No podemos seguir permitiendo que el odio y el antisemitismo se normalicen en Florida | Opinión

¿No estás harto de la incitación al odio, de los mensajes de odio y de la violencia alimentada por el odio?

Yo sí lo estoy, pero en Florida no hay escapatoria.

Y sabes que hemos alcanzado un nuevo punto bajo cuando una pantalla de video de un partido de fútbol universitario americano se convierte en una vitrina para el antisemitismo.

El mensaje proyectado en el la pantalla de video del TIAA Bank Field de Jacksonville al final del partido de fútbol Florida-Georgia con entradas agotadas: “Kanye tenía razón sobre los judíos”, fue solo uno de varios mensajes similares que se vieron en la ciudad.

Otro se proyectó en un edificio del centro y se colocaron pancartas en un paso elevado de la Interestatal 10 y en la Autopista de Arlington el viernes 28 de octubre y el sábado 29 de octubre. Qué manera de enfriar una rivalidad institucional entre dos estados vecinos en lo que se supone que debe ser un día de fiesta en la ciudad, no un retroceso a una historia oscura.

Peor aún, estamos normalizando a quienes intentan apoyar la intolerancia.

No se puede hacer nada con respecto a los actos antisemitas, declararon las autoridades de Jacksonville, porque no importa cuán odioso sea, es un discurso protegido.

“En este momento, la Oficina del Sheriff no ha identificado ningún delito que se haya cometido; los comentarios desplegados no incluyen ningún tipo de amenaza y están protegidos por la Primera Enmienda”, escribió el oficial de información pública T.N. Dash en un correo electrónico. “Continuaremos monitoreando cualquier informe de este tipo para determinar si alcanzan el nivel de naturaleza criminal”.

¿En serio?

¿Pero el acto de protestar en las carreteras no fue declarado ilegal por la Legislatura Republicana, y su proyecto de ley promulgado por el gobernador DeSantis?

Nadie, ni siquiera los políticos cegatones que alimentan la división y el fanatismo con incendiarios anuncios de campaña, se beneficia de la atmósfera de odio que envuelve al Estado como una maldición inquebrantable.

¿Quién quiere vivir bajo una nebulosa diaria de negatividad y amenazas de violencia, ya sea verbal, implícita y física?

Sin embargo, los actos de antisemitismo aumentan. No es coincidencia.

Este verano se distribuyeron volantes de propaganda antisemita en el extremo norte de Coral Gables. En Tampa, un grupo de neonazis se manifestó y portaron carteles con esvásticas alrededor del Centro de Convenciones de Tampa. Dos veces en octubre, la comunidad de Hunters Pointe en Weston se despertó con mensajes antisemitas pintados con aerosol en su entrada.

Es vergonzoso que esto esté sucediendo en un estado que alberga comunidades importantes de sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes.

Pero aquellos que dirigen el estado actúan como si no les importara un bledo. Su silencio parece un intento macabro de adormecer nuestros sentidos ante el discurso de odio.

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Silencio de tres días de DeSantis

DeSantis, quien se hace llamar aliado de Israel y es en gran parte responsable del ambiente de ira del estado, estaba haciendo campaña en el estadio durante el partido entre los Florida Gators y los Georgia Bulldogs, quienes ganaron.

Pero el público tuvo que esperar tres días, hasta el lunes por la tarde, para escuchar una tibia condena al acto racista en apoyo al ataque de la celebridad Kanye West contra los judíos en las redes sociales a principios de la semana, un acto que se volvió viral.

“El gobernador DeSantis rechaza los intentos de convertir a la comunidad judía en un chivo expiatorio; ello no tiene cabida en la Florida”, dijo su subsecretario de prensa, Jeremy T. Redfern.

¿Qué significa la primera parte de esa declaración, “ser chivo expiatorio”? Una sospechosa elección de palabras.

El resto de la declaración es una propaganda para DeSantis, no una fuerte defensa de la comunidad judía o una condena del nazismo.

“Mediante propuestas legislativas, leyes y acciones ejecutivas decisivas, el gobernador DeSantis tiene un historial comprobado de apoyo a la comunidad judía y de lucha contra el antisemitismo y el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en la Florida”, dijo.

Varios panfletos antisemitas fueron encontrados en Coral Gables, incluyendo en Granada Boulevard, el pasado junio.
Varios panfletos antisemitas fueron encontrados en Coral Gables, incluyendo en Granada Boulevard, el pasado junio.

Ex Proud Boys como trabajadores electorales

Otro grupo de odio del cual el Partido Republicano tiene dificultades para desvincularse son los Proud Boys.

En Miami-Dade, los miembros son activos en el partido local. Y, escandalosamente en esta elección, tres ex Proud Boys fueron contratados para trabajar como trabajadores electorales; uno de ellos fue finalmente despedido. Llevaba un monitor de tobillo mientras esperaba el juicio por cargos federales por su papel en el ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio de la nación.

¿Qué podría dar más legitimidad que tener antiguos miembros de un grupo extremista nacionalista blanco de extrema derecha monitoreando nuestras cabinas de votación e interactuando con los votantes?

Es como si los peores males del pasado estuvieran regresando.

La generación de la Segunda Guerra Mundial, tan orgullosamente aclamada como “la más grande”, luchó contra el antisemitismo y el genocidio y casi 300,000 de ellos lo pagaron con sus vidas. No hace mucho tiempo, el Movimiento por los Derechos Civiles de las décadas de 1950 y 1960, que luchó fuertemente, logró que se les otorgara a los afroamericanos la igualdad de derechos bajo la ley estadounidense.

Pero en la Florida de hoy, somos tolerantes con los neonazis y privamos a los votantes negros de sus derechos mediante la manipulación de distritos para diluir su poder de voto.

Los que odian, los quebrantados, ignorantes y prejuiciosos, siempre han estado entre nosotros.

Pero antes de que Donald Trump y DeSantis llegaran a Florida, a menudo se quedaban atrás, marginados en su oscuridad. Ahora no es así. Son partícipes de la democracia que intentaron demoler.

Cada temporada electoral trae su propia marca de fuegos artificiales. Pero estas elecciones intermedias, cuando, según las encuestas, no hay márgenes muy estrechos en la campaña por la gobernación entre DeSantis y el demócrata Charlie Crist, parecen estar sacando lo peor de lo peor.

El radicalismo está de moda en Florida. Hay un esfuerzo concertado para normalizar la intolerancia como estrategia electoral para los políticos que encuentran útiles los comportamientos de gente despreciable.

Pero los floridanos no deben aceptarlo. El odio hacia un grupo eventualmente nos afecta a todos.