comprender más fácilmente. Los libros ilustrados como la serie del “Captain Underpants” han sido sus favoritos, pero le gustaría poder seguir avanzando en su nivel de lectura.

“Ahora que empieza la secundaria es fundamental que reciba una buena tutoría para que pueda sobresalir”, dice Jeannie DeMarzo, de la Fundación Danielle DeMarzo, una organización sin fines de lucro que ofrece recursos y actividades a niños con necesidades especiales. La fundación ha organizado eventos a los que ha asistido la familia Gutiérrez.

Inspirada por el espíritu de la familia, Jeannie DeMarzo nominó a Adrián para el Wish Book del Miami Herald en estas fiestas. Dijo que admira la dedicación que Adrián, sus padres y sus dos hermanos tienen hacia la defensa de los niños con necesidades especiales.

Danilo Gutiérrez es entrenador de béisbol para niños con necesidades especiales. La madre de Adrián es una especialista en comportamiento que trabaja con familias todos los días. Adrián participa en actividades patrocinadas por Best Buddies, como animar al público y mostrar el arte que se subastó en una reciente recaudación de fondos.

El tipo de tutoría especializada que podría ayudar a Adrián a mejorar su comprensión de lectura es demasiado cara para el presupuesto de su familia. Se tropieza con las palabras difíciles, lo que hace que la escuela sea frustrante y agotadora. El esfuerzo le cansa tanto que a veces necesita tomar una siesta en cuanto llega a casa, y a veces necesita períodos de “enfriamiento”. Aun así, se esfuerza.

“Nuestro objetivo es que lea con fluidez, de forma independiente y comprensiva, lo suficiente para que entienda lo que lee”, dice su padre, quien trabaja como maestro sustituto.

Los retos en el aula no impiden que Adrián se dedique a actividades extraescolares que lo mantienen socialmente activo. Es voluntario en Key Club, mueve los pies en un club de baile latino y juega a Minecraft en un club de juegos. Hace poco tuvo su primera cita en un partido de los Florida Panthers con una amiga de la escuela que le gusta mucho.

Adrián y su padre tienen un fuerte vínculo, se hacen reír a menudo con chistes locales y recuerdan con cariño los viajes familiares a la playa.

“Es un joven maravilloso”, afirma DeMarzo. “Es muy simpático y extrovertido”.

También le gustaría obtener el título de submarinista con su padre, para poder bucear juntos y explorar el mundo submarino. Mientras que su padre estaría un poco ansioso antes de hacerlo, Adrián es más entusiasta.

“Intentaré todo lo que pueda”, dice.

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