Entre la sequía y la inseguridad: así se vive la crisis en el campo

Enrique López, quien tiene toda su vida dedicándose a la agricultura y a la producción de leche, recibe a una pipa de Nestlé en su terreno en San Antonio, Tepezalá. Ocasionalmente, esta pipa se lleva la producción de los últimos días a su planta, en Lagos de Moreno, Jalisco. Pero a Enrique solo le pagan 9 pesos por cada litro de leche. Litros que a él le cuesta cada vez más extraer. La sequía y el incremento de los insumos le dificulta mantener a su ganado con vida. 

El maíz que siembra es cada vez menos, y apenas si produce forraje para sus vacas. Prevé que si no llueve en los próximos días, la afectación para sus animales será directa.  En su opinión, los funcionarios, diputados y gobernantes, deben de salir y ver a lo que se enfrenta el campo. Desde sus oficinas, con aire acondicionado, no pueden palpar la realidad que enfrentan los productores del estado. 

“Sacan conclusiones, pero en el escritorio. Yo nunca he visto que vengan. Ahí tienen su aire acondicionado. Hay que ver los hechos, la realidad. Se necesita salir, y ver lo que en verdad estamos viviendo.” asegura.

 

Altos costos e inseguridad, lo que más le pega al campo

En Aguascalientes, hay más de 275 mil hectáreas enfocadas a las actividades agropecuarias, y es el área que más consume agua. Sin embargo, para el 2022 había más de 2 mil hectáreas que ya no fueron sembradas por mal temporal, por falta de crédito, por falta de dinero o de apoyos. 

Según los resultados preliminares emitidos en el Censo Agropecuario del INEGI, el alto costo de insumos y servicios fue detectado como el principal problema por el 89.9% de los productores encuestados, seguido de los factores climáticos, con el 77.25% y la inseguridad, con el 44.61%. También se mencionó la disminución de ventas, la pérdida de fertilidad del suelo, e incluso dificultades para la transportación. 

El robo de ganado, específicamente, ha ganado terreno. Incluso el robo de colmenas entre los apicultores. Según el último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a mayo de este año hay al menos 67 carpetas en la fiscalía por robo de ganado. Y además, hay otras tres por robo de maquinaría agrícola o tractores.

Pero también se han reportado robos a vehículos mientras llevan su producto fuera del estado. Incluso el cobro de piso, aunque esto no ha sido reconocido por las autoridades. 

“No aguantamos. Escasea todo a la vez”

“Ha habido sequías. Los años han sido estériles. Raquíticos. Pero no como esta vez”, relata Enrique, cuya mayor preocupación, a su tercera edad, es mantener a flote el trabajo de toda su vida. “Si Dios no nos manda su bendición, pues no hacemos nada”.

Según el Monitor de la CONAGUA, todo el estado está bajo una sequía severa. Y los estados vecinos Zacatecas y Jalisco, tiene parte de su territorio en una sequía excepcional. El gobierno del estado ha autorizado un proyecto para bombardear las nubes. Lanzar cloruro de plata al cielo para provocar las lluvias. Pero para ello, se necesitan nubes.

Y es que las principales fuentes de abastecimiento  de muchos de los agricultores del estado (los pozos, y la presa Calles), se están secando. Esta reserva, que abastece también a productores locales, apenas llega al 35% de su capacidad. 

José Aguilar López, por su parte, cultiva berries y hortalizas. Cuenta con sistemas que le permiten mantener húmedas sus hectáreas con un gasto mínimo de agua. Y aún así, la sequía está poniendo en riesgo su trabajo. 

“No se está ajustando con el volumen de agua que estamos extrayendo tanto de los pozos como de la presa. Y ahorita estamos a marchas forzadas. Dando riegos muy cortos y rápidos, para alcanzar a cubrir el estrés que estamos teniendo con el agua” señala. Y es que cerca del 50% de su producción se ha visto reducida por estas condiciones. Ahora difícilmente se cubren los gastos de operación.

“Lo afrontamos con valor mexicano, tenemos la esperanza de que llueva, apostándole a los cultivos. Y esperando que se estabilice.” detalla José.

Sin embargo, la volatilidad del dólar, incluso la apreciación del peso, es algo que no los llega a beneficiar. Los insumos suben, y los precios de sus productos bajan, explica.

“Vendemos en temporada de exportación. Nos pegan por dos frentes, cuando vendemos, y el precio del dólar anda barato, el producto baja. Cuando vas y compras insumos como fertilizante, esos no bajan de precio. Son costos elevados. Estamos sin saber qué hacer. los precios de nuestros productos van para abajo, y los precios de los insumos no han bajado “, detalla.

“No comemos muebles”: el campo es primero.

En estos espacios es donde se produce la comida que llega a las mesas de los hidrocálidos. Mientras que para 2020, al menos 3 de cada 10 aguascalentenses ya tenían ingresos inferiores al costo de la canasta básica alimentaria (CONEVAL, 2020), los precios siguieron escalando.

A nivel nacional, la canasta alimentaria cuesta más de 2 mil pesos. Mientras que en mayo del año pasado, en zonas urbanas se pagaba hasta 1,982 pesos, en mayo de este 2023, ya cuesta 2,177. Esto significa que incrementó casi un 10%.

“El campo, el productor, el ganadero, es primero. Es el que produce lo básico. Qué ganamos con estar inundados, por ejemplo, de muebles. No comemos muebles. El campo es lo primero” sentencia.