Stellantis, dueña de Jeep y Ram, suspende temporalmente producción en México y Canadá por aranceles a autos
El gigante del sector automotor Stellantis anunció este jueves que suspenderá la producción en algunas plantas en Canadá y México, las primeras interrupciones desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles a los vehículos fabricados en el extranjero.
La medida de la compañía propietaria de las marcas Jeep, Ram, Chrysler, Jeep y Dodge afectará directamente a miles de trabajadores.
Desde los automóviles fabricados fuera de Estados Unidos están sujetos a un recargo del 25 % y gradualmente entrarán en vigor impuestos aduaneros de la misma magnitud sobre las piezas de recambio.
Las plantas que cerrará Stellantis
Stellantis, quinto mayor fabricante de autos del mundo, anunció que cerrará su planta canadiense de Windsor, que emplea a unas 4 mil personas, a partir del lunes 7 de abril durante dos semanas, “principalmente” debido a estos aranceles aduaneros, según afirmó el jueves un portavoz del grupo.
En esta ciudad canadiense de 250 mil habitantes, situada en la frontera con Estados Unidos, a dos pasos de Detroit, todo gira en torno a la industria del automóvil.
El temor ahora es que otras fábricas cierren y que los subcontratistas quiebren en el proceso, provocando miles de despidos.
En la fábrica local de Chrysler, que pronto cumplirá un siglo, se producen los monovolúmenes Chrysler Pacifica y los potentes sedanes eléctricos Dodge Charger, exportados a Estados Unidos.
Stellantis Group dijo que continúa “evaluando los efectos (de los aranceles estadounidenses) sobre los vehículos importados y continuará discutiendo estos cambios de política con la administración” de Trump.
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“Las medidas inmediatas a tomar incluyen detener temporalmente la producción en algunas de nuestras plantas de ensamblaje de Canadá y México, lo que afectará a varias de nuestras instalaciones de producción y estampado de motores en Estados Unidos que respaldan estas operaciones”.
Al igual que los otros dos gigantes estadounidenses del sector, Ford y General Motors, Stellantis reclama una reducción de las tarifas aduaneras para los automóviles importados de México y Canadá, donde disponen de numerosas plantas.
Todos temen que los aranceles, que supuestamente los impulsarán a producir más en Estados Unidos, los obligarán a aumentar drásticamente los precios de los vehículos, alejando a los compradores de los concesionarios.