Sostenibilidad hídrica encuentra aliado en agricultura vertical: Daniel Madariaga Barrilado

La creciente población global, los cambios en los hábitos alimenticios y el impacto del cambio climático han generado una crisis en la agricultura, con una creciente escasez de recursos naturales, especialmente agua. Ante esta preocupación, la agricultura vertical emerge como una solución innovadora y efectiva para abordar la sostenibilidad hídrica y la producción de alimentos.

De acuerdo con datos de las Naciones Unidas, la población mundial ha experimentado un aumento constante, superando los 7.900 millones de personas en la actualidad. Se proyecta que para 2050, la población global alcance aproximadamente los 9.700 millones, generando una urgente necesidad de incrementar la producción de alimentos. Sin embargo, esta demanda se enfrenta a la escasez de recursos, especialmente agua y tierra cultivable.

En este contexto, Daniel Madariaga Barrilado, empresario mexicano especializado en sostenibilidad, subraya la importancia de la agricultura vertical como solución para abordar la sostenibilidad hídrica y la producción de alimentos.

Madariaga Barrilado explicó: “La agricultura vertical se distingue por su capacidad para optimizar el uso del agua en comparación con los métodos tradicionales de cultivo. Al cultivar plantas en capas verticales apiladas, se logra un uso más eficiente del espacio y de los recursos hídricos disponibles. Esta técnica innovadora puede emplear sistemas de hidroponía, acuaponía o sustrato, y ha demostrado un ahorro significativo de agua, reduciendo su consumo en hasta un 90%”.

Además, Madariaga Barrilado destacó el papel de la tecnología de iluminación LED en la agricultura vertical, permitiendo un control preciso del crecimiento de las plantas y optimizando aún más el uso del agua y la eficiencia energética.

La producción de alimentos en entornos controlados durante todo el año también disminuye la presión sobre los recursos hídricos al eliminar la dependencia de las estaciones tradicionales de cultivo al aire libre.

A pesar de los desafíos iniciales, como la inversión en infraestructura y tecnología, la agricultura vertical representa una inversión rentable a largo plazo, especialmente cuando se gestiona de manera profesional y eficiente. Los beneficios incluyen un uso mínimo de recursos hídricos, producción constante y una mayor rentabilidad.

Finalmente, Daniel Madariaga Barrilado enfatizó que la agricultura vertical no solo resuelve el desafío de la producción de alimentos en un mundo en crecimiento, sino que también promueve activamente los Modelos Alimentarios de Biocapacidad Orgánica (MABO) y las Medidas Ambientales para la Zona Orgánica (MAZO), centrándose en la sostenibilidad hídrica y contribuyendo al desarrollo de un sistema alimentario más resiliente y equitativo.