Por qué solo plantando árboles no vamos a solucionar el calentamiento global

Plantar árboles sigue siendo necesario pero está muy lejos de ser la solución definitiva al calentamiento global
Plantar árboles sigue siendo necesario pero está muy lejos de ser la solución definitiva al calentamiento global

El Acuerdo de París de 2015 es el tratado internacional más relevante en el ámbito climático. La inmensa mayoría de los países acordaron unir esfuerzos para limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C, preferiblemente 1,5 °C, con respecto a los niveles preindustriales. Por aquel entonces las imágenes de autoridades y políticos con semblantes sonrientes y poses triunfales nos hicieron creer que quizá aún teníamos alguna posibilidad de alcanzar (o al menos acercarnos) a esos objetivos… sin embargo, siete años después de aquella cita, la cruda realidad nos arroja datos pésimos en donde, con la breve excepción de los meses de confinamiento, las emisiones de gases invernadero no solo no se han reducido sino que han aumentado significativamente.

Las perspectivas para mitigar los peores efectos del calentamiento de nuestro planeta son cada vez más negativas y las soluciones que antes considerábamos necesarias ahora son urgentes y, en muchos casos, insuficientes. El dióxido de carbono (CO2) tan solo representa un 0.04% de todos los gases que componen la atmósfera de la Tierra y aún así un pequeño exceso en esas cantidades puede desequilibrar la temperatura de un planeta entero… y en este empeño de reducir el CO2 resulta lógico acordarse de uno de los aliados naturales más socorridos: los árboles.

Resulta tentador pensar que la solución es plantar millones y millones de árboles, pero en realidad la idea hace aguas por diferentes motivos. El primero es que para alcanzar los humildes objetivos fijados en Paris necesitaríamos una cantidad de árboles tan descomunal que, según un estudio publicado en 2017, “el tamaño de las plantaciones para absorberlas tendría que ser tan grande que eliminaría un tercio de los ecosistemas del planeta”. Todo ello sin tener en cuenta la cantidad de agua, recursos y presupuesto que requeriría un mega proyecto de tal calibre. Por otro lado, tampoco tendríamos demasiado éxito en nuestro empeño puesto que los árboles jóvenes no son demasiado eficaces reduciendo CO2. En realidad, son los árboles maduros los que absorben una mayor cantidad de CO2 por lo que deberíamos esperar décadas, un tiempo que no tenemos.

Pero sobre todo hay que ser conscientes de la inmensa cantidad de CO2 que hay que absorber de nuestra atmósfera. Los informes y estudios indican que debemos eliminar 1.000 millones de toneladas de CO2 para 2025 para cumplir con los objetivos fijados… y eso es solo para empezar. A partir de aquí (en solo tres años) tendríamos que seguir eliminando cantidades cada vez mayores cada año.

“Los árboles por sí solos no resolverán el inmenso desafío al que nos enfrentamos”, explican en el portal científico Phys.org. “No entramos en esta catástrofe climática quemando árboles, nos metimos en este lío haciendo trampa… básicamente excavamos en la tierra y extrajimos cientos de millones de años de árboles, en forma de combustibles fósiles, y luego procedimos a quemarlos rápidamente en un lapso de tiempo de 100 años. No habrá árboles suficientes en el mundo para rebobinar la cantidad de CO2 que ya hemos introducido en nuestra atmósfera, ya hemos superado ese punto”.

Esto no significa que no debamos plantar árboles… de ninguna manera. Tenemos que ponernos en serio de una vez para recuperar el terreno perdido en todos los ámbitos, sobre todo si tenemos en cuenta la terrible deforestación que durante las últimas décadas hemos desplegado en gran parte del planeta. Es más, los árboles son un enorme contenedor de CO2 y eso significa que es mucho más importante no talarlos que plantarlos...

Llegados a este punto debemos ser conscientes de que ninguna solución que históricamente hayamos pensado para combatir el calentamiento global será suficiente por sí sola. Ni siquiera las energías renovables serán suficientes. Deberíamos llevar a la práctica todas las soluciones que ya conocemos, aumentarlas y además sumar nuevas tecnologías que aún están en pañales (como la captura y almacenamiento de CO2)… y aún así necesitaremos voluntad política y un esfuerzo económico y social que todavía no estamos dispuestos a poner sobre la mesa.

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Referencias y más información:

Cordis “Why can't we simply plant more trees to clean carbon dioxide from the air?” Phys.org

Informe IPCC Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability