Soy una bestia. El Indio pone en alto el nombre de Cuba con una nueva corona en BKFC y un poder brutal

Alberto Blas no pudo contener la emoción. Cuando se anunció el veredicto que lo confirmaba como campeón de Bare Knuckle Fighting Championship (BKFC), el cubano se hincó de rodillas y elevó una plegaria al cielo en muestra de agradecimiento.

Pero acto seguido el guerrero como conocido como “El Indio’’ gritó: “dónde está mi cinturón’’, que le sería entregado por el presidente de la empresa David Feldman, reconociéndolo como el nuevo rey de las 135 libras en la velada efectuada en el Hard Rock Live del Hotel y Casino Seminole en Hollywood, Fort Lauderdale.

Blas se impuso el viernes por nocaut técnico en el mismo primer asalto para destronar a Keith Richardson delante de miles de compatriotas que le vieron convertirse en el segundo cubano que obtiene un cinturón de BKFC, después del legendario Héctor Lombard.

“Toda la gloria a Dios’’, expresó emocionado Blas, quien nació en Matanzas.

“Quiero agradecer a todos los que me han apoyado, a la gente que vino aquí a darme su respaldo y confianza. Estoy feliz por mi, por mi familia, por mi gente. Soy una bestia’’.

Desde que sonó la campana, Richardson vino a presionar para tratar de impedir cualquier ofensiva de su oponente, pero poco a poco Blas capeó el temporal y comenzó a conectar golpes contundentes que le propinaron dos conteos de protección al todavía rey de la categoría.

Nadie pega más duro que El Zambo en BKFC. Cuba tendría pronto un campeón en el boxeo a mano limpia

Pero tan mal estaba Richardson que ya se advertía el final de su reinado y muy pronto llegaría un tercer conteo de protección que obligaría al árbitro Sam Burgos a detener el combate, mientras el perdedor -en medio de reflejos desordenados- intentaba continuar el combate.

Con un poder de nocaut innegable y unas manos explosivas y rápidas, Blas ha hecho una transición monumental desde la lucha que practicaba en su Cuba natal a repartir golpes destructores para acabar todas sus peleas en muy corto tiempo.

Y ahora como campeón del peso gallo, su meta es defender la corona cuantas veces sean posibles y, quizá en un futuro no muy lejano, intentar conseguir fajas en otras divisiones, pero este momento inolvidable no se lo arrebatará nada ni nadie.