Semana Europea: La política fronteriza alemana y la fiebre electoral estadounidense
Los recientes avances de la extrema derecha en las elecciones regionales de dos estados del este de Alemania siguieron dando que hablar esta semana, mientras la coalición de centro-izquierda del canciller Olaf Scholz intentaba recuperar la iniciativa.
En un intento de contener aún más la inmigración irregular, Alemania refuerza ahora los controles en sus fronteras, socavando -al menos durante seis meses- el sistema Schengen, el espacio europeo de libre circulación sin visados.
Es la reacción a un aumento del 33% de los cruces irregulares de fronteras, según las últimas cifras oficiales. "Por tanto, ampliaremos nuestros controles fronterizos temporales a todas las fronteras terrestres alemanas", declaró la ministra alemana del Interior, Nancy Faeser. "Esto sirve para limitar aún más la migración irregular y para protegernos contra los graves peligros que plantean el terrorismo islamista y la delincuencia grave".
Con esta medida, la coalición gobernante espera recuperar votantes en las próximas elecciones regionales que se celebrarán dentro de una semana en Alemania oriental.
Budapest amenaza con enviar en autobús a Bruselas a los solicitantes de asilo
Mientras tanto, la última disputa entre la Comisión Europea y Hungría sobre inmigración está a punto de agravarse. Budapest ha prometido tomar represalias por la multa de 200 millones de euros impuesta por el Tribunal de Justicia de la UE por el trato dado por Hungría a los solicitantes de asilo.
"Si la Unión Europea, Bruselas, quiere obligar a Hungría a dejar entrar a los inmigrantes irregulares (...), entonces Hungría, tras seguir los procedimientos europeos, ofrecerá a estos inmigrantes, de forma voluntaria y gratuita, un viaje de ida a Bruselas", declaró el secretario de Estado húngaro de Interior, Bence Rétvári. "Si Bruselas quiere migrantes, los tendrá".
La amenaza de Budapest provocó duras críticas de Bélgica y la Comisión Europea. Todavía no se ha producido ningún traslado, y es posible que nunca llegue a producirse.
Sin embargo, la reciente y aguda atención prestada a la inmigración muestra cómo el auge del populismo en las elecciones celebradas en Europa a lo largo del año está influyendo en el debate político.
Hablando de debate, en Estados Unidos, donde el populismo de extrema derecha está haciendo otra carrera hacia la presidencia, Donald Trump y Kamala Harris se enfrentaron en el que probablemente fue su único debate televisado.
Las encuestas realizadas inmediatamente después daban a Harris como clara vencedora, pero la carrera sigue siendo reñida. Una carrera que, según ambas campañas, es de vital importancia para la supervivencia de la democracia.
La edad y el sexo son importantes en el voto estadounidense
Para más información, hablamos con Ben Ansell, politólogo de la Universidad de Oxford, presentador del podcast '¿Qué le pasa a la democracia?' y autor de 'Por qué fracasa la política'.
Euronews: ¿Está la democracia en declive y las elecciones de 2024 hasta ahora lo reflejan?
Ansell: Este año, 4.000 millones de personas acudieron a las urnas a votar. La mitad de ellas en países con elecciones libres y justas. Y, en su mayor parte, los resultados de esas elecciones deberían animarnos. Así, por ejemplo, en Turquía, (el presidente Recep Tayyip) Erdoğan no ha conseguido controlar algunas de las ciudades locales. Así que está como a la defensiva. Narendra Modi obtuvo unas elecciones justas y libres, pero en las que la gente pensaba que iba a dominar y fortalecerse. Le fue peor de lo esperado. El año pasado, el PiS en Polonia finalmente perdió. Así que, en realidad, en muchos lugares donde nos preocupaba que la democracia pudiera estar debilitándose, no ha sido así.
Euronews: Con las elecciones presidenciales estadounidenses a la vuelta de la esquina, ¿la política de identidad y la desinformación están desgarrando la democracia?
Ansell: El tipo de política identitaria que se utiliza en la desinformación con la que la gente se excita siempre ha estado con nosotros, pero la gente siempre ha votado por su demografía. Y, de hecho, lo que estamos viendo en las elecciones estadounidenses con el voto hispano y afroamericano se parece bastante a 2008, quizá también a la década de 1990. Por tanto, el hecho de que la gente vote según su identidad no es nada nuevo en la política estadounidense. Lo que quizá sea nuevo es la polarización en los medios de comunicación en torno a ello.
Euronews: Este año se ha prestado especial atención a los votantes primerizos, ¿qué podemos esperar de ellos en las elecciones estadounidenses?
Ansell: Kamala Harris lleva la delantera entre los estadounidenses más jóvenes, y por eso ha cambiado realmente la narrativa de Joe Biden. Y a Biden le fue muy bien, quizá no sorprendentemente, entre las personas mayores en Estados Unidos, recortando la ventaja de Trump en ese aspecto. Pero perdió a muchos votantes jóvenes preocupados por Gaza, sí, pero también preocupados por la inflación, preocupados por el mercado inmobiliario y preocupados por votar a alguien de 80 años. Así que sospecho que veremos a mucha más gente joven salir a votar que lo que habríamos visto con Biden.
Euronews: También hay una creciente división de género a la hora de votar. Las mujeres votan diferente que los hombres. ¿Cómo se explica esto?
Ansell: Siempre ha sido cierto que las mujeres y los hombres han votado diferente. Pero la novedad de hoy es que la brecha de género es enorme. ¿Verdad? Ahora mismo parece que hay una brecha de género de 20 puntos. Así que, si quieres, Harris tiene más de diez puntos con las mujeres y Trump tiene más de diez puntos con los hombres. Es una diferencia enorme. Ahora las mujeres van a votar más. Así que en realidad, eso es una ventaja incorporada para Kamala Harris. ¿Por qué está sucediendo más? Esta elección puede ser por tener a una mujer en la papeleta, y creo que más probablemente por el aborto.