¿Ser dama de honor en China? Un papel muy molesto y hasta peligroso

Muere una joven en la localidad de Wenchang, provincia de Hainan, después de que en medio de una boda haya sido obligada por la novia a beber grandes cantidades de alcohol; otra, la actriz Liu Yan, casi que es lanzada a una piscina ante la risa de todos; además de burlas, juegos molestos, acoso sexual y hasta agresiones físicas…

Este es el balance general visible de ser “dama de honor” en una boda en China, donde, según el tradicional ‘Naohun’, es normal que las personas que hasta el día anterior mantenían una conducta decente y hasta rígida, se desboquen y den rienda suelta a su perversa imaginación.

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Pareja de recién casados en China. Foto: Mashable

Es por ello que ahora mismo en el gigante asiático está de moda rentar “damas de honor”, las únicas dispuestas a hacer el “trabajo sucio” de acompañar a la novia durante la celebración de su matrimonio, aunque nunca la hayan visto en su vida.

De acuerdo con un reporte de la revista The Conversation, la traducción literal del Naohun sería “molestando al matrimonio”, y aquí los invitados hacen que la pareja pase por varias pruebas, difíciles, incómodas, mientras todos los presentes se divierten, ostentan cierto nivel de vida y se hacen fotos para la posteridad.

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Ceremonia del té en boda en China. Foto: iStockPhoto

En medio de esta especie de bacanal a la china, son las mujeres, sobre todo las “damas de honor”, quienes sufren los avances y las insinuaciones de los hombres, casi todos con una buena dosis de mililitros de alcohol en sangre.

De ahí que las empresas que se dedican a la organización de este tipo de eventos ya estén ofreciendo en sus paquetes de boda la renta de damas profesionales.

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Novia china auxiliada por una dama. Foto: Guetty Image

A estas señoritas –aunque no tengan ninguna simpatía con la novia- les tocará ayudar con su maquillado, fingir empatía, emocionarse en los momentos más sensibles, y luego, a la hora voraz en que prevalece la música y el baile, pues acompañar a los presentes, no cohibirse ingiriendo bebidas alcohólicas, participar en ciertos “juegos” nada inocentes, y agenciárselas para salir ilesas entre proposiciones amorosas y hasta agresiones masculinas con aliento etílico.

En una nación milenaria en la que el sexo sigue siendo un tabú en la esfera pública para la mayoría de sus habitantes, las celebraciones de un casamiento suelen ser el momento ideal para legitimar la expresión explícita del deseo sexual por parte de los hombres, lo que en la mayoría de los casos, visto el alto índice de alcohol ingerido, concluye con una escena de flagrante acoso sexual.

Para colmo, no es mucho lo que estas ‘trabajadoras de la alegría’ terminan ganando, sobre todo cuando ponemos en una balanza los riesgos y molestias por los que tienen que transitar. Con una paga que va desde 200 hasta 800 yuanes (de 30 a 120 dólares), a casi todas les toca tener un empleo ordinario de lunes a viernes, para luego ofrecer sus servicios en bodas durante el fin de semana.

Y sobre todo, como ocurre en muchas partes del mundo, las mujeres provenientes de estratos sociales más bajos poseen menos recursos, en dinero y en credibilidad, para denunciar una agresión ante las autoridades, en un país donde el machismo y la misoginia campa por sus respetos.

De ahí que, además de la paga ínfima con la que se ven recompensadas, la mayoría de las veces las damas de honor abusadas tengan que optar por el silencio, si no quieren que una mella en su reputación les afecte un promisorio futuro de novia virgen, esposa y madre de familia.