Nueva subvención ayuda a los residentes necesitados luego de un huracán

Después del paso del huracán Irma por el sur de la Florida en 2017, los líderes comunitarios y los funcionarios electos pudieron comprobar de primera mano la larga lista de cosas que los residentes más vulnerables de Miami necesitaban para volver a encarrilar sus vidas.

Hubo historias de horror de residentes ancianos equipados con solo “atún y una linterna” antes de la tormenta, beneficios de SNAP que no funcionaban en las tiendas de comestibles después de los cortes de energía y diabéticos que se quedaron sin forma de enfriar su insulina.

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Ahora, esas comunidades tienen una nueva oportunidad de participar en el diseño de los “centros de resiliencia” del futuro. En este caso, se trata de modernizar algunos edificios públicos para que presten un mejor servicio a los residentes antes —y mucho después— de una tormenta.

Esta semana, Adrienne Arsht-Rockefeller Foundation Resilience Center anunció una subvención estatal de $1 millón para elaborar planes de refuerzo de tres centros de resiliencia en comunidades desfavorecidas de Miami-Dade.

“Proporcionarán seguridad, educación y materiales para que estos desastres sean lo más manejables posible”, dijo la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, en una conferencia de prensa en el que se anunció la subvención. “Vamos a hacer que nuestras comunidades sean más seguras”.

El lunes 23 de enero de 2023, la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, habla sobre la subvención de un millón de dólares recibida por el Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller para crear un plan para una serie de centros y módulos que permitan a los residentes del área de Miami obtener ayuda después de un desastre. Este proyecto piloto de un potencial “módulo de resiliencia” es un centro WiFi alimentado por energía solar que muestra material educativo sobre el cambio climático.

Rick Miller, subdirector de la Iniciativa de Centros de Resiliencia de Arsht-Rock, dijo que el proceso, que durará un año, incluirá un amplio estudio de las vulnerabilidades climáticas y sociales de Miami-Dade, así como más de una docena de actos comunitarios para recabar ideas respecto a lo que podrían hacer los futuros centros.

Algunas ideas incluyen añadir paneles solares y baterías de reserva, para que estos puntos sigan funcionando cuando se vaya la luz, o redes WiFi más potentes. A finales de año, el millonario proceso producirá una guía en torno a los tipos de servicios que se necesitan en las distintas partes del condado.

“La resiliencia es algo más que construir bombas de aguas pluviales y tuberías más grandes: se trata de las personas”, dijo Miller.

Este plan se enfoca en tres centros, que son edificios municipales ya existentes, como bibliotecas y centros comunitarios, pero Miller prevé una futura red de más centros, junto con unidades móviles llamadas cápsulas que puedan desplegarse después de una catástrofe. La “cápsula de resiliencia” piloto que Arsht-Rock exhibe actualmente es un punto de acceso WiFi alimentado con energía solar y repleto de material educativo sobre el cambio climático en el sur de la Florida.

Reforzar los edificios comunitarios existentes es desde hace tiempo un objetivo de Miami-Dade y ya se está haciendo.

La ciudad de Miami recibió más de $ 750,000 en subvenciones federales para que el Centro Senior Carrie P. Meek cerca del Parque Charles Hadley fuera más resistente al cambio climático. El centro obtendrá nuevas ventanas de impacto de tormenta y un techo, así como capacidades WiFi expandidas y una estación de carga para los miembros de la comunidad.
La ciudad de Miami recibió más de $ 750,000 en subvenciones federales para que el Centro Senior Carrie P. Meek cerca del Parque Charles Hadley fuera más resistente al cambio climático. El centro obtendrá nuevas ventanas de impacto de tormenta y un techo, así como capacidades WiFi expandidas y una estación de carga para los miembros de la comunidad.

La ciudad de Miami recientemente obtuvo una subvención federal de más de $750,000 para añadir ventanas de impacto y un nuevo tejado a Carrie E. Meek Senior Center de Charles Hadley Park. La subvención también financiará una mejor red WiFi y una zona de carga ampliada para el centro, que sirve regularmente como centro de distribución de alimentos para el vecindario.

“Este será nuestro primer centro de resiliencia”, dijo Alissa Farina, subdirectora de resiliencia de Miami.

Farina dijo que la ciudad aprendió, luego del huracán Irma, que sus residentes necesitaban bienes y servicios en todas partes de la ciudad, no solo en un puñado de puntos.

“Las carreteras son intransitables; la gente no tiene autos, no tienen gasolina, no tienen dinero”, dijo. “Estamos intentando llevárselo todo a lugares que conozcan y en los que confíen”.

Mientras este esfuerzo de planificación está en marcha, los mismos esfuerzos de ayuda mutua basados en la comunidad que surgieron después de Irma todavía están en marcha, creando cierta tensión entre los activistas de base de la ciudad y la organización sin fines de lucro que acaba de obtener una fuerte subvención.

Algunos miamenses solo tenían “atún y una linterna” después de Irma. Hay un plan para cambiar eso.

“Esto es lo que ya estamos haciendo”, dijo Michael Clarkson, fundador del grupo de apoyo comunitario Konscious Kontractors, con sede en el Pequeño Haití. “¿Por qué no formamos parte de esto?”.

Clarkson formó parte del grupo de organizaciones locales sin fines de lucro que fueron puerta por puerta a ver cómo estaba la gente después de la tormenta, proporcionándoles servicios y recursos en un proyecto que acabó convirtiéndose en Community Emergency Operation Center (CEOC).

CEOC ahora tiene un puesto oficial en Emergency Operation Center (EOC) del condado y la ciudad cuando se produce una catástrofe y sus miembros siguen reuniéndose todos los sábados para hacerle regalos a la comunidad y celebrar actos.

“Proporcionamos servicios y esperanza. Eso es lo más importante”, dijo Clarkson. “El Miami del futuro depende de las ideas y la voluntad de la gente”.