La otra selección: jugadores argentinos de fútbol en silla de ruedas se ilusionan con el Mundial

Por Lucila Sigal

BUENOS AIRES, 11 oct (Reuters) - Agustín Zanoli jugaba al fútbol antes de quedar cuadripléjico en un accidente a los 19 años. Después de mucho buscar otro deporte que pudiera practicar, conoció el fútbol en silla de ruedas motorizada y hoy integra la selección argentina de PowerChair que disputará en octubre el Mundial en Australia.

Como no puede mover el joystick de la silla porque perdió la movilidad en sus brazos y piernas, Agustín, que es ingeniero mecánico, diseñó un dispositivo que le permite moverla con el mentón y competir a la par de sus compañeros.

En Argentina el fútbol tradicional es una pasión, pero existen otras selecciones menos conocidas que también brillan en el mundo. El equipo de PowerChair es el actual campeón sudamericano y aspira a quedar entre los primeros cuatro detrás de los líderes del deporte Estados Unidos, Inglaterra y Francia.

Pero también los equipos de fútbol para no videntes, tanto el masculino como el femenino, llamados "Los Murciélagos" y "Las Murciélagas", salieron campeones en el Mundial de este año.

El triunfo de la selección de fútbol tradicional en Qatar 2022 resultó un estímulo importante para los jugadores de PowerChair -un deporte mixto sin límite de edad-, ya que recibieron su apoyo y sirvieron como ejemplo de esfuerzo y perseverancia.

"Ellos lo lograron, demostraron que después de un tiempo si uno se esfuerza va a tener buenos resultados, cada vez mejores, hasta que por ahí puede lograr el máximo. Ellos son una inspiración para nosotros de esa forma de nunca darse por vencidos", dijo a Reuters Zanoli, que ahora tiene 30 años.

Los jugadores de PowerChair, el deporte en el que participan dos equipos de cuatro integrantes cada uno, padecen enfermedades como AME, distrofia muscular de Duchenne y parálisis cerebral, entre otras, lo que requiere que tengan una asistencia permanente en su vida cotidiana, pero cuando entran a la cancha, lo que prevalece es el juego, la amistad y la competencia.

"Yo antes iba a ver a mi hermano jugar al rugby y ahora él me viene a ver a mí a jugar al fútbol", dijo Valentino Zegarelli, el capitán y goleador de la selección argentina de PowerChair, que disputará el Mundial de Australia del 15 al 20 de octubre, y tuvo la oportunidad de conocer a Lionel Messi.

"Y no solo eso, también la competencia, en lo social conocí amigos nuevos, todas familias recontra lindas, poder viajar nunca me lo imaginé y la verdad es que me cambió la vida totalmente", agregó el joven de 18 años, que está terminando el secundario y planea estudiar administración de empresas.

En Argentina, hay 120 jugadores de PowerChair entre hombres y mujeres distribuidos en equipos de todo el país.

DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS

Mariano Zegarelli, padre de Valentino y presidente de la Fundación PowerChair Football Argentina, destaca el poder transformador del deporte, que tiene un costo elevado ya que cada silla de ruedas cuesta 10.000 dólares, inaccesible para muchos en un país donde el salario mínimo es de 337 dólares.

"Para tratar de poner en palabras cuál es el sentimiento y cuál es el cambio que se logró con el PowerChair es 'de espectadores a protagonistas'", dijo Zegarelli, quien contó que Messi les donó una silla de ruedas motorizada y tienen una relación cercana con la selección de fútbol campeona en Qatar.

El entrenador del equipo de PowerChair, Sebastián Tissera, destaca el proceso de entrenamiento de años que cree que podrá hacerle dejar atrás el séptimo puesto alcanzado en el Mundial de Estados Unidos 2017 y ascender en la tabla de posiciones.

"Queremos aprovechar la euforia de todas las selecciones que vienen teniendo resultados: la selección de fútbol, Los Murciélagos y Las Murciélagas, que también ganaron. Nosotros llegamos con el mismo ímpetu", dijo Tissera en un entrenamiento en Buenos Aires, mientras los jugadores celebraban un gol golpeando las sillas.

Para los jugadores, más allá de los resultados, PowerChair es un motor de integración social y de estímulo vital.

"Voy a jugar Power hasta que me muera. Así tenga 60 años, si sigo pudiendo jugar lo voy a hacer", concluyó Zegarelli.

(Reporte de Lucila Sigal, editado por Nicolás Misculin)