Soy más que un campeón mundial, porque lo di todo. ¿Veremos el final de este guerrero?

Abner Mares tiene su vida asegurada en lo financiero y en lo personal. Uno se preguntaría que hace de regreso al boxeo después de sufrir su segundo desprendimiento de retina, pero el varias veces campeón mundial quiere abandonar el deporte que tanto ama en sus propios términos.

Después de un paréntesis de cuatro años, el púgil mexicano de 36 años reanudará su carrera cuando suba al cuadrilátero para enfrentarse a Miguel Flores (25-4, 12 KO) el 4 de septiembre en el Crypto.com Arena de Los Ángeles, como respaldo de la cartelera entre el cubano Luis Ortiz y Andy Ruiz Jr.

Mares (31-3-1, 15 KO) no está seguro de cómo será este nuevo capítulo en su carrera, si será largo y fructífero o durará tan poco como este combate de domingo. Por supuesto que le encantaría pelear de nuevo por una faja del mundo, pero si todo termina aquí, se irá con la frente en alto y tirando golpes.

¿Cómo fue ese proceso de iniciar el regreso?

“Todo es mental. Físicamente uno se puede preparar, tomando vitaminas, realizando ejercicios, estar listo para una pelea. Pero mentalmente es lo más difícil. Para un boxeador o para cualquier profesión, cuatro años fuera es un lapso muy grande, pero yo he estado activo, visitando al gimnasio dos veces por día. No fue una decisión tomada de la noche a la mañana. Hace dos años que vengo planeando esto’‘.

Un desprendimiento de retina es algo serio.

“Hay procedimientos. Tuve que ir paso a paso por la Comisión de California y pasar los exámenes. La gente a veces malinterpreta y dice, ‘este de un fin de semana a otro decidió volver’, pero es algo que vengo planeando mucho tiempo. Soy afortunado de tener esta oportunidad de hacer algo que he hecho toda mi vida, que me ha dado de comer y que me da vida’‘.

Básicamente, ¿por qué lo haces?

“Porque tengo la edad, tengo la capacidad y si me están brindando la oportunidad de hacerlo otra vez, por qué no. Durante el entrenamiento mi cuerpo responde bien, pero si no es así en la pelea, pues fácilmente me voy al retiro y regreso a la silla donde estaba que es detrás de un micrófono’‘.

Entonces, ¿irás de pelea en pelea?

“Pelea por pelea. Yo ya sufrí un primer desprendimiento de retina en el 2008, donde mi carrera estuvo a punto de cortarse y no iba a llegar a hacer lo que hice. En el 2008 no era nadie, no tenía ningún título mundial, pero superé eso y capturé cuatro campeonatos en tres divisiones. Pero desde esa lesión iba pelea por pelea. No veo esta pelea como el inicio de una nueva carrera. Si gano y avanzo a un campeonato, bienvenido, pero si no, una o dos peleas y ya estuvo’‘.

Si mañana terminase tu carrera, ¿quedarías contento?

“Contento. Si pierdo esta pelea, cerraría mi capítulo feliz, sabiendo que pude subir una vez más al ring y lo hice en mis propios términos. Por mi no daban ni un peso. Sinceramente, no soy un peleador talentoso. Hay quienes nacen dotados, nacen con talento y yo me he hecho con esfuerzo, sacrificio y el sudor de mi frente. Además, sigo en el boxeo como comentarista. Abner Mares se va contento por todo lo que ha hecho en el boxeo’‘.

Cuando te dicen en el 2018 que tienes problemas en la retina, ¿cómo reaccionas?

“Pensé que era el final. Recuerdo que fue unas dos semanas antes de la pelea contra Gervonta Davis. Ya veía mal del ojo. Ya me había hecho los exámenes para la pelea. Pude haber optado por pelear y ya, pero mi esposa me dice que no, que no puedo ir así. Yo sabía que tenía la retina desprendida. Cuando el médico me confirma, me dije que había llegado el final de mi carrera y le di gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de 10 años de carrera’‘.

Ser comentarista, ¿alivió en parte el dolor del alejamiento?

“La gente no sabe que pasa después de una lesión y mucho más un desprendimiento de retina. Mucha gente cae en depresión. Algunos quedan ciegos, otros pierden la mitad de la visión. Es una depresión muy fuerte. :Los primeros meses debes estar bocabajo, dormir de un lado. Ya no puedes hacer lo que te gustas. Eres joven. Caí en depresión, pero mi esposa me impulsaba. No me tomó lástima’‘.

¿Cómo explicarías eso de la depresión?

“Empecé a descuidarme. Subí un poquito el alcohol, a salir con los amigos. Ese primer año fue muy difícil, pero entonces me cayó el trabajo. Estaba en una fiesta y veo que me llama Stephen Espinoza, presidente de Showtime Sports, quien me preguntó si podía cubrir por alguien el fin de semana. Lo pensé 30 segundos. Hay que aprovechar las oportunidades. No estaba listo, pero le dije que sí. De no haber tomado esa oportunidad, no estaría donde estoy hoy’‘.

Si tu carrera termina el 4 de septiembre, ¿cómo quieres que te recuerden?

“Independientemente de lo técnico, de lo que capturé, de los campeonatos, de los Juegos Olímpicos, quiero ser recordado como una persona que lo dio todo encima del ring, que siempre quiso satisfacer a la gente. Uno sube al ring queriendo dar una actuación a la gente que pagó por un boleto. Por eso la gente me respeta, me saluda. Soy más que un campeón mundial. Una persona que se entregó por la afición’‘.