Luigi Mangioni, el sospechoso del asesinato del director ejecutivo, renunció a una vida de privilegios

Luigi Mangione es conducido al tribunal de Altoona, Pensilvania, para ser procesado el lunes. (Rachel Wisniewski/The New York Times)
Luigi Mangione es conducido al tribunal de Altoona, Pensilvania, para ser procesado el lunes. (Rachel Wisniewski/The New York Times)

Luigi Mangione era un graduado en tecnología de la Ivy League, perteneciente a una prominente familia de Maryland, y en los últimos meses había sufrido dolores físicos y psicológicos.

Luigi Mangione, como lo presenta su versión en internet, era un entusiasta de la tecnología, graduado de la Ivy League, y hacía alarde de su aspecto bronceado y cincelado en fotos de playa y de fiesta con compañeros de fraternidad de saco azul.

Fue el mejor alumno de una prestigiosa escuela preparatoria de Baltimore, obtuvo una licenciatura y un máster en la Universidad de Pensilvania y trabajó como consejero jefe en un programa preuniversitario de la Universidad de Stanford.

Con sus credenciales y conexiones, podría haber acabado algún día como empresario o director ejecutivo de uno de los prósperos negocios de su familia. En lugar de eso, sospechan los investigadores, tomó un camino distinto.

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La policía cree ahora que Mangione, de 26 años, es el pistolero enmascarado que la semana pasada sacó tranquilamente una pistola equipada con un supresor en una calle del centro de Manhattan y asesinó a Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthcare. El lunes fue detenido en Altoona, Pensilvania, después de que un empleado de un McDonald’s lo reconociera y llamara a la policía. Los agentes dijeron que lo encontraron con una identificación falsa, un arma similar a la que se veía en el video del asesinato y un manifiesto en el que denunciaba al sector de la atención médica.

Más tarde, el lunes, Mangione fue acusado en Manhattan de asesinato, junto con otros cargos de falsificación y tenencia ilícita de armas. Y en las horas posteriores a su detención, empezó a aclararse su desconcertante trayectoria de estudiante estrella a sospechoso de asesinato.

El sospechoso fue identificado después de que un empleado de McDonald’s lo reconociera en las imágenes difundidas por la policía. (Dave Sanders/The New York Times)
El sospechoso fue identificado después de que un empleado de McDonald’s lo reconociera en las imágenes difundidas por la policía. (Dave Sanders/The New York Times)

Mangione mantenía un contacto regular con amigos y familiares hasta hace unos seis meses, cuando repentina e inexplicablemente dejó de comunicarse con ellos. Había estado sufriendo una dolorosa lesión de espalda, dijeron sus amigos, y entonces dejó de comunicarse, lo que provocó angustiosas preguntas de sus familiares a sus amigos: ¿alguien sabía algo de él?

En julio, un hombre etiquetó una cuenta de las redes sociales que parecía pertenecer a Mangione y dijo que hacía meses que no sabía nada de él. “Hiciste compromisos conmigo para mi boda y si no puedes cumplirlos, necesito saberlo para poder planificar en consecuencia”, escribió el hombre en un mensaje ahora eliminado.

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Lo más probable es que esos seis meses se conviertan en el centro de atención de los investigadores, que intentarán reunir más evidencias sobre la conexión de Mangione con el asesinato, y sobre lo que hacía en el tiempo en que nadie pudo encontrarlo.

Mangione dejó tras de sí una larga serie de publicaciones sobre superación personal, alimentación sana y tecnología, así como una revisión del manifiesto del Unabomber. Los casquillos de bala abandonados en el lugar de los hechos, garabateados con palabras como “denegar” y “retrasar”, hicieron que las autoridades y el público se preguntaran si el tiroteo era una venganza por el rechazo de las aseguradoras de asistencia sanitaria a las reclamaciones.

Tras el ataque, las redes sociales bulleron de resentimiento contra el sector de los seguros, y el sospechoso no identificado se convirtió, para algunos, en un héroe popular.

Mangione tenía una educación privilegiada, formaba parte de una influyente familia inmobiliaria de la zona de Baltimore.

Su abuelo, Nick Mangione Sr., y su abuela, Mary Mangione, compraron el club de campo Turf Valley en Ellicott City, Maryland, en la década de 1970 y desarrollaron la comunidad del campo de golf.

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En la década de 1980, la familia compró el club de campo Hayfields en Hunt Valley, Maryland. También fundó la empresa de residencias de ancianos Lorien Health Services y el padre de Mangione, Louis Mangione, se convirtió en propietario. La familia también era propietaria de la emisora de radio WCBM, que emite programas políticamente conservadores, y tiene otras propiedades inmobiliarias. Un primo suyo, Nino Mangione, es miembro electo de la Cámara de Delegados de Maryland.

La riqueza de la familia y su labor benéfica la hicieron muy conocida en Baltimore. Luigi Mangione era “la última persona de la que sospecharías”, dijo Thomas Maronick Jr. abogado y presentador de radio, quien conoce a varios miembros de la familia Mangione.

“Es una familia muy respetada y prominente en el condado de Baltimore”, dijo.

Luigi Mangione estudió en la prestigiosa Escuela Gilman de Baltimore, donde practicó lucha y otros deportes, y fue el mejor alumno de su generación en 2016. En un discurso de graduación, describió su clase como una que “aporta nuevas ideas y desafía al mundo que la rodea”.

Dio las gracias a los padres presentes por enviarlos a él y a sus compañeros a la escuela, que describió como algo que “no es para nada una pequeña inversión financiera”. La matrícula es actualmente de 37.690 dólares anuales para los alumnos de preparatoria.

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Aaron Cranston, quien se hizo amigo de Mangione durante su estancia en Gilman, dijo que recordaba a Mangione como una persona especialmente inteligente, quizá la más inteligente de la elitista escuela privada. Incluso antes de ir a la universidad, Mangione ya había creado una aplicación móvil con la que los usuarios podían hacer volar un avión de papel a través de obstáculos.

Mangione era sociable, simpático y nunca especialmente político, recordó Cranston. Era ambicioso y llevó a la universidad su gran interés por la informática.

“Creía firmemente en el poder de la tecnología para cambiar el mundo”, dijo Cranston.

Freddie Leatherbury, de 26 años, contador que vive en Catonsville, Maryland, se graduó en Gilman con Mangione en 2016. Recordó a Mangione jugando al fútbol en el equipo de la secundaria y corriendo en pista o a campo traviesa.

“Ambos son deportes muy disciplinados. Dice mucho de quién era como estudiante”, dijo Leatherbury. “Era muy inteligente, un gran matemático, muy leído y bastante querido, la verdad. No tengo ningún mal recuerdo de él. Tenía un círculo social muy sano”.

Race Saunders, de 27 años, ahora desarrollador de software que vive en California, recordó haber sido “compañeros de estudio” con Mangione en la secundaria. Recordó a Mangione como un gran trabajador.

“Todos nos inclinábamos definitivamente por la informática”, dijo Saunders.

En la universidad, Mangione destacó en ese campo. El programa de graduación de la generación 2020 de la Universidad de Pensilvania menciona a Mangione como miembro de la sección de Eta Kappa Nu de la universidad, una sociedad académica de honor para estudiantes de ingeniería eléctrica e informática fundada en 1904. Se trata de una sociedad selectiva, a la que solo pueden pertenecer la cuarta parte superior de los alumnos de la clase júnior y la tercera parte superior de los alumnos de la clase sénior de esas especialidades,según su sitio web.

El interés de Mangione por los juegos de computadora comenzó a una edad temprana, cuando empezó a explorar la comunidad en línea, según una entrevista, ahora eliminada, publicada en el blog de eventos del campus de la Universidad de Pensilvania en 2018. A partir de ahí, decía la entrevista, quiso empezar a crear juegos por sí mismo y aprendió a programar por su cuenta en la secundaria.

“Por eso ahora me dedico a la informática, así es como me metí en esto”, dijo Mangione en la entrevista. “Solo quería hacer juegos”.

Después de la universidad, Mangione trabajó o hizo prácticas en varias empresas tecnológicas, según su perfil de LinkedIn y un antiguo empleador.

El perfil de Mangione decía que había trabajado como ingeniero de software en TrueCar, un sitio de compras en línea con sede en Santa Mónica, California. La empresa dijo en un comunicado que no trabajaba para ella desde 2023.

En los últimos años, Mangione vivió durante seis meses en Honolulu, en un espacio de convivencia llamado Surfbreak, destinado a trabajadores a distancia.

R. J. Martin, fundador de Surfbreak, dijo que cuando conoció a Mangione en 2022, este se encontraba haciendo una entrevista para formar parte de la veintena inicial de ocupantes que pagaban unos 2000 dólares al mes por compartir habitación.

Martin describió a Mangione como un ingeniero inteligente, consumado y optimista. “Nuestra declaración de principios es que somos una comunidad de dadores y que dejamos las cosas mejor de lo que las encontramos”, dijo Martin. “Buscamos a quien quiera devolver algo. Y él encajaba a la perfección. Era un miembro ideal para nosotros”.

Pero Mangione padecía dolorosos problemas de espalda, dijo. “Su columna estaba desalineada”, dijo. “Dijo que tenía las vértebras inferiores como medio centímetro desalineadas, y creo que le punzaba un nervio”.

Mangione no solía quejarse y no parecía estar tomando ningún tipo de analgésico, dijo Martin.

Aun así, dijo Martin, él y otros miembros de la comunidad llegaron a comprender que el dolor no era poca cosa para un joven que anhelaba un estilo de vida normal. “Sabía que salir con alguien y tener intimidad física con su dolencia de espalda no era posible”, dijo Martin. “Recuerdo que me lo dijo, y se me partió el corazón”.

Mangione abandonó el espacio de convivencia al cabo de seis meses para regresar a la costa este. Ahí, según le dijo a Martin, pensaba ver a su médico. Después regresó a Honolulu y alquiló un apartamento en el mismo barrio.

Martin dijo que Mangione abandonó Hawái en el verano de 2023, presumiblemente para someterse a una operación de espalda. En agosto de ese año, dijo Martin, se puso en contacto por mensaje de texto para ver cómo estaba su amigo, “y me envió fotos de su operación de espalda”.

Las imágenes —escáneres de la columna vertebral de Mangione— fueron tan impactantes que Martin le contestó preguntándole cómo se encontraba. “Una larga historia”, respondió Mangione, según Martin. “Te lo contaré en persona. Volveré a Hawái en cuanto pueda, pero antes tengo que resolver aquí algunos asuntos de la columna”.

Dijo que, de hecho, Mangione informó a finales de 2023 de que había vuelto a Hawái, y visitado Maui, la Isla Grande y Oahu en noviembre y diciembre, antes de regresar a Baltimore para ver a su familia. Durante su estancia en Oahu, Mangione recibió una citación por allanamiento por no haber respetado una señal en el mirador de Nu’uanu Pali, un lugar con una vista impresionante de la isla. Se le impuso una multa de 100 dólares.

Martin dijo que hizo planes para ponerse en contacto con Mangione en febrero. Cuando llegó marzo, Martin le envió un mensaje de texto: “Te extraño, hermano. Espero que estés casi recuperado. Pongámonos al día pronto”.

“Sí, amigo, pongámonos al día por teléfono”, respondió Mangione el 15 de abril, según Martin.

Pero no conectaron. El 20 de mayo, Martin volvió a pensar en su amigo y le envió un mensaje de texto: “Oye, ¿estás despierto?”. Mangione no contestó, dijo. Un mes después, el 23 de junio, volvió a enviarle un mensaje. “¿Dónde diablos estás?”.

No hubo respuesta.

A través de una serie de mensajes, el rastro de Mangione en internet dejaba entrever un dolor tanto físico como filosófico.

En enero, Mangione dejó una reseña de un libro que contenía el incoherente manifiesto de Ted Kaczynski, el Unabomber, en GoodReads, una red social para ratones de biblioteca.

“Es fácil tacharlo rápida e irreflexivamente de manifiesto de un lunático, para evitar enfrentarse a algunos de los incómodos problemas que identifica”, escribió Mangione sobre el documento. “Pero es sencillamente imposible ignorar lo proféticas que resultaron muchas de sus predicciones sobre la sociedad moderna”.

Una de las citas favoritas de Mangione, incluida en GoodReads, era: “No es una medida de salud estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”, de Jiddu Krishnamurti, filósofo y maestro religioso.

La página de GoodReads también incluía libros de autoayuda sobre la salud y el cuerpo humano, como Crooked: Outwitting the Back Pain Industry and Getting on the Road to Recovery (Encorvado: cómo burlar a la industria del dolor de espalda y emprender el camino de la recuperación).

Una cuenta de redes sociales que parecía pertenecer a Mangione mostraba una radiografía de una columna vertebral reforzada con implantes quirúrgicos. La radiografía mostraba una fusión vertebral, un procedimiento que utiliza tornillos y varillas para fusionar dos niveles de la columna con el fin de solucionar una desalineación que puede causar dolor grave, según Hasit Mehta, profesor del New York Medical College.

Cranston, el amigo de la escuela, dijo que este año recibió un mensaje de la familia de Mangione en el que le decían que llevaban varios meses sin saber nada de él tras su operación. Los familiares esperaban que sus amigos supieran de su paradero.

Pocos, si es que alguno, lo sabían, hasta su detención el lunes por la mañana.

Saunders, el amigo de la preparatoria, estaba conmocionado por la noticia, pero se mostraba escéptico ante la posibilidad de que su compañero hubiera sufrido una crisis psicológica.

“Me sorprendería que fuera algún tipo de crisis mental”, dijo.

Por ahora, los investigadores buscarán cualquier pista adicional que pueda relacionar a Mangione con el tiroteo. Una de las cosas que están examinando es el manifiesto manuscrito que tenía en su poder cuando fue detenido, según un alto funcionario de las fuerzas de seguridad.

El documento manuscrito, de 262 palabras, comienza con una declaración en la que el autor parece asumir la responsabilidad del asesinato, según un funcionario de alto rango de las fuerzas de seguridad que vio el documento. Señala que, mientras la capitalización bursátil de UnitedHealthcare ha crecido, la esperanza de vida de los estadounidenses no lo ha hecho.

“Para ahorrarles una larga investigación, afirmo claramente que no estaba trabajando con nadie”, escribió el autor. La nota condena a las empresas que “siguen abusando de nuestro país para obtener inmensas ganancias porque el público estadounidense les ha permitido salirse con la suya.“

En la comparecencia inicial de Mangione el lunes en Pensilvania, un juez le preguntó si estaba en contacto con su familia.

“Hasta hace poco”, respondió.

Mike Isaac, Emma Goldberg, Maria Cramer, Jesus Jiménez, Nicholas Bogel-Burroughs, Campbell Robertson, Callie Holtermann, Chelsia Rose Marcius, William K. Rashbaum, JoAnna Daemmrich, Jack Truesdale, Ryan Mac, Andy Newman, Brian Conway, Jan Ransom, Jacey Fortin, Shayla Colon, Heather Knight y Ashley Southall colaboraron con la reportería. Susan C. Beachy, Kirsten Noyes y Kitty Bennett colaboraron con la investigación.


Corey Kilgannon
es un periodista del Times que escribe sobre la delincuencia y la justicia penal en Nueva York y sus alrededores, así como sobre noticias de última hora y otros reportajes. Más de Corey Kilgannon


Mike Baker
es reportero nacional para el Times, radicado en Seattle. Más de Mike Baker


Luke Broadwater
cubre el Congreso y se centra en las investigaciones del órgano legislativo. Más de Luke Broadwater


Shawn Hubler
está radicada en Sacramento y cubre la actualidad, las tendencias políticas y las personalidades de California. Es periodista desde hace más de cuatro décadas. Más de Shawn Hubler

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c. 2024 The New York Times Company

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