‘Si no soy yo, ¿quién?’: Ucrania busca soldados y las mujeres se preparan para el llamado

Tetiana Dovbii, izquierda, y Anya Rudak participan en un curso sobre armas de fuego y combate urbano en un bosque cerca de Kiev, la capital de Ucrania, el 14 de octubre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)
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Tetiana Dovbii, izquierda, y Anya Rudak participan en un curso sobre armas de fuego y combate urbano en un bosque cerca de Kiev, la capital de Ucrania, el 14 de octubre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times) ‌

KIEV, Ucrania— Halyna Vynokur, empleada de una ferretería en Kiev, empuñaba un arma de fuego por primera vez. Iryna Sychova, gerente de compras de una tienda por departamentos, desmontó y volvió a montar el revoltijo de varillas y resortes de un rifle Kalasnikov.

Ambas estuvieron entre las dos docenas de mujeres que acudieron a un bosque cerca de Kiev un fin de semana reciente para recibir un curso sobre armas de fuego y combate urbano, un entrenamiento que incluyó disparar rifles, encontrar trampas y lanzar granadas. Fueron impulsadas por un sentido del deber, dijeron, al darse cuenta de que algún día podrían terminar en el frente.

“Nadie quiere luchar en las trincheras”, dijo Olha Bakhmatova, psicóloga de 46 años que asistió al entrenamiento. “No es natural querer eso”. Pero sentía que era “inevitable” que más mujeres terminaran combatiendo y quería estar preparada.

“Ahora lo entiendo: si no soy yo, ¿quién?”, afirmó.


Después de 20 meses de una guerra a gran escala, los combates en Ucrania se han estancado en feroces batallas de desgaste a lo largo de un frente que serpentea por el sureste. Es crucial el suministro constante de armas y personal, y si bien Ucrania tiene el beneficio de contar con armamentos donados por Occidente, depende solo de su propia población como reserva para reponer fuerzas, cuando la de Rusia es aproximadamente tres veces mayor.

Debido a la importancia crucial de poder volver a llenar las filas, se están realizando iniciativas para atraer a más mujeres ucranianas al Ejército. Grupos de voluntarios que ofrecen capacitación exclusivamente para mujeres, como el que está cerca de Kiev, están apoyando el esfuerzo.

Alrededor de 43.000 mujeres sirven actualmente en el Ejército ucraniano, según el Ministerio de Defensa, un incremento de alrededor del 40 por ciento desde 2021, el año anterior a la invasión rusa a gran escala. El aumento proporcional es menor que el de la fuerza combatiente masculina, que se ha más que triplicado durante el mismo periodo.

Las mujeres ucranianas están actualmente en combate en el sureste de Ucrania. En varias medidas tomadas desde la invasión, el Ejército abolió las restricciones que impedían que las mujeres desempeñaran funciones como operadora de ametralladora, comandante de tanque y francotiradora y levantó las normas que prohibían a las mujeres conducir camiones. Elevó el límite de edad para las reclutas femeninas de 40 años a 60 años, el mismo que el de los hombres.

Al principio de la guerra a gran escala, las mujeres habían asumido roles de combate en grupos paramilitares o eludiendo las reglas. Han sido heridas, capturadas y asesinadas, aunque el Ejército no publica cifras de víctimas ni de hombres ni de mujeres.

El acercamiento del Ejército ucraniano a las mujeres es un paso hacia la equidad, sin duda, pero también refleja el enorme costo que ha cobrado la guerra.

Los cientos de miles de hombres que querían ofrecerse como voluntarios al comienzo de la guerra, muchos de los cuales hicieron fila el día uno, ya se han unido; muchos están muertos o heridos. Ucrania ahora necesita movilizar y entrenar a muchos más soldados para sostener su resistencia a la invasión rusa, en un momento en el que los hombres eluden cada vez más el reclutamiento.

Las sesiones de entrenamiento exclusivamente femeninas tienen como objetivo proporcionar un entorno de aprendizaje en el que las mujeres no se sientan menos informadas que los hombres y sus esfuerzos no se comparen continuamente con la fuerza física masculina.

“Las mujeres pueden luchar en igualdad de condiciones con los hombres y al mismo tiempo seguir siendo femeninas”, dijo Darya Trebukh, fundadora de Ukrainian Valkiriya, el grupo no gubernamental que dirige las sesiones de capacitación. “El género de un guerrero no marca ninguna diferencia”.

Vynokur, la empleada de una ferretería de 26 años, acudió a la capacitación con una amiga tras ver un anuncio en Instagram. “Lo que me atrajo es que esto es solo para mujeres”, dijo. “Es más cómodo, sobre todo durante la primera vez” manejando un arma. “Como mujeres, todas estamos en el mismo nivel”, afirmó.

Sobre servir en el Ejército, Vynokur dijo: “Todo el mundo entiende que la guerra no terminará en un mes. No quiero, nunca quise, pero entiendo que debo estar preparada para hacerlo”.

El Ejército de Ucrania se ha enfocado principalmente en formas de mejorar las condiciones de las mujeres que ya están en el Ejército, como proporcionar ropa y chalecos antibalas específicos para cada género, y no en la movilización. No recluta mujeres, aunque recientemente ha exigido que las mujeres con formación médica se registren para el reclutamiento. Las mujeres que quieran servir deben alistarse.
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En la reciente sesión celebrada cerca de Kiev, las principiantes aprendieron a ajustar la correa de un rifle kalasnikov: si está demasiado floja no estará estable y si está demasiado apretada no podrá cambiar rápidamente a la posición para disparar.

El instructor hombre, un paracaidista en servicio activo, demostró cómo recargar, cómo limpiar un cartucho atascado y cómo disparar desde una posición pecho tierra.

En particular, las mujeres se han visto atraídas a pilotar drones utilizados para vigilancia o para lanzar explosivos al enemigo.
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“Las mujeres que pueden volar drones son personas que mañana, de ser necesario, podrían pilotear un dron para atacar el fuego de artillería”, dijo Valeriy Borovyk, comandante de una unidad de drones y fundador de un grupo dedicado a entrenar mujeres piloto llamado Pilotesy.

Borovyk fundó Pilotesy en Kiev durante el primer mes de la invasión mientras luchaba por encontrar pilotos de drones. Un organizador de desfiles de moda ayudó a reclutar y algunas de las primeras estudiantes fueron modelos y actrices. Alrededor de un tercio de estas mujeres se han alistado desde entonces en el Ejército, afirmó Borovyk.

Las mujeres estudian el pilotaje de drones de combate por diversas razones, afirmó Borovyk. Algunas piensan que pueden ser llamadas a combatir y quieren tener una habilidad útil. Otras ya están en el Ejército y quieren pasar de puestos de apoyo o trabajos médicos a roles de combate.

“Podrían llamarme al Ejército, así que decidí que debería tener algunas habilidades para el frente de combate”, dijo Alina Budnyova, de 24 años, quien se graduó de Medicina en la universidad el año pasado y ahora debe registrarse para el reclutamiento. Dijo que estaba motivada a prepararse porque “quiero proteger a mi país”.

Las mujeres aprenden a aplicar torniquetes durante un curso sobre armas de fuego y combate urbano, en un bosque cerca de Kiev, la capital de Ucrania, el 14 de octubre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)
Las mujeres aprenden a aplicar torniquetes durante un curso sobre armas de fuego y combate urbano, en un bosque cerca de Kiev, la capital de Ucrania, el 14 de octubre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)

El grupo Valkiriya ha entrenado a unas 200 mujeres en armas de fuego y otras habilidades de combate. Las mujeres que completan el curso y desean incorporarse al Ejército se inscriben en las oficinas de reclutamiento; cerca de 1 de cada 5 estudiantes lo ha hecho, contó Trebukh.

En el bosque, el grupo exclusivamente femenino se entrenó para el combate, algunas recibieron una lección introductoria y otras practicaron habilidades avanzadas. El grupo hace algunos guiños al género: algunos de los objetivos eran globos rosas y hubo un automóvil estacionado cerca como un espacio privado para cambiarse y ponerse el atuendo de camuflaje.

A las pocas horas de empezar el entrenamiento, un grupo de media docena de mujeres, incluida Sychova, la gerente de compras, practicaron tomar control de un edificio. Subieron escaleras, atravesaron pasillos, doblaron esquinas, cubriéndose unas a otras, dándose palmaditas en la espalda y manteniendo sus armas apuntando a posibles amenazas. En un piso superior, un hombre que hacía de enemigo, esperaba.

Cuando el grupo líder llegó a él, una mujer gritó: “¡Contacto!”. Las alumnas fingieron disparar.

“Chicas, eso es todo”, gritó Sychova desde una escalera. “Lo matamos”.

c.2023 The New York Times Company