¿Qué sucedió con la isla de Jeffrey Epstein? Un recorrido por Little St. James tras su abandono
“¡No hay túneles!”, dice el joven sin camisa que está de pie dentro de un cobertizo eléctrico vacío en la isla privada de Jeffrey Epstein, más de un año después de que el abusador de niños multimillonario en desgracia murió en prisión.
Era agosto de 2020, y el hombre era un explorador urbano y estrella de TikTok llamado Andy Bracco. Se filmó a sí mismo mientras entraba a escondidas en la isla de Little St. James, en las Islas Vírgenes de EE.UU., a la que los lugareños a veces se refieren como “isla pedófila”.
No fue el primero y tal vez no será el último en colarse a la isla, que ahora se encuentra abandonada mientras la casa de Epstein y la extraña arquitectura están en gran parte intactas. Como era de esperar, se convirtió en una especie de atracción turística morbosa.
Los fiscales afirman que este fue el centro de una red internacional de abuso sexual, donde se confinó y agredió a niñas de hasta 14 años.
En junio 2022, el jurado sentenció a la expareja de Epstein, Ghislaine Maxwell, a 20 años en la cárcel por tráfico sexual, lo que ella niega.
Pero, ¿qué le sucedió a la isla desde la muerte de Epstein en 2019 y en qué estado se encuentra ahora?
El 22 de abril de 2021, los equipos de demolición derribaron la mansión de Epstein en Palm Beach, Florida, lo que dio paso a una nueva casa destinada a borrar su memoria.
Por el contrario, Little St. James, que a Epstein le gustaba llamar “Little St. Jeff”, parece haber cambiado poco desde los días en que Epstein la convirtió en su residencia principal, protegida de los ojos y lentes intrusos de gobiernos y periodistas.
“Parece que intentan borrar cualquier recuerdo de Epstein”
Bracco fue solo uno de los muchos intrusos, entre los que se encuentran varios YouTubers y documentalistas en línea, así como operadores de drones. Según Bracco, la isla todavía estaba custodiada por sistemas de seguridad en agosto de 2020.
“Hubo una parte muy preocupante cuando no nos dimos cuenta lo que creo que era una cámara infrarroja junto a la torre de comunicaciones”, declaró a Newsweek. “Apuntaba directo a nosotros, y si había un sensor frente a nosotros y según el software que tuvieran, podría haber disparado una alarma. Así que tuvimos que apresurarnos”.
También le comentó a The Sun: “Hay seguridad activa allí […] la ruta que tomamos evitó muchas cámaras en la isla, junto con los trabajadores y los guardias”.
Ha habido algunos cambios. En abril de este año, el Sunday Mirror informó que los trabajadores habían quitado un gran reloj de sol decorativo, varias esculturas y estatuas, y las iniciales “JE” grabadas en el costado de un “templo” de rayas azules y blancas de estilo egipcio en la esquina suroeste de la isla.
“Parece que tratan de borrar cualquier recuerdo de Epstein de la isla”, le comentó un lugareño al Mirror. “A pesar de que parece un paraíso en la tierra, cualquier conexión con un hombre como Epstein es mala. Todos aquí solo quieren olvidarse de él y de lo que se le acusa”.
La alberca se mantiene llena
En general, la isla de Epstein se ha mantenido como estaba. Las fotos aéreas tomadas en diciembre de 2021 muestran el complejo de mansiones de Epstein en la cima de una colina, con su alberca y embarcadero, aún intactos, así como varios otros edificios que sobreviven en toda la isla.
En el juicio de Maxwell, el piloto de Epstein, Larry Visoski, describió la residencia principal como “una casa en explosión”: cada habitación se construyó desde el patio central y era su propio bungalow separado.
La asistente ejecutiva del financiero, Cimberly Espinosa, testificó que se envió arena y palmeras a Little St. James para mejorar sus playas, y que tenía sus propios bomberos, así como un camión de bomberos.
En las fotos, todo permanece limpio y prístino. La alberca está llena, los caminos parecen estar en buen estado, el césped parece cortado y las palmeras siguen creciendo. Al menos desde el exterior, todo es tal como era, algo que no deja de ser inquietante.
Desde que quedó vacía, la isla ha sido objeto de especulaciones y análisis apasionados por parte de personas de todo el mundo, quienes examinan vídeos e imágenes para tratar de descubrir sus misterios.
Los rumores de túneles secretos debajo del “templo” y en otros lugares no han sido corroborados, y la historia de que se encontraron huesos de niños tirados en el mar cercano parece ser una invención.
Varias partes compiten por comprar la isla
Por macabro que pueda parecer, tanto Little St. James como su hermano mayor, Great St James, que Epstein compró en 2016, atrajeron el interés de compradores ricos.
Según el Miami Herald, cuya investigación “Perversión de la justicia” en 2018 ayudó a desencadenar la caída final de Epstein, existe competencia entre varias partes que planean usara como residencia privada, y algunos incluso firman acuerdos de no divulgación con el patrimonio de Epstein.
“Hay gente que está bastante interesada y muy calificada para comprar las islas, y tengo algunos clientes que ya han visitado las islas”, declaró la agente inmobiliaria April Newland al diario en febrero.
Daniel H. Weiner, un abogado que trabaja para los patrimonios de Epstein, confirmó que había “recibido expresiones de interés de numerosas partes y dos o tres ofertas de buena fe sobre esas propiedades”.
En ese momento, el patrimonio de Epstein estaba ansioso por cerrar una venta porque enfrentaba problemas de efectivo. Denise George, fiscal general de las Islas Vírgenes de EE.UU., había congelado los activos de Epstein y buscaba una orden judicial para confiscar su propiedad, incluida la isla.
Weiner, expresó: “Ningún comprador serio está interesado en firmar un contrato sobre una propiedad multimillonaria que, debido a los gravámenes existentes del fiscal general, no se le puede vender”.
“Además, para asegurar que el patrimonio reciba el máximo valor en una venta, el patrimonio contrataría a un corredor, realizaría una amplia comercialización y obtendría tantas ofertas como el mercado genere. Los coejecutores no están interesados en incurrir en gastos sustanciales del patrimonio para comercializar una propiedad que no se puede vender”.
La batalla legal entre Denise George y el patrimonio de Epstein aún está en curso, pero una fuente le dijo al New York Post que es probable que Little St. James salga a la venta en 2022.
Hasta entonces, sigue siendo un monumento perverso a la capacidad de un hombre para doblegar la justicia en torno a sus caprichos, congelado en el tiempo en el momento en que su red comenzó a desenredarse.